TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Tres corrientes totalmente antagónicas se disputarán en las elecciones primarias de este 14 de marzo, no solo las candidaturas del
Partido Liberal con miras a las elecciones generales, sino también el control de esta institución política, muy golpeada últimamente por sus posturas acomodadas en el Congreso Nacional, así como por el descrédito y las acusaciones de corrupción de algunos de sus máximos representantes.
A lo largo de su historia, el Partido Liberal siempre ha electo sus candidatos para los comicios generales de manera democrática y, al final, ganadores y perdedores conformaron una sola fuerza política de manera democrática y, al final, ganadores y perdedores conformaron una sola fuerza política; pero esta vez dos de las tres corrientes internas participantes dejan entrever un distanciamiento insuperable, lo que el renacer del liberalismo, al final de las elecciones internas, podría terminar en un mayor despedazamiento.
Un fraccionamiento que actualmente pasa por las demandas de una sociedad liberal que exige mayor transparencia en las acciones de sus representantes, una lucha frontal contra la corrupción y por evitar imposiciones de una facción conocida como el “lado oscuro”, que según el sociólogo Ernesto Paz Aguilar, “tiene mayoría en la bancada de Congreso Nacional. Incluso, ellos tienen una alianza de hecho con el Partido Nacional”.
Todos estos cuestionamientos condujeron a que una nueva generación de dirigentes intente separar los abrojos del trigo, haciendo a un lado un viejo liderazgo, que para algunos le ha hecho mucho al partido, al extremo que parte de su liderazgo cayó presa de la corruptela evidenciado en el denominado caso Pandora.
Muchos de estos políticos liberales terminaron repartidos en las corrientes, aunque la mayoría terminó el movimiento “Yanista” que conformó Yani Rosenthal Hidalgo, horas después de regresar al país luego de pagar una condena en las cárceles de Estados Unidos, donde un tribunal de justicia lo encontró culpable del delito de blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico.
Según Paz Aguilar, lo que se ve en el horizonte del Partido Liberal es una división muy fuerte con proyecciones reservadas sobre el futuro de esta institución política. La división es potente y manifiesta, porque “Luis Zelaya ha declarado que no va hacer alianza con Yani, sino que la alianza la va a realizar con una fuerza que está al margen del Partido Liberal, que es el grupo de (Salvador) Nasralla”.
Por otro lado, prosiguió, Rosenthal “ha manifestado que si gana la candidatura las posibilidades de hacer una alianza con Libre son grandes”. En cuanto a Banegas tiene una posición intermedia, “pienso que su candidatura no está diseñada para ganar, o derrotar a Luis Zelaya”.
Aunque los líderes de las corrientes hablan de una alianza, esto es muy prematuro, porque la aprobación de una coalición ya sea temporal, estratégica o ideológica, no estará tanto en manos del candidato ganador, sino que es una atribución- aprobar o no, de la convención del Partido Liberal a celebrarse en el mes de abril.
Por el momento, las posturas tanto de Rosenthal como de Zelaya lo único que están generando es la posibilidad de un trasiego de votos, por eso hay algunos sectores que han expresado su preocupación de que gente seguidora del partido de Nasralla vote en las internas del Partido Liberal por Zelaya, y que gente de Libre vaya a votar por Yani.
Es que aquí, lo que también está en juego es el control del partido, la conformación del órgano central. Puede darse el caso de que, aunque Zelaya gane puede llegar a no tener el control del partido, por lo de la representación proporcional. Lo que sí está claro es que gane quien gane, si el Partido Liberal quiere regresar al poder, tendrá que hacer alianza con los demás partidos opositores, de lo contrario continuará gobernando el Partido Nacional, proyectó Paz Aguilar.
Hasta el momento, y a pocos días de los comicios, ninguno de los tres precandidatos liberales muestra una estrategia para hacerse de la voluntad de las nuevas generaciones, tampoco hay un asomo de unidad: por el contrario, en los foros, los discursos tanto de Rosenthal como Zelaya están más enfocados a una confrontación verbal irreconciliable.
Hace unos días, Rosenthal manifestó haber escuchado a Zelaya decir que “él puede ir a Estados Unidos y yo no; y es cierto yo no puedo ir a Estados Unidos, pero por lo menos yo puedo entrar a la casa de mi mamá y él no puede entrar a la casa de su mamá”.
En esto, dijo Paz Aguilar, “están equilibrados porque a uno lo relacionan con los conflictos familiares y a el otro le cuestiona el hecho de haber sido condenado por una justicia extranjera y eso deja un mal olor del sistema judicial y de un Ministerio Público, lleno de corrupción y de impunidad. Ellos prácticamente arroparon la corrupción, no le hicieron nada”.
No obstante, el analista Jorge Yllescas, cree que en “una contienda política deben decirse las verdades. Creo que el Partido Liberal necesita una reactualización, una reestructuración, una reorientación completa y para eso requiere de una depuración interna”.
No se puede lograr esa depuración, “ese cambio dentro del partido mientras existan personas muy conservadoras y muy aliadas con el Partido Nacional. A mí no me asusta el hecho de que haya esa confrontación, lo que no debe haber es difamación y calumnia, pero decir la verdad es necesario en una campaña política”.
En medio de esa temperatura, quien más presenta planteamientos de gobierno, partiendo de la difícil situación que enfrenta el país es Luis Zelaya. Entre sus propuestas destaca la lucha anticorrupción prometiendo el regreso de una misión internacional antimafias, habla de un gobierno estable para generar confianza en los inversionistas, en el ámbito económico destaca la generación de empleos, reducción de impuestos y más inversión pública.
A criterio de Yllescas, el discurso de Zelaya está basado en 70 puntos, con un enfoque más técnico que político, donde sobresale la modernización, el abordaje de los problemas de la economía, de la corrupción y del ambiente, entre otros.
Entre tanto, el discurso de Yani Rosenthal es más político que técnico y está más vinculado “a reinstauración del sistema, es decir volver a Honduras a como estaba antes del covid-19 en 2020, pero deja por un lado la transformación de Honduras y el ubicar al país en el contexto mundial”.
Su propuesta de reconstruir al partido -es un discurso conservador, tradicional, carente de empuje, soslaya mucho los temas álgidos como la corrupción, los temas fundamentales no son tocados”, reflexionó.
Por otro lado, consideró que los planteamientos de Banegas son desconocidos “yo creo que no ha dado a conocer su programa, por lo menos yo no lo he escuchado”, dijo el veterano analista.
Contrario a Zelaya y Rosenthal, Banegas- reconocido humorista y actualmente diputado al Congreso Nacional- se presenta como un hombre de corte moderado. Según algunos críticos, el movimiento del caricaturista es más afín a la facción conocida como el florismo.
“Banegas es el tercer precandidato en una elección que muestra a dos candidatos polarizando la mayoría del voto liberal; en ese contexto, las posibilidades de Banegas de alzarse con la candidatura parecen ser menores que las de los otros dos”, dijo el analista Miguel Cálix Martínez.
Para otros, Zelaya es quien podría rescatar el partido de las manos de una facción muy conservadora que en los últimos ocho años le ha hecho mucho daño al partido, al hacer cogobierno con los nacionalistas.
En el caso de Banegas, los analistas no lo ven como un posible ganador, más bien consideran que su candidatura podría restarle más votos a Zelaya que a Rosenthal. “Las elecciones demostrarán si Banegas captaba simpatías en la costa norte y noroccidente, en la que podría ser más conocido y reconocido'', dijo Cálix.
A su criterio, esta “competencia interna se anticipa reñida por los discursos de los principales dirigentes, siendo el principal reto la unidad del partido después de la jornada electoral. Quien sea que gane se verá obligado a construir una alianza de oposición pues por sí solo el Partido Liberal difícilmente tendría opción de triunfo, debido a la reconfiguración de fuerzas post 2009”.
“Las elecciones de 2013 y 2017 posicionaron al Partido Liberal como tercera fuerza electoral y de no consolidar una alianza robusta, le esperaría el mismo resultado en 2021”, vaticinó Cálix Martínez.
Así llega el Partido Liberal, a unas elecciones internas, en medio de una pandemia y de una crisis a su interior donde algunos de sus líderes por cuestiones personales y de grupos, hicieron a un lado los principios que sustentan su doctrina, como ser la dignificación de la persona humana, el respeto de las libertades, de las leyes y el fortalecimiento de la democracia.
A lo largo de su historia, el Partido Liberal siempre ha electo sus candidatos para los comicios generales de manera democrática y, al final, ganadores y perdedores conformaron una sola fuerza política de manera democrática y, al final, ganadores y perdedores conformaron una sola fuerza política; pero esta vez dos de las tres corrientes internas participantes dejan entrever un distanciamiento insuperable, lo que el renacer del liberalismo, al final de las elecciones internas, podría terminar en un mayor despedazamiento.
Un fraccionamiento que actualmente pasa por las demandas de una sociedad liberal que exige mayor transparencia en las acciones de sus representantes, una lucha frontal contra la corrupción y por evitar imposiciones de una facción conocida como el “lado oscuro”, que según el sociólogo Ernesto Paz Aguilar, “tiene mayoría en la bancada de Congreso Nacional. Incluso, ellos tienen una alianza de hecho con el Partido Nacional”.
Todos estos cuestionamientos condujeron a que una nueva generación de dirigentes intente separar los abrojos del trigo, haciendo a un lado un viejo liderazgo, que para algunos le ha hecho mucho al partido, al extremo que parte de su liderazgo cayó presa de la corruptela evidenciado en el denominado caso Pandora.
Muchos de estos políticos liberales terminaron repartidos en las corrientes, aunque la mayoría terminó el movimiento “Yanista” que conformó Yani Rosenthal Hidalgo, horas después de regresar al país luego de pagar una condena en las cárceles de Estados Unidos, donde un tribunal de justicia lo encontró culpable del delito de blanqueo de capitales provenientes del narcotráfico.
Según Paz Aguilar, lo que se ve en el horizonte del Partido Liberal es una división muy fuerte con proyecciones reservadas sobre el futuro de esta institución política. La división es potente y manifiesta, porque “Luis Zelaya ha declarado que no va hacer alianza con Yani, sino que la alianza la va a realizar con una fuerza que está al margen del Partido Liberal, que es el grupo de (Salvador) Nasralla”.
Por otro lado, prosiguió, Rosenthal “ha manifestado que si gana la candidatura las posibilidades de hacer una alianza con Libre son grandes”. En cuanto a Banegas tiene una posición intermedia, “pienso que su candidatura no está diseñada para ganar, o derrotar a Luis Zelaya”.
Aunque los líderes de las corrientes hablan de una alianza, esto es muy prematuro, porque la aprobación de una coalición ya sea temporal, estratégica o ideológica, no estará tanto en manos del candidato ganador, sino que es una atribución- aprobar o no, de la convención del Partido Liberal a celebrarse en el mes de abril.
Por el momento, las posturas tanto de Rosenthal como de Zelaya lo único que están generando es la posibilidad de un trasiego de votos, por eso hay algunos sectores que han expresado su preocupación de que gente seguidora del partido de Nasralla vote en las internas del Partido Liberal por Zelaya, y que gente de Libre vaya a votar por Yani.
Es que aquí, lo que también está en juego es el control del partido, la conformación del órgano central. Puede darse el caso de que, aunque Zelaya gane puede llegar a no tener el control del partido, por lo de la representación proporcional. Lo que sí está claro es que gane quien gane, si el Partido Liberal quiere regresar al poder, tendrá que hacer alianza con los demás partidos opositores, de lo contrario continuará gobernando el Partido Nacional, proyectó Paz Aguilar.
Vea: Yani Rosenthal: 'Soy guapo, pero no soy asediado por las mujeres, sino por la justicia'
Discursos
Aunque los nuevos votantes, hastiados de las actuaciones de los políticos tradicionales, sin duda podrían desequilibrar la balanza entre las corrientes liberales, pero hay muy poca motivación para atraerlos.Hasta el momento, y a pocos días de los comicios, ninguno de los tres precandidatos liberales muestra una estrategia para hacerse de la voluntad de las nuevas generaciones, tampoco hay un asomo de unidad: por el contrario, en los foros, los discursos tanto de Rosenthal como Zelaya están más enfocados a una confrontación verbal irreconciliable.
Hace unos días, Rosenthal manifestó haber escuchado a Zelaya decir que “él puede ir a Estados Unidos y yo no; y es cierto yo no puedo ir a Estados Unidos, pero por lo menos yo puedo entrar a la casa de mi mamá y él no puede entrar a la casa de su mamá”.
En esto, dijo Paz Aguilar, “están equilibrados porque a uno lo relacionan con los conflictos familiares y a el otro le cuestiona el hecho de haber sido condenado por una justicia extranjera y eso deja un mal olor del sistema judicial y de un Ministerio Público, lleno de corrupción y de impunidad. Ellos prácticamente arroparon la corrupción, no le hicieron nada”.
No obstante, el analista Jorge Yllescas, cree que en “una contienda política deben decirse las verdades. Creo que el Partido Liberal necesita una reactualización, una reestructuración, una reorientación completa y para eso requiere de una depuración interna”.
No se puede lograr esa depuración, “ese cambio dentro del partido mientras existan personas muy conservadoras y muy aliadas con el Partido Nacional. A mí no me asusta el hecho de que haya esa confrontación, lo que no debe haber es difamación y calumnia, pero decir la verdad es necesario en una campaña política”.
En medio de esa temperatura, quien más presenta planteamientos de gobierno, partiendo de la difícil situación que enfrenta el país es Luis Zelaya. Entre sus propuestas destaca la lucha anticorrupción prometiendo el regreso de una misión internacional antimafias, habla de un gobierno estable para generar confianza en los inversionistas, en el ámbito económico destaca la generación de empleos, reducción de impuestos y más inversión pública.
A criterio de Yllescas, el discurso de Zelaya está basado en 70 puntos, con un enfoque más técnico que político, donde sobresale la modernización, el abordaje de los problemas de la economía, de la corrupción y del ambiente, entre otros.
Entre tanto, el discurso de Yani Rosenthal es más político que técnico y está más vinculado “a reinstauración del sistema, es decir volver a Honduras a como estaba antes del covid-19 en 2020, pero deja por un lado la transformación de Honduras y el ubicar al país en el contexto mundial”.
Su propuesta de reconstruir al partido -es un discurso conservador, tradicional, carente de empuje, soslaya mucho los temas álgidos como la corrupción, los temas fundamentales no son tocados”, reflexionó.
Por otro lado, consideró que los planteamientos de Banegas son desconocidos “yo creo que no ha dado a conocer su programa, por lo menos yo no lo he escuchado”, dijo el veterano analista.
Contrario a Zelaya y Rosenthal, Banegas- reconocido humorista y actualmente diputado al Congreso Nacional- se presenta como un hombre de corte moderado. Según algunos críticos, el movimiento del caricaturista es más afín a la facción conocida como el florismo.
“Banegas es el tercer precandidato en una elección que muestra a dos candidatos polarizando la mayoría del voto liberal; en ese contexto, las posibilidades de Banegas de alzarse con la candidatura parecen ser menores que las de los otros dos”, dijo el analista Miguel Cálix Martínez.
También: Darío Banegas, un político que lleva tinta de caricaturista en la sangre
Tendencias
Ninguno de los profesionales consultados se atrevió a decir quién será el ganador. Nadie tiene confianza en las encuestas de opinión que los mismos políticos dan a conocer colocándose a la delantera. Para unos, la precandidatura presidencial de Rosenthal es más fuerte que la de Zelaya, pero más débil en la parte de la conformación de diputados, por la reputación de estos.Para otros, Zelaya es quien podría rescatar el partido de las manos de una facción muy conservadora que en los últimos ocho años le ha hecho mucho daño al partido, al hacer cogobierno con los nacionalistas.
En el caso de Banegas, los analistas no lo ven como un posible ganador, más bien consideran que su candidatura podría restarle más votos a Zelaya que a Rosenthal. “Las elecciones demostrarán si Banegas captaba simpatías en la costa norte y noroccidente, en la que podría ser más conocido y reconocido'', dijo Cálix.
A su criterio, esta “competencia interna se anticipa reñida por los discursos de los principales dirigentes, siendo el principal reto la unidad del partido después de la jornada electoral. Quien sea que gane se verá obligado a construir una alianza de oposición pues por sí solo el Partido Liberal difícilmente tendría opción de triunfo, debido a la reconfiguración de fuerzas post 2009”.
“Las elecciones de 2013 y 2017 posicionaron al Partido Liberal como tercera fuerza electoral y de no consolidar una alianza robusta, le esperaría el mismo resultado en 2021”, vaticinó Cálix Martínez.
Así llega el Partido Liberal, a unas elecciones internas, en medio de una pandemia y de una crisis a su interior donde algunos de sus líderes por cuestiones personales y de grupos, hicieron a un lado los principios que sustentan su doctrina, como ser la dignificación de la persona humana, el respeto de las libertades, de las leyes y el fortalecimiento de la democracia.
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