TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La combinación de alcohol y otras sustancias con la conducción es una problemática que sigue cobrando vidas y dejando secuelas permanentes.
Para abordar este grave asunto, Diario EL HERALDO entrevistó a la doctora Ena Miller, neurocirujana y miembro del programa de prevención de accidentes “Piensa Primero Honduras”, como parte de la campaña “Ruede Seguro”.
La doctora Miller enfatizó que el consumo de alcohol y drogas, así como ciertos medicamentos legales que inducen el sueño, disminuyen significativamente la capacidad de atención y reacción de una persona al volante.
“El alcohol y los estupefacientes relajan los músculos y reducen la velocidad de reacción, lo que incrementa el riesgo de accidentes, especialmente en motocicletas”, explicó.
Miller compartió el testimonio de un sobreviviente de un accidente de motocicleta: “un colaborador del programa mencionó que, bajo los efectos de drogas y alcohol, sentía como si volara en su motocicleta. No fue consciente del impacto hasta que se encontró en el hospital días después. Esta falta de percepción y reacción es común en personas que conducen bajo la influencia”.
El impacto del consumo de estas sustancias no solo se limita a la disminución de la capacidad de reacción y más cuando se trata de personas a bordo de una motocicleta, ya que el impacto es más directo.
Consecuencias graves y a largo plazo
Según Miller, las consecuencias pueden ser devastadoras a nivel físico, especialmente en el cerebro y la columna vertebral.
“El trauma cráneoencefálico puede resultar en hematomas, fracturas, contusiones o daño axonal, que es la ruptura de los axones (una parte de las células nerviosas, las neuronas, que transporta los impulsos nerviosos) sin necesidad de sangrado. Estas lesiones pueden dejar secuelas permanentes”, detalló.
Las lesiones en la columna vertebral son aún más dramáticas.
“Si hay una fractura ósea que secciona la médula, aunque los médicos puedan fusionar la columna y colocar tornillos, la médula no se puede reparar. La médula espinal tiene una capacidad de regeneración muy limitada en comparación con el cerebro, que tiene plasticidad cerebral y puede adaptar algunas funciones a otras neuronas”, explicó Miller.
La neurocirujana subrayó la importancia de la prevención y la concienciación sobre los peligros de conducir bajo la influencia de sustancias.
“Es crucial que la gente entienda que un momento de irresponsabilidad puede resultar en consecuencias irreparables, no solo para ellos, sino también para otros usuarios de la vía”, enfatizó.
La campaña “Ruede seguro” de Diario EL HERALDO busca generar conciencia sobre estos peligros y fomentar una conducción responsable, libre de alcohol y drogas.
Las historias y testimonios compartidos son un recordatorio de la fragilidad del cuerpo humano y la necesidad de actuar con responsabilidad al volante.