Y es que según su padre del mismo nombre Edwin Pavón, este trastorno le estaba robando su potencial educativo, lo que le dificultaba en camino para lograr sus metas académicas. No obstante la luz a final del túnel se encedió cuando llegaron a Funjavi.
“No reconocía algunas palabras y por medio de otros compañeros de la escuela nos indicaron a que viniéramos aquí. Fuimos a muchos lugares, pero Dios abrió la puerta de bendición en este lugar y por eso hemos estado viniendo a la Fundación Javier”, relató el procreador.
Edwin es un niño hiperactivo e inquieto, amante de las aplicaciones de celular, videojuegos, viedos en You tube y los dibujos animados; además es integrante de la academia de bomberos infantiles, donde su deseo es ser un agente de Policía por la disciplina que brinda la institución.
Funjavi una ayuda al necesitado
“El tiempo que ha estado aquí ha hecho que pequeño Edwin haya mejorado bastante, pues ya lee tranquilamente sin necesidad de tartamudear, que en caso anteriores si lo hacía”, detalló el padre con una sonrisa de alegría mientras sostenía en sus piernas a su retoño.El brazo solidario de la Fundación Javier se extiende a 100 niños, los cuales sufren de problemas de aprendizaje, conducta y psicológicos. Los servicios de esta casa benéfica son gratuitos por lo que el agradeciento de los pacientes y familiares son incontables.
“Lo que he visto es que aquí es una gran bendición para muchas personas y más que todo niños, donde personas como nosotros en otros lados no tenemos facilidad de poder ayudarle con psicólogos como lo hacen aquí’, exteriorizó don Edwin Pavón.
Este 10 de noviembre, más de 1,200 ciclistas pedalearán 42 kilómetros en el circuito del anillo periférico con el fin de recuadar fondos para apoyar a Funjavi y estos infantes que necesitan ayuda del prójimo.