Mauricio Oliva Herrera es el más longevo de los nueve precandidatos presidenciales de la próxima contienda electoral. El titular del Poder Legislativo afirma que será el candidato oficial de su partido y próximo presidente de Honduras.
Teníamos la cita confirmada un viernes de enero, no obstante, debido a la agenda apretada porque en ese momento se discutía la aprobación del aborto en la Cámara Lagislativa y a visitas inesperadas de periodistas conocidos, el titular del Poder Legislativo no pudo atender a EL HERALDO, lo que provocó una invitación más personal a unos 185 kilómetros de distancia de la capital de Honduras.
Nació en Tegucigalpa, pero la mayor parte de gente cree que es de Choluteca; es un médico normal con especialidad en cirugía, con tres hijos que le han dado cinco nietos.
Después del recorrido de un poco más de dos horas, llegamos a su casa, que por fuera y a la primera vista se observa modesta, pero con cada paso nos damos cuenta que abundan los detalles y la pomposidad.
Un terreno baldío que usa como helipuerto, una cancha, una piscina, varios vehículos de lujo, seguridad privada, oficiales de la policía, elementos del ejército y varios motoristas, más los trabajadores que se encargan del mantenimiento del inmueble, son los elementos que le quitan lo modesto a la propiedad, que por fuera pasa resguardada por integrantes de la fuerza especial Tigres.
Ubicados en un salón que aparentaba ser un bar, esperamos al médico quizá por 20 minutos. Transcurrido ese lapso, empezamos a escuchar un helicóptero y un miembro de la seguridad privada se acercó para anunciarnos que Oliva estaba apunto de llegar.
Pasados cinco minutos salió de la casa vistiendo una camisa manga larga azul con circunferencias blancas, jeans azul y zapatos negros, en alusión que el azul es su color favorito: 'Es el color del Partido Nacional', remarcó.
Con entereza caminó por el jardín de su espaciosa morada en Choluteca, conversando con su hijo Mauricio Oliva, quien coordinó nuestra llegada al aposento. Sabía que era justamente la hora de la entrevista porque luego, en hora y media, debía abordar un helicóptero que lo transportaría a otro municipio sureño a una concentración política.
Extrema amabilidad, ofreció mucha cortesía y hasta acompañarlo en el helicóptero a su gira para luego continuar la charla en un almuerzo, pero no es necesario porque hora y media eran suficientes para conocer sus aspiraciones.
Así que mientras una empleada servía limonada granizada para regular la temperatura corporal, pese a que había un viento no tan cálido como el acostumbrado en el sur, empezó a relatarnos sus orígenes, su actividad política y familiar, hasta su plan en lo personal después del 25 de enero de 2022.
Los Oliva
'Soy hijo de Roberto Oliva Barralaga y de Ercilia Herrera, ellos eran de Amapala, Valle. Mi padre era hijo de Ismael Oliva, un capitán del Ejército cuando Honduras combatió con Nicaragua en 1907 en Choluteca'.En otra refriega política interna, su abuelo quedó del lado de los perdedores y tuvo que ir a trabajar de vigilante a la Casa Huler en Amapala, sur de Honduras.
De su abuelo nacieron seis hijos. Roberto Oliva, padre de Mauricio, era el cuarto y luego se fue a Tegucigalpa a estudiar magisterio, pero regresó a Amapala a ejercer la docencia durante cinco años.
Ese tiempo fue suficiente para que Roberto se enamorara de Ercilia, madre de Mauricio, se casara y se trasladara a Tegucigalpa, en donde procrearon siete hijos. Mauricio fue el quinto.
Mientras se pausaba por un momento para coordinar sus ideas, pasaba la mano por su frente, intentando revivir ya no lo contado por sus padres y abuelos, sino sus primeros recuerdos de infancia en la capital hondureña.
Con siete hijos y como docente del Instituto San Miguel, su padre decidió estudiar medicina cuando tenía 28 años. 'El viejo Roberto' le decían sus compañeros de facultad porque eran hasta 10 años menor que él.
Su padre se graduó de médico y en 1954 regresó a Choluteca, donde ejerció la medicina. Oliva apenas tenía tres años, pero se acomodó en la nueva ciudad, que antes no era tan caliente.
Estudió en una escuela pública y en el instituto católico La Salle, donde se graduó de bachiller en Ciencias y Letras. En la década de los setentas se trasladó nuevamente a Tegucigalpa a estudiar Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Su esposa, a la que nunca le ha sido infiel, es odontóloga. La conoció en Tegucigalpa. Se casó el 23 de febrero de 1980.
Para 1983 empezó a ejercer su profesión en Choluteca, primero por contratos que renovaba, pero más tarde obtuvo la plaza por concurso.
Se distrae un poco para poder ver los gestos de su hijo que le decía que se apresurara porque casi no había tiempo y, luego, prosigue para responder cómo se insertó en la política y por qué cree que no tendrá el voto de Juan Orlando Hernández en las primarias del Partido Nacional, a celebrarse el 14 de marzo.
Una vida en la burocracia
Su andadura en la política fue impulsada por su amigo César Castellaños, también médico y quien murió en un accidente aéreo en Tegucigalpa, siendo alcalde del Distrito Central, durante el huracán Mitch en 1998.Esa relación le valió para que Castellanos, secretario de Salud durante el gobierno de Rafael Leonardo Callejas, lo promoviera a director del Hospital del Sur, en Choluteca, donde ejercía ya como cirujano.
Más tarde fue nombrado director regional de Salud en esa misma zona. Fue en ese cargo que fue propuesto para que se lanzara como candidato a alcalde de Choluteca, pero falló en el intento porque no tuvo el suficiente apoyo popular para lograr su cometido.
Más tarde logró ser diputado por Choluteca en 2002 y desde entonces es la quinta vez que ha resultado parlamentario: cuatro de esas cinco veces su partido ha estado en el poder. En dos ocasiones fue vicepresidente, en otras dos veces presidente del Congreso y solo una vez no ha sido parte de la junta directiva.
En lo que podría ser su sexto periodo como asalariado público, busca ser el candidato del Partido Nacional para después aspirar a la presidencia, pese a que las encuestas más recientes lo tienen abajo de su rival Nasry 'Tito' Asfura, actual alcalde de la capital de Honduras.
'Yo soy hombre de partido, el compromiso es con el proceso democrático. Tengo una aspiración, no una obsesión. Hay que respetar la voluntad popular, ahora, que voy a ganar, voy a ganar, esa es la convicción'.
Expertos consideran que el alcalde es el candidato oficial del nacionalismo porque en sus planillas figuran 43 diputados vigentes, mientras que en las de Oliva solo van 16, un indicativo de quién tiene el liderazgo dentro de la institución política.
No obstante, para Oliva, no contar con más parlamentarios activos en su planilla no es sinónimo de derrota, aunque siente que no cuenta con el respaldo del presidente Juan Orlando Hernández.
'No creo que me apoye (Juan Orlando Hernández). No sé si apoya a Tito, pero todo su grupo cercano está con el otro candidato, a lo mejor cree que es más capaz o más popular. Él me dijo que no se meterá en eso'.
Sus pláticas con el presidente solo son estrictamente de temas de país: salud, económia, reactivación y, aunque no ha compartido algunas posiciones, siempre las respeta 'porque así debe de ser'.
Oliva, sobre la gestión de Hernández, no piensa mucho: 'Hay mucha descalificación. Ha hecho cosas muy buenas y cosas que no han gustado, pero son decisiones que se toman como el caso de los hospitales móviles. Si me piden mi opinión, no los hubiera adquirido. Pero no tienen porqué consultarme'.
No defiende, pero tampoco cree ciertos los señalamientos de Hernández con el narcotráfico.
'Todo mundo tiene derecho a la presunción de inocencia. Hay un enorme componente político, él tiene la obligación de demostrarlo. Yo creo que no, pero el tiempo lo dirá'.
Un candidato que se siente limitado
Su profesión la dejó hace 11 años, no podía combinarlas con sus funciones de vicepresidente del Congreso, así que se jubiló con un ingreso de 130,000 lempiras mensuales.Además de su jubilación, vive del sueldo del Congreso, que ronda o sobrepasa los 150,000 lempiras mensuales, más gastos de representación.
Aunque entre los dos ingresos Oliva recibe casi 280,000 lempiras, se siente limitado económicamente.
'Soy un hombre de clase media, por los ingresos, tengo limitaciones. También estudié con limitaciones. Esta casa tengo 35 años de tenerla, la he mejorado con préstamos de Injupemp. Mi familia no tiene dinero'.
Ejercer la medicina ha sido un gran servicio para él, aunque sabe que le quitó mucho tiempo para estar en familia, pues no olvida que siete navidades consecutivas las pasó cubriendo turnos hospitalarios. Pero le resultó lo mismo porque la política fue igual de absorbente.
A raíz de que dispone de poco tiempo, una de las tradiciones de su familia es 'la olivada', que es cuando hermanos, sobrinos, hijos y nietos escogen un día de marzo para reunirse en una sola casa.
A pesar de que han pasado casi 50 años, Oliva no ha logrado que algunas heridas logren cicatrizar. La muerte de su mamá, por ejemplo (cuando ella tenía 51 años) fue uno de los factores que propició que él se acercará más a su papá cuando tenía 18 años.
Propuestas centrales
Como plan presidencial, está claro que los temas a implementar son desarrollar empleos, mejorar educación y establecer un buen sistema de salud.Para reactivar económicamente al país se necesita una población sana, vacunada contra el coronavirus. Para aspirar a más trabajos se ocupa mucha educación, por eso promete un millón de teléfonos inteligentes y una plataforma de internet para los alumnos y docentes.
Justamente en el tema de Salud y el covid piensa que hay un subregistro de casos de muertes, pero eso lo tiene todo el mundo, aunque cree que tampoco es que haya más de 7,000 muertos como señalan las funerarias asociadas.
No tiene estrategias concretas en esas tres áreas, porque cree que primero se debe buscar a la gente experta en cada uno de los campos.
En en el caso de que sus propuestas no sean los suficiente para obtener el suficiente apoyo del nacionalismo en las elecciones primarias, ya decidió que esta será su última vez que aspirará a un cargo público porque es tiempo de que se dedique a criar a sus nietos, a pasar más tiempo con su esposa y a leer.
Mauricio Oliva sabe que de la homosexualidad hay mucha estigmatización, por lo que se debe lograr mayor respeto para ese grupo, mientras que del aborto es firme: nunca lo aprobaría ni la pena de muerte porque en Honduras hay mucho margen de error.
Otro de los puntos torales e innegociables para el hombre que presume haber leído más de 150 libros es la reelección porque es un tema que ha dividido a Honduras, lo contrario a lo que él quiere si logra llegar a la silla presidencial.
A diferencia del resto de precandidatos de los otros movimientos políticos, esta conforme con el nuevo electoral a causa de que siente que se ha hecho un buen trabajo, a pesar de las incongruencias que se han denunciado.
Como político siente que tiene una deuda para saldar el mal endémico que ha causado la corrupción en Honduras.
En un combate político de uno contra uno -Oliva vs 'Tito'- la llave se vuelve más reñida a pesar de que en las encuestas Nasry Asfura salga mejor librado. ¿Cambiará el panorama antes del próximo 14 de marzo?
'Uno tiene que tener la convicción del triunfo, pero si no se puede, no se puede. Solo quiero construir, si se concreta bien y si no, entiendo', expresa.