TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Honduras habilitó
14 hospitales y cuatro unidades móviles para atender los casos positivos de Covid-19, pero por las cifras de contagiados y la gravedad de los síntomas no todos los pacientes reciben atención en un
centro asistencial.
Desde el pasado el 27 de marzo, cuando el país alcanzó los 95 diagnosticados, se mantiene una tendencia de mantener hospitalizados el 35% de los casos; el resto lleva tratamiento ambulatorio, es decir, permanece en casa.
En otras palabras, esto significa que solo uno de cada tres positivos de Covid-19 están bajo vigilancia médica en una institución de salud del Estado.
Carlos Umaña, presidente de la Asociación de Médicos del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), explicó a EL HERALDO que los pacientes con coronavirus están tres o cuatro días en el hospital y si su condición de salud no empeora es enviado a su vivienda.
Sin embargo, la precariedad de la vida de los ciudadanos se estrella con la estrategia de mantener a los pacientes con síntomas leves en casa para evitar la saturación de los hospitales.
“Hay casas que no cumplen las condiciones para que la persona este en autoaislamiento, pero no tenemos la capacidad para dejar a los pacientes en los hospitales y tampoco la Secretaría (de Salud)”, argumentó el experto.
Y esa precisamente es la pregunta: ¿cuántos hogares hondureños tienen las condiciones para atender a un infectado por Covid-19?
EL HERALDO analizó los datos de la Encuesta de Hogares de 2017 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y encontró que existen hogares con solo un dormitorio donde viven dos o más personas (hasta 11 miembros).
Es decir, sus moradas no son aptas para aislar a un infectado por Covid-19 con síntomas leves, porque estas personas necesitan una habitación particular. Se requiere así para que nadie más contraiga el virus.
Para ser precisos, no sería posible el tratamiento ambulatorio en uno de cada tres hogares de Honduras (el 36%), ya que no disponen de al menos un cuarto exclusivo para el enfermo, según un análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO.
La capacidad de los hogares
La realidad es muy compleja debido a la composición de las familias y el tamaño de sus viviendas. Hay familias numerosas cuyos miembros se pueden distribuir en varios dormitorios debido a la amplitud de la morada y reservar una habitación para el enfermo, pero hay otras que no pueden.EL HERALDO estableció seis categorías para determinar si un hogar tenía la capacidad de tener aislado un paciente, según la cantidad de dormitorios y el número de residentes. También se utilizaron indicadores de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre hacionamiento.
La primera categoría se refiere a los hogares espaciosos, donde hay más habitaciones que moradores, entonces no hay problema para aislar al contagiado. Lo anterior ocurre en menos del 1% de los casos.
La otra categoría trata sobre las unidades donde se haría una distribución pareja, porque el número de cuartos es igual a la cantidad de personas. En teoría, nadie se desacomodaría al asistir a un enfermo. Hablamos del 12% de las familias del país.
En el 21% de los hogares de Honduras ocurriría lo siguiente: no hay una pieza por miembro, pero el contagiado tendría su habitación exclusiva y los demás podrían repartirse en el resto de cuartos sin estar en hacinamiento. Sería un reparto ajustado.
La otra categoría empieza a ilustrar el problema de Honduras cuando no hay muchas habitaciones. ¿Qué pasaría? El paciente podría estar en un dormitorio, pero cuando el resto de la familia se distribuya en al menos un cuarto habría hacinamiento moderado (entre tres a cuatro personas). El análisis de EL HERALDO indica que esto sucedería en el 21.6% de los hogares.
Si en una de las habitaciones quedan cinco o más personas, la familia ya estaría en hacinamiento severo. Uno de cada diez (9.6%) hogares se enfrentarían a este dilema al tener un diagnosticado con Covid-19 en autoaislamiento.
El problema más alarmante es cuando no es posible, porque el enfermo no puede tener un cuarto propio. Y como anteriormente se expuso, pasaría en uno de cada tres hogares (36%, para ser precisos).
El siguiente gráfico ilustra la situación de los hogares anteriormente detallada:
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La necesidad de una habitación exclusiva
Según los lineamientos de la misma Secretaría de Salud, la casa donde vive un paciente debe tener una habitación aislada con un baño propio para evitar contagiar a familiares.“Debe tener para disponer la ropa del paciente convenientemente, es decir que la ropa de él tiene que ser lavada en la casa. La familia debe tener disponibilidad para darle alimentación, separar los utensilios del paciente y hacer que se encuentre en aislamiento”, mencionó Umaña.
De acuerdo con el epidemiólogo, una sola persona podría contagiar entre tres a cinco personas, pero si en un solo cuarto viven hasta 11 las probabilidades de contagio aumentan para esa familia.
Opinión que comparte la especialista en infectología, Elsa Palau, ya que bajo esas condiciones difícilmente podrán respetar la distancia (un metro y medio) establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar el contagio.
Pero si por alguna circunstancia debe hacerlo, lo recomendable es que duerma solo, que mantenga aparte los utensilios en los que come, que mantenga más de un metro de distancia, que lave sus manos constantemente y que su ropa también sea lavada con cloro.
Asimismo, deberá usar mascarilla, al igual que el resto de la familia, lo que la Secretaría de Salud no garantiza porque no tiene las condiciones, según reveló a EL HERALDO el presidente de la Asociación de Médicos del IHSS.
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“Sería mejor llevar a ese paciente positivo a un área designada para pacientes positivos con síntomas leves”, opinó la experta.
En Tegucigalpa las autoridades habilitaron la Villa Olímpica como sala de autoaislamiento temporal, sin embargo, muchas de las personas que esperaban su diagnóstico denunciaron que estaban en pésimas condiciones.
En El Paraíso y Choluteca también ubicaron espacios alternos para los pacientes que presentan síntomas de la mortal enfermedad.
Entre menos piezas más personas
En Italia, China, España e incluso Estados Unidos, la mayoría de personas con síntomas leves de Covid-19 son enviados a sus viviendas, ya que se trata de una pandemia que en muchos casos ha logrado medir los sistemas de salud.Honduras, un país del tercer mundo que ya suma más de 200 casos, no es la excepción, pues las cifras y los pronósticos indican que la situación podría salirse de control y muchos más compatriotas con coronavirus serán enviados a sus casa bajo vigilancia.
La OMS publicó en su portal digital los cuidados que deben tener los pacientes en autoaislamiento y, aunque suene solitario, se trata de una medida para frenar el virus.
Aunque se intuye, los datos indican que la preocupación se concentra en aquellas moradas con uno o dos dormitorios. Los que superan este número tendrán problemas mínimos para reservar un espacio para el enfermo con Covid-19. El problema: hay más de las primeras que de las últimas.
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“En los países pobres o del tercer mundo donde además de hacinamiento hay desnutrición uno espera tener más casos, más complicaciones y más muertes”, lamentó Palau.
Hasta las 8:00 de la noche del jueves 2 de abril, en Honduras habían 222 casos positivos del mortal virus, la mayoría en los departamentos de Cortés y Francisco Morazán.
El Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) indicó que del total de casos solo 50 permanecen hospitalizados, de los cuales 19 permanecen en estado de gravedad y uno en cuidados intensivos.
Tampoco se conoce las condiciones de los infectados en autoaislamiento, quienes según las mismas autoridades presentaban síntomas leves del mortal virus que ya deja 15 muertos en el país.
Lo aterrador de estos escenarios es que el análisis demuestra que un tan solo contagiado ya representa un problema de hacinamiento en la mayoría de familias.
¿Y si fueran dos?
Metodología
EL HERALDO extrajo de la Encuesta de Hogares del 2017 del INE el número de hogares según la cifra de dormitorios y los cruzó con los datos de la cantidad de integrantes de los hogares (¿cuántas personas en total comieron y durmieron en los últimos seis meses en el hogar?). Se decidió utilizar el indicador de hogar frente al de vivienda porque es más próximo a la composición de una familia. Con esos datos, planteó escenarios donde se reserva una habitación exclusiva para el enfermo y determinó el grado de hacinamiento para el resto de la familia.