El historiador hondureño Mario Argueta presenta la segunda edición de su libro “Tres caudillos, tres destinos”.
En esta ocasión el libro viene ampliado e incluye una cronología y un apéndice de más de 50 documentos originales, además de algunos capítulos que estuvieron ausentes en la primera edición, por ejemplo “La batalla de Ajuterique”, “La masacre de indígenas lencas” y “La derrota y la muerte de Gregorio Ferrera”.
¿De qué trata su libro “Tres caudillos, tres destinos”? Trata del que probablemente ha sido el período más sangriento, más trágico y más dramático en la historia independiente de Honduras, y comprende los años de 1919 a 1932.
¿Por qué 1919?, porque hay un alzamiento, una coalición armada de los partidos nacional y liberal para impedir que el presidente Francisco Bertrand impusiera como su sucesor en la presidencia a su pariente Nazario Soriano, y termina con otra guerra, cuando algunos comandantes de armas liberales se alzaron para impedir el triunfo electoral del general Tiburcio Carías en las elecciones de 1932. El libro concluye cuando se ha derrotado a estos comandantes de armas y el general Carías está tomando posesión de su período constitucional de cuatro años, de 1933 a 1936.
¿Qué fuentes consultó para su libro? Utilicé tanto fuentes primarias como secundarias. Las fuentes primarias son documentación producida en la época de la que trata el libro, estas fuentes están ubicadas en los archivos del gobierno de Estados Unidos y en nuestro Archivo Nacional. Utilicé correspondencia intercambiada entre los funcionarios o representantes diplomáticos de Estados Unidos en Honduras, que están reportando al departamento de Estado los acontecimientos que están sucediendo en este periodo, y también la correspondencia diplomática en Washington entre funcionarios del departamento de Estado.
Y la otra fuente abundante que consulté es la de nuestro Archivo Nacional, particularmente el fondo Policarpo Bonilla. Luego utilizo fuentes secundarias que son libros, periódicos, publicaciones oficiales, memorias, informes, producidos durante y después de estos acontecimientos.
¿Cuál es su propósito al publicar esta segunda edición? Varios son los propósitos, uno de ellos que se conozca este período tan trágico, sangriento, brutal y dramático, porque prácticamente en cada página de este libro usted va a encontrar enfrentamientos armados, muerte de hondureños matando a otros hondureños, en otras palabras, la guerra civil; el dramático sitio de Tegucigalpa en 1924, la lucha entre los caudillos victoriosos. Y además de que se conozca este período tan sangriento y tan poco conocido, espero que la lectura de este libro nos deje una lección, y cuál espero yo que sea esa lección, que la fuerza de las armas no va a solucionar los problemas políticos de Honduras, que únicamente el diálogo, el deponer las ambiciones y los egoísmos es lo que permitirá a Honduras vivir en convivencia, armonía y hermandad.
¿Quiénes son los tres caudillos de su libro? Fueron tres personajes militares: Tiburcio Carías, que posteriormente fue presidente de Honduras, Vicente Tosta, que fue presidente provisional, y el guerrillero llamado “el indio Ferrera”, Gregorio Ferrera.
Sus vidas están entrelazadas, por lo que es prácticamente imposible hablar de uno sin hacer referencia a los otros dos, como digo en la obra, únicamente la muerte los separó porque sus vidas no fueron paralelas, se entrecruzaron con mucha frecuencia.
¿Eran necesarios todos esos enfrentamientos? Lo que uno concluye al leer este libro es que la ambición de poder cegó a estos personajes, y yo me pregunto: ¿los soldados de a pie, los campesinos y los artesanos, en otras palabras, la carne de cañón de estas batallas, sabía por qué luchaba, sabía por qué moría?, y creo que realmente no sabían; entonces lo que uno ve en estas páginas es que la ambición primó más que el bienestar del país, esa ambición fue la que hizo posible otorgar concesiones leoninas a las empresas bananeras para que estas proporcionaran tanto dinero como armamento y munición a los distintos caudillos, entregando a cambio las mejores tierras de la costa norte, las aguas, los bosques y la dispensa en el pago de impuestos. en otras palabras, entregando en bandeja de oro la soberanía nacional a cambio de un poder efímero.
También en este libro puede leer la intervención abierta o disimulada no solo de las empresas bananeras y la diplomacia de Estados Unidos, también la intervención de los países vecinos, particularmente Guatemala, en los asuntos internos de Honduras.
¿De qué manera ha afectado ese período de la historia a nuestro presente? De varias maneras, por ejemplo, todavía tenemos esa actitud de creer en caudillos ambiciosos, en ocasiones inescrupulosos. También puedo decir que la lectura de este libro nos proyecta al presente, cuando aún pensamos que son los extranjeros los que van a impulsar el progreso de Honduras; pareciera que no confiamos en nosotros mismos, en nuestras potencialidades y en nuestro poder creativo, así que dejamos el futuro de Honduras en manos de extranjeros, dando mucho y a veces dando demasiado a cambio de un ilusorio progreso que beneficia a algunos pocos, sobre todo extranjeros, en demérito de los intereses nacionales.
¿Cuánto tiempo le llevó recopilar toda esa información? He podido investigar en los archivos de Estados Unidos en dos ocasiones, la primera de 1986 a 1987 y la segunda en 2004. De modo que en cada una de mis visitas a los archivos nacionales de Estados Unidos encontré cada vez más información complementada con la que localicé en nuestro archivo nacional de Honduras, de modo pues que la escritura de este libro, o por lo menos la recopilación de información, empieza en 1986 y termina en 2004.
A partir de 2004, una vez reunida la información, inicié la redacción preliminar de esta obra que hoy ve la segunda edición, la cual fue posible gracias al apoyo de Monseñor Raúl Corriveau, ya que desde la editorial Subirana se ha identificado con los escritores hondureños y ha publicado más de 30 libros de distintos temas. A él le extiendo mi gratitud y reconocimiento.