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Compendio de un delito literario, por Miguel Albero

El embajador de España en Honduras habló sobre esta bibliopatía en la Semana del Idioma que se realiza en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán

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20.04.2017

Tegucigalpa, Honduras
Miguel Albero ya tiene su “breviario personal de bibliopatías propias y ajenas”, recogido en su libro “Enfermos del libro”, y sobre un apartado de este tema disertó en la conferencia “Introducción a la bibliocleptomanía”.

La ponencia, que se realizó en el Salón Eliseo Pérez Cadalso, de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), generó interés en los asistentes, que, en algunos de los casos, se sintieron identificados con algunas de las situaciones expuestas por el embajador de España en Honduras.

Albero dijo al inicio de su disertación que no todos los ladrones de libros son bibliocleptómanos y que algunas de las patologías relacionadas con el libro se mezclan.

El expositor dejó claro un punto importante: robar libros es un delito, y en todos los casos es mucho mejor regalar uno. “Los libros se roban, y se roban mucho”, dijo Albero.

En su conferencia citó algunos ejemplos de casos insignes, incluso el de George Washington, que quedó como deudor de libros en una biblioteca.

Tipología de los ladrones de libros
Dentro de los bibliocleptómanos hay varios perfiles, están los que roban para leerlos, los que roban solo libros de literatura, los que roban mapas y finalmente los que roban libros antiguos.

“También está dónde roban, los que roban en las librerías, en las bibliotecas o instituciones que tienen libros”, señaló Albero.

En este delito también entran personas con otras patologías relacionadas con el libro, como los bibliófilos, que roban libros “por el continente, no por el contenido, roba porque lo que quiere es el libro, le da igual si lo puede leer”. Incluso algunos de ellos roban porque creen que ellos sí valoran ese libro más que su dueño, incluso utilizan esto como justificación.

También hay escritores que son bibliocleptómanos, hay casos en los que hasta se jactan de haber robado libros.

Albero incluyó a los bibliotecarios que roban libros, que aprovechan la facilidad que les da el hecho de trabajar en el lugar, y dijo que el 70% de robos en las bibliotecas es por alguien que está ahí adentro.
Finalmente está el bibliocleptómano “que realmente no puede dejar de robar”.

El tema de las bibliopatías el embajador español lo amplía con ejemplos, descripciones, tratamientos, personajes y casos diversos en su libro “Enfermos del libro”, donde se enfoca en cinco patologías: la bibliocleptomanía, la bibliofagia, la bibliofobia, la biblioclastia y la bibliofilia (que es la categoría en la que entra él, específicamente con la colección de primeras ediciones).