Según detallan los periodistas Omid Scobie y Carolyn Durand en su comentada biografía sobre los duques de Sussex, Finding Freedom, Harry se reunió el pasado 1 de marzo con su abuela en el castillo de Windsor y fue ahí cuando la monarca le dijo que si se arrepentía de mudarse a los Estados Unidos, podía regresar sin problemas.
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“Mientras disfrutaban de un asado, la reina le dejó claro a Harry que lo apoyaría en cualquier decisión que tomara. Aunque anteriormente a Harry ya se le había prometido un periodo de prueba de 12 meses, su conversación fue un recordatorio de que si alguna vez Meghan y él quisieran retomar sus roles oficiales, siempre serían bienvenidos”, se lee en el libro Finding Freedom.
Los escritores del polémico libro citan a una fuente involucrada en las negociaciones que tuvieron lugar entre el príncipe Harry, Isabel II, el príncipe Carlos y el príncipe Guillermo: 'se les ha dejado muy claro que podrán regresar si quieren, cuando estén listos”.
Pero no todo fue color de rosa, pues el gesto de la reina se vio empañado solo un par de semanas después, cuando Harry y Meghan asistieron a la celebración en la abadía de Westminster con motivo del día de la Commonwealth.
Resulta ser que la pareja, que estaba a días de su salida difinitiva de la corona inglesa, fue excluida de la procesión que escoltaba a la reina y relegados a un segundo plano junto a los condes de Wessex. Algo que sin duda alguna denotaba un trato inferior a la que recibiría un príncipe.
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Dicha acción se habría tomado sin consultar a Harry, algo que lo habría hecho enfadar mucho y por ende descartar un posible regreso.
Para suavizar las discrepacias entre hermanos, la casa real británica también eliminó de la lista de procesión a los duques de Cambridge, sin embargo, el daño ya estaba hecho.
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