Sequía impactaría en la producción de granos básicos en Honduras

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La semilla estaba lista desde abril, algunos productores se arriesgaron a sembrar en seco, pero los granos murieron de sed y se tostaron debajo de la tierra caliente, esperando que llegara el invierno.

“Estoy haciendo un resiembro porque ya había tirado la semilla, pero el invierno no ha sido favorable”, confesó al equipo de EL HERALDO Plus el agricultor, Heriberto Flores, en la comunidad de Monte Grande Arriba, Sabanagrande.

Casi un mes había pasado desde que el labriego comenzó con la faena, algunas matas de maíz apenas habían nacido, y otras murieron, porque la sequía no las ha dejado crecer, no ha habido agua suficiente.

“Aquí somos parte del corredor seco, y siempre comenzamos a sembrar a inicios de mayo, pero este año no ha llovido, hasta ayer (finales de mayo) cayó una tormenta y por eso muchos estamos volviendo a sembrar”, narró el campesino, mientras enterraba el chuzo en la tierra y al mismo tiempo lanzaba tres semilla de grano.

La siembra de primera debió comenzar en los primeros días de mayo, ya que tradicionalmente llueve desde inicio de este mes, pero este año se fue en seco, contaron -con la mirada perdida en el cielo- los hombres de sombrero y azadón, quienes le dan de comer a todo un pueblo.

De acuerdo a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), en los últimos años la producción de granos básicos ha sido suficiente para abastecer el mercado nacional, por lo que no se ha tenido que importar este tipo de productos.

En el caso del frijol, un grano básico en la dieta de los hondureños, la producción ha ido en aumento y para este año la meta es alcanzar al menos la misma cantidad del año anterior.

En 2020 y 2021 la producción de frijoles fue de 2.8 millones de quintales por año, mientras que para 2022 subió a 2.9 millones.

2023 dejó la mejor producción de los últimos años, con 3.4 millones de quintales, según cifras de la SAG.

En maíz la producción ha tenido un poco de mejoría, con 14.7 millones de quintales en 2020.

Para 2021 subió lentamente -14.8 millones-. El aumento siguió en 2022 con 15.1 millones.

2023 fue otro año récord también en producción de maíz: se cerró con 16 millones de quintales.

La producción de arroz sí presenta problemas, ya que cada vez es menor, según cifras de la SAG.

En 2020 se produjeron 1.4 millones de quintales, pero 2021 bajó a 1.2 millones.

2022 experimentó otra caída: 1.1 millones de quintales. En tanto, 2023 fue peor: apenas 750 mil quintales.

En sorgo la producción contabilizada en 2020 fue de 350 mil quintales. Para 2021 se mantuvo en la misma cantidad.

Para 2022 y 2023 experimentó significativos incrementos, 500 mil 700 mil quintales producidos, respectivamente.

Arturo Galo, director ejecutivo de la Dirección de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (Dicta) de la SAG, informó que muchos productores comenzaron a sembrar a finales de abril, ya que existe la costumbre de sembrar en seco, esperando las primeras lluvias de mayo, sobre todo en el sur del país.

Se espera que esa semilla no se pierda, porque fue en el sur de Honduras donde se comenzaron a registrar las primeras lluvias, así que es posible que las plántulas de granos ya estén germinando, estimó Galo.

El funcionario explicó que la siembra de primera generalmente comienza a finales de abril, se desarrolla en mayo y sigue hasta junio, proyectando la cosecha de julio en adelante, pero todo depende del tipo de cultivo.

La intención de Dicta es, al menos, mantener la misma producción de granos del año pasado, es decir, entre 3.4 y 3.5 millones de quintales de frijoles y unos 16 millones quintales de maíz, sin dejar de aspirar a superar esos indicadores.

Honduras en la siembra de primera, generalmente, le apuesta más al cultivo de maíz y aumentar la producción de frijoles en la postrera, manteniendo la reserva para evitar las especulaciones de granos.

Galo reseñó que el año pasado fue bueno para la agricultura, pero la sequía de 2024 sí ha tenido incidencia en las cosechas, en especial en las frutales, como el mango, sin tanto volumen como en otros años.

También se ha registrado escasez de cítricos, como el limón y las naranjas, que requieren de bastante agua para que puedan producir. A pesar que es normal que se escaseen, nunca ha llegado al nivel de este año.

De junio en adelante, según el Centro de Estudios Atmosféricos Oceanográficos y Sísmicos (Cenaos), se espera que el invierno sea fuerte en todo el país, por eso los productores deben saber qué tipo de cultivo sembrar y dónde.

Por ejemplo, no es recomendable sembrar frijoles en zonas bajas y poco drenadas, porque este tipo de grano no resiste el encharcamiento, mientras que el maíz es más resistente, explicó Galo.

Dulio Medina, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Granos (Prograno), es del criterio que los datos de la SAG no dicen la verdad sobre los volúmenes de la producción nacional.

Las instituciones del Estado hacen los cálculos de acuerdo a los bonos que entregan, más la cantidad de productores que siembran con esfuerzo propio y los que tienen crédito con el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola (Banadesa).

Consideró que del 100% que entrega la SAG en bono, solo se aprovecha el 30%, porque llega de forma política por medio de Dicta. Esta ayuda llega primero a los alcaldes y los diputados, así que estos la trasladan a los activistas y algunos hasta lo venden.

Consideró que si bien no hay escasez de grano, el precio del frijol ha ido en aumento desde 2018 en adelante por encima de lo normal, eso significa que hay menos oferta y más demanda, incluso, el frijol es reemplazado por otro alimento, porque cada vez es más caro.

Antes la libra se compraba a 18 lempiras, ahora cuesta entre 25 y 26 lempiras, entonces la gente compra un sustituto alimenticio para acompañar su plato. “(El frijol) no es accesible”, condenó Medina.

En tanto, la producción de maíz se sigue viendo afectada por el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estado Unidos, entonces la agroindustria y la industria de balanceado deja de comprar la producción nacional porque sale más cómodo importar.

El dirigente de los agricultores consideró que para la siembra de primera todavía se está a tiempo, porque para cosechar frijoles se requieren 85 días con lluvias y 120 días en maíz, por lo cual se pueden sembrar hasta los últimos días de junio.

Sobre los señalamientos, Galo admitió que Honduras no tiene sistemas de medición exactos de producción por áreas, pero la SAG cuenta con un contingente de técnicos en el campo, por medio de los cuales recolectan información por municipio.

En el caso de Prograno, obtiene la información de lógica comercial, es decir, que es una producción pequeña en comparación con la producción nacional, pero “no me atrevería a manifestarme en contra de lo que dice un dirigente de los productores, porque no sé qué metodología o qué fuentes de información tiene”, expresó Galo.

Aseguró que ellos obtienen información de 17 departamentos del país, monitoreando desde las siembras hasta las cosechas, de la cual se alimenta la base de datos, pero dentro de poco se implementará un sistema digital.

La evidencia de que hubo cosecha en el 2023 es que el mercado está abastecido y que la reserva estratégica del Instituto Hondureño de Mercadeo Agrícola (IHMA) es suficiente para atender la demanda de los consumidores nacionales, hasta que salga la cosecha de primera.

La entrega del Bono Tecnológico por parte de la SAG comenzó a inicios de mayo, es decir, en pleno periodo de siembra en la zona sur del país, es decir, en Choluteca y Valle.

La línea seguirá en Francisco Morazán, Olancho, La Paz, Intibucá y Comayagua.

Este mes continuarán en el occidente y en las zonas fronterizas con El Salvador. Por último, las precipitaciones llegarán a la costa norte y todo el Litoral Atlántico, donde suele aparecer tarde la temporada lluviosa.

Para este año se tiene preparada la distribución de 400 mil bonos tecnológicos, 200 mil en la siembra de primera e igual cantidad en postrera, con una inversión de 1,000 millones de lempiras durante todo el año, explicó el director de Dicta.

El objetivo del bono es apoyar a los pequeños productores y que las familias puedan producir para autoconsumo. Si tienen excedentes tienen la posibilidad de vender para generar más ingresos.

Los requisitos para obtener el bono es que los productores siembren en menos de cinco manzanas, que no tengan acceso al crédito ni a tecnología y que se comprometan con Dicta a seguir las direcciones de producción, comenzando con la no quema de sus parcelas.

Las entregas se realizan por medio de una aplicación, que permite auditar a los técnicos y verificar quiénes son las personas que reciben el beneficio, con el fin de evitar excesos y que la mayor parte de los productores puedan acceder.

Son diferentes tipos de bonos: maíz, frijol, arroz, sorgo y frutales, que llevan semilla mejorada, fertilizante y pesticidas para el control de enfermedades y plagas.