“Casa segura”: ¿cómo es el régimen de excepción en El Salvador?
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se trasladó a El Salvador para acompañar a los uniformados de la Sección Táctica Operativa en saturaciones a las colonias más peligrosas
A mediados de marzo de este año comenzó el régimen de excepción en El Salvador, una medida cuestionada por entes de derechos humanos y que fue aprobada para retomar el control en los barrios y colonias.
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SOYAPANGO, EL SALVADOR.- ¡Toc, toc!, ¡Toc, toc!
-Buenas tardes.
-Sí, ¿quién es?
-Somos la policía, andamos con el procedimiento “Casa segura”, ¿podría abrir la puerta?
-Ahorita voy.
Un par de segundos después, una joven mujer abrió el portón. La bicha andaba en short y camiseta, descalza y algo desaliñada, aunque atenta a responder el llamado de la autoridad que llegó sin avisar a su casa.
Su propiedad está ubicada en la colonia Altavista, en Soyapango, en El Salvador.
-¿Cuántas personas hay en la casa en este momento?
-Solo estoy yo y el niño.
-Me permite su documento de identificación personal.
-Sí, ahorita mismo.
Con una sonrisa un tanto nerviosa, la mujer comenzó a buscar en una cartera café.
El niño, por su parte, permaneció sentado mirando con asombro al uniformado.
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-Aquí tiene, mire.
-¿Usted es la dueña de casa o alquila?
-Alquilo.-Me muestra el contrato y gastos públicos.
-Voy a buscarlos.
-¿No hay problema si realizamos una revisión en la casa?
-No, no, pasen, solo me disculpan por este desorden.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus acompañó a los uniformados salvadoreños de la Sección Táctica Operativa (STO) durante las saturaciones en el municipio de Soyapango. La ciudad industrial fue considerada durante muchos años la más peligrosa de El Salvador.
Actualmente esta comunidad está cercada por 8,500 soldados y 1,500 agentes. Los uniformados no permiten que nadie entre o salga sin ser revisados de pies a cabeza.
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El régimen de excepción está vigente desde marzo y ha sido ampliado ocho ocasiones. Las personas ya están familiarizadas con los procedimientos, no oponen resistencia.
No obstante, organismos de derechos humanos repudian la iniciativa del gobierno. Consideran que las acciones realizadas atentan contra la integridad de los salvadoreños.
El gobierno se respalda en la disminución de homicidios que han dejado los operativos, además del resultado de encuestas que muestran que las acciones en contra de las pandillas tienen el 95% de aprobación de los ciudadanos.
Honduras, por su parte, comenzó el pasado martes con un estado de excepción. Al comparar ambas iniciativas en el nombre parecen iguales, pero en la práctica no.
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Iniciativa y recorrido
Ya pasaron 260 días desde que la Asamblea Nacional de El Salvador aprobó la excepción. Se autorizó con el propósito de que las autoridades controlaran la ola de violencia.
En la iniciativa, la guerra contra las pandillas es frontal y no permite ninguna tregua. La medida comenzó por un lapso de 30 días y actualmente va por su octava prórroga.
Han sido 58,894 los pandilleros capturados, de los cuales 51,924 están en prisión preventiva. Resalta en los datos 845 cabecillas (645 son de la Mara Salvatrucha y 200 del Barrio 18, Máquina y Mao Mao).
Las cifras fueron brindadas a EL HERALDO Plus por el gobierno salvadoreño.
En términos de reducción, los homicidios bajaron en un 53.3%, las desapariciones de personas en 45.1% y los robos en el territorio en un 39.1%, indican las autoridades.
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Bajo el régimen, las autoridades tienen permitido requerir a las personas para revisiones. No importa el lugar, si van en vehículos o a pie, incluso adentro de sus viviendas.
Para los procedimientos no es necesario una orden judicial de allanamiento de morada.
Las garantías constitucionales de los ciudadanos como el libre movimiento o agrupación están bajo restricciones.
¿Pero, en la práctica, cómo se vive el régimen de excepción?
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus acompañó a los agentes a una saturación. En el procedimiento participaron diez uniformados en dos vehículos tipo pick-up.
Se determinó un recorrido por las colonias más peligrosas en la ciudad de Soyapango. Uno de los agentes de la misión confió que la zona no es tan conflictiva como era antes.
“Todavía hay pandilleros, pero creemos que son muy pocos y escondidos”, aseguró.
Relató que al comenzar la excepción eran grupos grandes y habían enfrentamientos. “Las personas no confiaban en denunciar y hasta por temor los protegían”.
En la actualidad, las cosas cambiaron: les gusta la paz y abren las puertas de las casas. Al menos en la versión de las autoridades.
La primera intervención se realizó en una empinada calle de la urbanización Altavista.
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Por el megáfono de la patrulla, se le ordenó al conductor de un carro que se detuviera. La persona a bordo del vehículo inmediatamente se orilló.
Le pidieron sus documentos, la bajaron del carro, la registraron e inspeccionaron todo. Posteriormente, al no existir ninguna novedad, se le pidió que continuara su recorrido.
Unos metros más adelante le tocó el turno a un muchacho que estaba en su motocicleta.“¿Nos permite un registro? Apague la moto, descienda y ponga las manos arriba”, dijo.
Al igual que a la persona anterior, le pidieron sus documentos para verificar en sistema. En ambos casos las personas no mostraron molestia por ser requeridos sin un motivo claro.
Tampoco alegaron con los policías porque los registraran a ellos y sus vehículos.
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Posteriormente, las dos patrullas se detuvieron para comenzar un recorrido a pie. Uno a uno, los uniformados comenzaron a caminar por los callejones de la urbanización.
En la caminata registraron y solicitaron documentos al que se les pasara por en frente. Luego realizaron el procedimiento “Casa segura” en viviendas escogidas al azar. En todas las casas, las personas atendieron el llamado y dejaron que revisaran todo. Hombres y mujeres por igual presentaron toda la documentación solicitada.
“Se les pide su cédula, contratos de alquiler y pagos de servicios públicos”, dijeron.
Al menos 10 viviendas fueron revisadas al azar sin mayores complicaciones.Se determinó que el recorrido iba a continuar en la colonia Cimas de San Bartolo. En el camino se ejecutaron revisiones a personas que caminaban a pie.
La búsqueda de tatuajes alusivos a pandillas es notorio, a todos les levantaban las camisas.
Una vez en Cimas de San Bartolo se volvió a escoger casas al azar. En todas las viviendas habían personas y todas colaboraron sin preguntarles nada a los policías.En el recorrido se logró observar que los jóvenes evitan estar en grupos grandes.“Las personas que no tienen problemas se alegran al ver a la autoridad”, comentó.
El recorrido terminó, no hubo capturas, la colonia no pareció ser peligrosa.
El control es evidente por parte de la autoridad y las personas están resignadas a ello.
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