El nombre de Carlos Campos traspasó la frontera hondureña y hoy es conocido entre la élite de diseñadores que triunfan en Estados Unidos, pero en la búsqueda de su ansiado 'sueño americano' llevó consigo sacrificio, dolor y fe.
Recientemente Campos le contó en una entrevista exclusiva al famoso Raúl de Molina, del programa de Univisón 'El Gordo y La Flaca', cómo cruzó las fronteras de Guatemala, México y Estados Unidos durante su recorrido como migrante.
Campos, de 13 años, salió de Honduras en la década de los 80´s desde su natal ciudad El Progreso Yoro, litoral atlántico de Honduras, porque tenía la visión de explorar otros lugares.
Sin ayuda el joven decidió levantar el dedo pulgar para pedir jalón -como popularmente se hace en el territorio catracho- y de carro en carro logró llegar hasta México.
Al tocar territorio azteca, Campos estuvo preso casi tres meses. Desafortunadamente el hombre que lo trasladó hasta México era prófugo de la justicia por haber asesinado a su novia y cuñado.
Al cabo de tres meses, un hombre panameño habló con las autoridades para que lo sacaran de la cárcel por ser menor de edad. Fue así como decidieron deportarlo a Guatemala.
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Al llegar a la tierra de volcanes, Campos decidió estacionarse unos días en el territorio guatemalteco para planificar cómo retomaría su viaje a México. Al final decidió irse en el famoso tren 'La Bestia' con otros migrantes centroamericanos. Cómo era de esperarse las autoridades mexicanas volvieron a arrestarlo.
Era el año de 1985 y en México se produjo un terremoto que obligó a migración a dejarlos en libertad a él y los demás presos, por temor a réplicas. Una vez suelto siguió su camino y cruzó la frontera hasta Texas. De nuevo las autoridades lo detuvieron, pero un tío lo reclamó y lo llevó a Florida unos días.
En la entrevista Campos le relató a Raúl Molina que estando en Miami conoció a una persona que le dijo 'dreamer'. El no sabía nada de inglés, así que le preguntó qué era eso. La persona le repitió 'todos los dreamers -soñadores- están en Nueva York, te tienes que ir a Nueva York'.
Con la idea en su cabeza, Campos se escapó de la casa de su tío sólo con 67 dólares en el bolsillo. Después de un viaje de 28 horas llegó a la imponente y moderna Nueva York. Al estar en Queens confesó que empezó a llorar mientras se dijo a sí mismo 'algún día voy a vivir allí'.
En la Gran Manzana pidió trabajo como sastre, oficio al que se dedicaba junto a su familia. Al verlo tan pequeño se lo negaron.
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Carlos confesó que después de haber sufrido tanto él tenía que darle valor a su sufrimiento.
Con los años terminó su secundaria para iniciar clases en el Fashion Institute Technology con sus propios ahorros. Al estar en la universidad mucha gente de la moda lo observaba y se preguntaba qué está haciendo este hombre ahí.
Una de sus primeras decepciones en el mundo de la moda le ocurrió el 11 de septiembre de 2011. Ese día presentaría su primer show, pero se vio truncado por el ataque terrorista a las Torres Gemelas. 'No se pudo presentar la colección, allí se fueron todos mis ahorros', contó.
Con el ferviente deseo de triunfar, siguió luchando y armó otra colección. Esa perseverancia fue el despegue de su exitosa carrera como diseñador, con la que ha recibido diversos premios y el reconocimiento de personalidades de la industria de la moda.
Ahora, Carlos Campo piensa en crear la primera universidad de moda en Honduras, la cual llevará su nombre. 'Es algo que me llena de mucho orgullo y es una responsabilidad muy grande para mí'.
'En el futuro veo un Carlos Campos más humano y más humanitario, sin olvidar de dónde vengo', finalizó.
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