TEGUCIGALPA, HONDURAS.-La tercera década del siglo XXI arrancó como un período de adaptación contrarreloj debido a la
pandemia del covid-19.
El mundo busca la forma de habituarse a un futuro incierto, en ese contexto, Pablo Carías, sociólogo de referencia con posgrados en Demografía y Nuevas Tecnologías de la Educación, apunta a la revalorización y reconstrucción de los servicios y sociedades como tal.
Carías, originario de la aldea Soroguara, Francisco Morazán, fue profesor de sociología durante 34 años (1981-2015). Estuvo a la cabeza del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Sitraunah) (1988-1991); además fue miembro del Consejo Universitario del 2011 al 2015 y fundador del Instituto de Previsión de los Empleados de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Inpreunah).
Un panorama claroscuro
EL IMPACTO DE LA POBREZA
La pobreza en el país, que se cree aumentará entre un 5% a 10% tras la pandemia, tendrá que ver con la pérdida de la calidad de los servicios como la educación. Habrá más exclusión social. Frente a una coyuntura como esta donde se va a replantear la educación los más afectados van a ser los más pobres, aquellos cuyo distanciamiento no es solamente físico sino también tecnológico.
INCERTIDUMBRE
Desde el punto de vista económico hay mucha incertidumbre. No sabemos cómo van a quedar los mercados. Se estima que el 60% del comercio hondureño se realiza con Estados Unidos, una economía que está quedando muy diezmada y aún no se mide su impacto, que obviamente va a repercutir gravemente en nosotros.
MAYOR SENTIDO DE PROTECCIÓN
Vamos a ir adquiriendo un nivel de conciencia de protección, sabiendo que en la medida que adoptemos las recomendaciones del campo médico, vamos a ir protegiendo nuestra propia existencia. Habíamos estado viviendo como si fuéramos independientes e indestructibles. Sumado a esto se asignará mayor valor al conocimiento, a la ciencia. Hay muchos temas que no se pueden manejar con el sentido común.
REDUCIÓN DE REMESAS
Estos recursos representan el principal ingreso económico al país, muchas veces por encima de las inversiones de capital. En el primer trimestre de este año hubo una sustancial reducción en cuanto al envío de dólares del exterior y eso tiene impacto. Muchas familias dependen de esto, y son familias que activan la economía al orientar estos recursos al consumo popular, a los servicios, educación o salud.
CONSUMISMO REDUCIDO
Nos hemos dado cuenta que para vivir no necesitamos tantas cosas. Frente al escenario actual de encerramiento el disfrute y goce de esas cosas que en el pasado nos generaban una sensación de bienestar, pierden sentido. Ahora la vida tendrá un mayor valor y será entendida como un bien que se nos proporciona para el disfrute en un tiempo determinado que hay que vivir a plenitud.
LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO CAMBIARÁ
Habíamos venido visualizándolo como algo lineal. Es decir, que todo ocurría y transitaba con quietud, pero hoy nos damos cuenta que la realidad es zigzagueante, cargada de acontecimientos súbitos que trastornan el normal funcionamiento de la sociedad. Ahora nos vemos obligados a prepararnos para próximas eventualidades de magnitud.
RECAUDACIÓN FISCAL EN VILO
La pandemia trae consigo un impacto grande. En la medida en que el aparato productivo y económico del país se vea disminuido la captación de impuestos se reduce sustancialmente, en tanto que hay una reducción del circulante. Y la circulación monetaria es la que activa y da vida al comercio.
UN CAMBIO EN SALUD
En el caso de la salud se debe hacer una reorientación y asignación de mayores recursos. Incluso las orientaciones en los centros de estudio tienen que cambiar. Por ejemplo, el país carece de una serie de especialidades vinculadas al tema de la pandemia (virólogos, infectólogos, etc.). La propia UNAH en la dirección de posgrados tendrá que repensar la creación de nuevas orientaciones.
CENTRALIZADOS
Si bien es cierto las sociedades han sufrido por una serie de regímenes autoritarios, habíamos caído en el error de rechazar la autoridad, en cuanto a que esta nos impedía el actuar de manera libre y espontánea. Pero esta pandemia nos demostró que aquellos países donde hubo gobiernos o hay gobiernos más centralizados con un sentido de identidad y pertenencia han manejado mejor la pandemia. Una cuestión significativa y valiosa.
REFORMA EDUCATIVA
Debe haber una reforma profunda. La pandemia nos ha desnudado las falencias en el contenido de los planes y programas de estudios. Estamos en un proceso educativo cuya enseñanza no está orientada a las condiciones en las que está el país ni al nuevo panorama. Se debe adaptar la educación a las nuevas condicionantes que se están dando, por ejemplo al teletrabajo. Todo orientado a la digitalización.