Honduras, cada vez más caliente: “Esto es me adapto o me muero”
Un análisis de EL HERALDO Plus, con datos del Banco Mundial, muestra que la temperatura en el país ha subido en promedio un grado Celsius desde 1901. Para el cierre de siglo se proyecta que aumente 1.69 grados
- 26 de mayo de 2023 a las 19:34
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cada vez que visita a su abuela en un alejado y desértico pueblo de Choluteca, los golpes de calor dejan en nocaut a Isabella.
Un asalto tras otro, queda confundida y agitada. La temperatura de su cuerpo se eleva, su piel blanca se enrojece. La fina piel de sus labios se agrieta como corteza vieja; tampoco se esfuerza en moverlos porque se quedó sin aliento para hablar. El ambiente aprieta, de cada extremo, su cabeza. El pulso es rápido pero débil.
Se da por derrotada. Así que se retira a descansar bajo la sombra de un frondoso árbol de mangos en el patio de su abuela. Desde hace varios años visita a su abuela, pero nunca ha logrado asimilar el clima.
Sin embargo, nada indica que este escenario vaya a cambiar para ella, en su lugar los próximos años le deparan un ambiente más caliente. Hay que prepararse. Ella y todos los hondureños.
Proyecciones del Banco Mundial (BM), analizadas por la Unidad de Datos de EL HERALDO Plus, muestran que la temperatura promedio en Honduras aumentará 1.69 grados Celsius para finales del presente siglo (de 2023 a 2100).
Antecede a este sombrío panorama que entre 1901 y 2021 el país ya experimentó una subida de temperatura promedio, 1.01 para ser exactos (de 24.04 a 25.05 grados), según el portal de datos sobre cambio climático del BM.
Explora los siguientes gráficos para ver cómo ha evolucionado por departamente el fenómeno.
Escenario a fin de siglo
La emisión de CO2 (dióxido de carbono) por actividades humanas, industriales y agrícolas provoca el calentamiento global, lo que representa un peligro y -lastimosamente- se refleja en el aumento de las temperaturas, advirtió Nabil Kawas, exdecano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Para establecer qué podría ocurrir en el futuro, los científicos han planteado cinco escenarios de acuerdo con las acciones que tomen los gobiernos.
EL HERALDO Plus utilizó cálculos del tercer mejor escenario para simular el aumento de temperatura media. A continuación aparecen los resultados en el gráfico, por departamento.
Así, Kawas explicó que la variación de las temperaturas depende de la zona, pues al ver los escenarios hay puntos geográficos que tendrán un impacto mayor.
Incluso, mostró preocupación porque hay departamentos que tendrán una variación de 1.75 grados entre 2023 y 2100, que es el caso de Gracias a Dios (con el cambio más abrupto), Olancho, El Paraíso, Colón y Comayagua.
Esta variación está por arriba de lo establecido en Convención del Cambio Climático en París de 2015, donde se aprobó que el aumento no debe ser mayor de 1.5 grados al año para que la adaptación sea mucho más fácil.
El docente universitario afirmó que en los casos en los que la variación supera la media (1.5 grados) la población tendrá que adaptarse o morir (“esos aumentos como que obligan a la población o me adapto o me muero”), porque las altas temperaturas ponen en peligro la vida humana, animal y la producción y seguridad alimentaria.
“En Gracias a Dios y Olancho lo que hay es una deforestación grandísima que va acelerada y esa deforestación está reduciendo la capacidad de las cuencas de absorber agua y tener agua subterránea y superficial en los ríos”, dijo.
Actualmente Gracias a Dios es uno de los departamentos más boscosos de Honduras, pero las proyecciones dicen que en los próximos 77 años el aumento en las temperaturas será de 1.78 grados, la variación más preocupante en comparación con los otros 17 departamentos del país.
“Es la zona donde más llueve al año, allí la media de precipitaciones es arriba de los tres mil milímetros al año, pero si seguimos deforestando esa media cada día va ir disminuyendo y el promedio de temperatura va a ir aumentando”, advirtió.
Mencionó que el aumento en las temperaturas en Tegucigalpa se debe a la quema de bosque, que a su vez, provoca intensas lluvias en cortos lapsos de tiempo. “Son aguaceros bruscos, grandes, fuertes e intensos y de muy corto tiempo, que no ayudan mucho a la temperatura”, dijo al ejemplicar sobre las escasas lluvias registradas a inicios de mayo.
Sobre las temperaturas en el sur de Honduras especificó que la producción agrícola ha provocado deforestación en los bosques.
Más calor, menos lluvias
El aumento de las temperaturas, los cambios en patrones de precipitaciones y la disminución en las lluvias son tres de los efectos del cambio climático, lamentó Luis Carlos Guardiola, especialista en gestión de riesgo y cambio climático.
En diálogo con EL HERALDO Plus, Guardiola mencionó que estos efectos se observan a nivel mundial y que, incluso, “es notorio en el aumento de la magnitud y frecuencia de los eventos extremos, como sequías, tormentas, huracanes y otros”.
“El cambio climático está provocando en Honduras que la temperatura media anual aumente; tiene algunos impactos localizados, como aumento de olas de calor (que se sienten más en zonas urbanas), la disminución por las noches y mañana frías, y la reducción de la humedad superficial, que afecta de forma especial a los cultivos y bosques”, explicó.
El experto señaló que investigaciones de Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) dicen que en los últimos 60 años se han observado cerca de 10 eventos de El Niño, con una duración que varía entre 12 a 36 meses, y aunque sus periodos de recurrencia son impredecibles, la evidencia parece demostrar que el cambio climático y la variabilidad climática han provocado el aumento en su frecuencia.
“En toda Centroamérica, se ha experimentado una extensión en la duración de la canícula. Su inicio ahora se experimenta en junio en vez de julio y finaliza en septiembre y no en agosto”, dijo.
Guardiola citó la investigación de la CCAD, que señala “entre 1961 hasta 2003 las temperaturas extremas en Honduras incrementaron en las tendencias compartidas para el número de días y noches calientes por año, la cual ha aumentado en un 2.5% y 1.7% decadal, respectivamente. El número de días y noches frías, por el contrario, ha disminuido un -2.2% y -2.4% decadal respectivamente”, puntualiza el documento.
La tendencia se muestra casi irreversible. No queda otro camino: adaptarse o morir.