¿Usted va al teatro?, ¿sabe que los proyectos artísticos se sostienen por el público que consume cultura?
Los artistas hondureños hace mucho dejaron de esperar apoyos estatales para la creación de espacios, hace tiempo impulsan sus proyectos confiando en que el público se formará y decidirá pagar una entrada a una obra de teatro, concierto o cualquier otra presentación artística... Pero ¿responde usted a esa invitación?
Actualmente en Tegucigalpa solo hay dos salas independientes de teatro: la Casa del Teatro Memorias y Bambú Centro Cultural, que se sostienen, por ahora, gracias al apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), que en 2014 propició la apertura de la Casa del Teatro Memorias y en 2016 Bambú Centro Cultural.
La visión de quienes dirigen ambos proyectos es que en un futuro sean autosostenibles, en este momento no podrían funcionar sin los fondos suizos.
125presentaciones, divididas entre 27 obras de teatro y otros espectáculos, hicieron que Memorias tuviera una asistencia promedio de 11,250 espectadores. |
Fue difícil estrenar obras en 2017. Memorias solo realizó dos estrenos, Bambú hizo uno.
Este año, a diferencia de 2016, Memorias no tuvo un programa financiado como en los años anteriores, por lo que tuvo que implementar una temporada intensa de obras teatrales para poder sostener el espacio, y lo que hizo fue realizar tres llamados (como el llamado previo a una puesta en escena) para convocar al público en tres períodos diferentes que les permitió presentar 27 espectáculos en 2017, entre teatro, danza y música, al igual que Bambú, que realizó 21.
Hablar de números no es fácil cuando se tiene que pagar un local, servicios públicos y a los actores, sin olvidar los impuestos por presentaciones artísticas y lo que cuesta un montaje.
Tito Ochoa, director de Teatro Memorias, valora que para ser autosostenibles (sin el apoyo de la Cosude) se necesita tener una asistencia de 150 a 170 personas por presentación, y actualmente tienen un promedio de 70 a 80 asistentes por función. “No somos autosostenibles, por eso apostamos a la formación de públicos”, dice.
Para Edgar Valeriano, director del Grupo Teatral Bambú, este primer año de programación continua de Bambú Centro Cultural ha sido una experiencia maravillosa y retadora, a veces tensa.
“Nunca habíamos tenido esa oportunidad de tener que estar actuando todas las semanas, estar pendientes de un público que nos quiera ver, porque es el trabajo y el público quien sostiene nuestra actividad, sin público difícilmente podría haber teatro y nos sentimos satisfechos, aunque la tarea todavía no está completa, porque estamos formando un nuevo público”, señala.
Para Danilo Lagos, actor de Bambú, falta que la gente se dé cuenta de que las personas que hacen arte tienen necesidades, que también hacen un trabajo como cualquier otro, “vamos avanzando en eso, pero muy lento”.
Es injusto pintar un panorama desalentador ante la falta de espacios y dinero, y dejar de lado lo que se ha logrado en estos dos espacios.
En los últimos siete años, Memorias, por ejemplo, pasó de hacer un estreno al año en el Teatro Nacional Manuel Bonilla, ha realizar temporadas teatrales durante todo el año. Bambú, tenía un temporada intensa de una semana con el Festival Internacional de las Artes Escénicas Bambú, y ahora también tiene su temporada teatral anual.
21presentaciones de teatro y otras disciplinas realizó Bambú, a las que asistieron más de 2,000 personas en 2017. |
Y es en este sentido de la formación, que Ochoa es contundente con su apreciación: cuando los eventos están por encima del fomento, lo que se está haciendo es gastar dinero sin pensar en un alcance a largo plazo, “usted puede pensar en un evento cuando tiene resuelta la parte del fomento”.
Y es precisamente el fomento el que favorece que la gente consuma la oferta artística, y que sea un consumo sistemático, no esporádico... ¿Está dispuesto a apoyarlos?
La Escuela Nacional de Arte Dramático sigue a la espera de una respuesta
Los artistas han sobrepasado a la institucionalidad. Si no hay respuestas en la generación de espacios, ellos los crean; si no hay presupuesto gubernamental, ellos buscan fondos internacionales; si no hay formación académica, ellos se forman sobre las tablas... y así, la lista de espera es larga y en ella aparece la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD).
Bambú y Memorias son semilleros de actores y directores, y la ENAD, desde su escaso presupuesto también hace la lucha.
José Luis Recinos, su director, señaló que aún siguen esperando la validación de los títulos que emite la escuela, “está en proceso, esperamos que a partir de 2019 se inicie un programa oficial a partir del tercer ciclo de educación básica, es decir, de séptimo a noveno grado”.
Este título le permitirá a los estudiantes ingresar a una carrera de arte en la universidad.
Pero las respuestas por años han sido ineficientes para la ENAD, que tiene una plantilla de siete docentes (incluido el director), más un profesor ad honórem, una asistente y una aseadora.
Con salarios de 3,000 y 5,000 lempiras, la escuela a rastras responde a la demanda de alumnos, que asciende a 125, distribuidos en los diversos cursos y diplomados.
Si la Secretaría de Educación no les ha dado respuesta (quizá en 2019), la Dirección Ejecutiva de Cultura y Artes a veces cubre los gastos de papelería y material de limpieza. Aun así, este año egresaron de la ENAD 19 estudiantes.
La agenda de Bambú y Memorias para 2018
El Grupo Teatral Bambú le ha apostado a obras de creación propia.
La dramaturgia nacional fue su apuesta con obras como “Sepa Dios”, “Madre Tierra”, “Temblad gigantes del mundo” y “Vístete con mi piel”.
En 2018 la apuesta será igual, pero fortalecida. También quieren implementar la realización de talleres de teatro, música y artes plásticas.
Este año que está por iniciar realizarán la 28 edición del Festival Internacional de las Artes Escénicas Bambú, que será del 13 al 17 de marzo.
También se presentarán en la tercera edición de Alajuela Ciudad Palabra, un festival internacional de cuentos que se realizará en enero en Costa Rica. En marzo se presentarán en un festival de teatro en España.
En 2018 tienen proyectado estrenar dos obras teatrales.
La actual situación de Honduras impidió que Teatro Memorias estrenara la obra “Rosa de dos aromas”, ahora este será uno de sus estrenos de 2018.
Si 2017 fue intenso para la Casa del Teatro Memorias, 2018 lo será aún más. Habrá temporadas de teatro, talleres y dos muestras centroamericanas: la cuarta edición de “Memorias de Centroamérica” y la primera de “Memorias del tejón” (teatro para los jóvenes y niños), con las que tienen planificado realizar funciones dentro y fuera de la sala.
Además, realizarán tres estrenos y adelantaron que preparan una sorpresa para el nuevo año, pero no quisieron adelantar más.