Al filo de las 9:00 de la noche, los resultados oficiales daban a Hernández 1,042,494 marcas, equivalente al 36.49 por ciento.
Mientras, Xiomara Castro acumulaba 822,088 marcas para un 28.78 por ciento.
Esto significa que la diferencia entre ambos candidatos es de 220,406 sufragios, una cantidad que refleja una victoria contundente del Partido Nacional y no por margen estrecho como algunos habían pronosticado.
El pueblo hondureño emitió un veredicto claro en las urnas.
Las cifras de sufragios en el Partido Nacional están en consonancia con los resultados obtenidos en las elecciones internas, afirmó anoche Ricardo Álvarez, futuro designado presidencial del Partido Nacional. Y es que hasta ayer, el TSE había escrutado 14,724 actas, las que equivalen al 91.26 por ciento.
Con las restantes actas por escrutar, el Partido Nacional se acercará al millón mil votos.
En términos porcentuales, la victoria del Partido Nacional se acerca a los ocho puntos de diferencia.
Anoche, la diferencia era de 7.71 puntos, lo cual también está en consonancia con los resultados a boca de urna que pronosticaron casi todas las firmas autorizadas por el Tribunal Supremo Electoral para hacer esa labor.
La encuesta a boca de urna es una herramienta de medición para conocer la voluntad del electorado, inclusive antes del cierre de votación.
Para esos efectos, algunos organismos internacionales, partido políticos y ONG compran estos servicios con fines meramente de medición, ya que estos resultados no pueden ser divulgados hasta dos horas después del cierre de los centros de votación.
En el caso de Xiomara Castro, su caso es inédito en el mundo ya que se declaró ganadora cuando el Tribunal Supremo Electoral ni siquiera había publicado un solo voto de forma oficial.
Castro dijo que se declaraba ganadora con base en una encuesta a boca de urna, pero nunca la identificó.
Hasta la fecha, sigue sin conocerse qué firma hizo ese análisis que la daba como ganadora.
“Yo soy la presidenta de Honduras”, dijo esa noche una Xiomara Castro todavía ofuscada por la derrota en las urnas.
Su esposo Manuel Zelaya, visiblemente afectado por el revés electoral, también anunciaba acciones y de antemano afirmaba no reconocer los resultados oficiales del TSE.
En las elecciones de 2005, Zelaya se declaró ganador con menos del 3% de los votos. En esa ocasión, Zelaya tampoco pudo superar el millón de sufragios.