PARÍS, FRANCIA.- Una estación del metro de París fue renombrada Isabel II por un día como homenaje a la reina británica durante su funeral.
Situada en los Campos Elíseos, la estación de George V -que lleva el nombre del abuelo de la difunta soberana-fue sustituido el lunes por una placa que recuerda a la monarca más longeva del Reino Unido.
“Queríamos sumarnos al día de duelo poniendo la placa ‘Elizabeth II 1926-2022’ en la estación George V de la línea 1”, dijo a la AFP una portavoz del operador RATP. La estación recuperará su nombre oficial el martes.
La parada de metro lleva el nombre del Jorge V, que reinó de 1910 a 1936. Sus hijos le sucedieron bajo los nombres de Eduardo VIII y Jorge VI (el padre de la futura Isabel II).
En Francia, las autoridades ordenaron que las banderas ondearan a media asta en los edificios públicos este lunes con motivo del funeral de Estado de la reina.
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FUNERAL DE ESTADO
Icono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de histórico reinado, recibió este lunes el último adiós en un imponente funeral de Estado en la Abadía de Westminster en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes de ser enterrada en privado en Windsor.
En su sermón, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, alabó la vida de la reina, dedicada durante siete décadas a su pueblo.
“Las personas que aman servir son infrecuentes en cualquier ámbito de la vida. Los líderes que aman servir son aún más infrecuentes. Pero en todos los casos, aquellos que sirven serán amados y recordados, mientras que quienes se aferran al poder y los privilegios son olvidados”, afirmó Welby.
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real hicieron vibrar con sus cánticos a los cerca de 2.000 asistentes, incluidos unos 500 mandatarios y monarcas del mundo, del presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, y de los reyes de España -Felipe y Letizia y los eméritos Juan Carlos y Sofía- hasta el emperador Naruhito de Japón.
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Una estremecedora fanfarria de los trompeteros de la caballería de la casa real dio paso a dos minutos de silencio, observados en todos los rincones del país, desde las calles a los parques o los bares donde muchos seguían la ceremonia por televisión.
El oficio terminó con el himno nacional, “Dios salve al Rey”, cantado en honor del nuevo monarca Carlos III.
Este siguió después, acompañado por sus hermanos e hijos, la salida del féretro de la Abadía, llevado por ocho portadores y cubierto con el estandarte real, la corona imperial, el cetro y el orbe, símbolos de la reina.
El ataúd fue cargado sobre un carro de la Royal Navy que, tirado por decenas de marinos y acompañado por militares de tres regimientos cercanos a la monarca, emprendió una larga procesión por el centro de Londres hasta al Arco de Wellington, en Hyde Park Corner.
Bisnietos de la monarca, el príncipe Jorge, de 9 años, segundo en la línea sucesoria, y su hermana Carlota, de 7 años, siguieron al cortejo en un automóvil oficial junto a su madre Catalina, princesa de Gales, y Camila, la nueva reina consorte.
Después, los restos de Isabel II debían ser trasladados en coche fúnebre hasta Windsor, localidad unos 40 km al oeste de la capital donde se encuentra el célebre castillo que se convertirá en la última morada de la reina.
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