TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Con toda su multicrisis, Honduras es un país que todavía está luchando por cambiar su narrativa para dar más esperanza a la gente, pero el proceso todavía es muy largo, sostuvo la coordinadora residente de las Naciones Unidas en Honduras, Alice Shackelford.
A pocos días de dejar su cargo, el cual vence este próximo 30 de septiembre, ella considera que el país tiene grandes desafíos en la lucha contra la corrupción, el narcotráfico, el crimen organizado, en materia de democracia y el respeto de los derechos humanos. “En la agenda legislativa el tema anticorrupción está claramente muy pendiente”, afirmó.
Hizo un llamado a los partidos políticos para que actúen con responsabilidad, fortaleciendo liderazgos comprometidos, limpios y transparente alrededor de su rendición de cuenta. EL HERALDO expone aquí la entrevista de forma completa:
Cuando le dijeron que venía para Honduras ¿qué pensó encontrar en este país?
Primero que todo, había estado en Costa Rica como coordinadora residente, entonces entendía un poco del contexto centroamericano; particularmente ya sabía y estaba al tanto del desarrollo y de los acontecimientos en Honduras. Estaba clara que era un país de multicrisis en el cual iba a tener un papel no solo en el ámbito del desarrollo, en lo humanitario, en la consolidación de la paz, alrededor de todos los temas de democracia, de Estado de Derecho, especialmente con todo el cuestionamiento de la última elección.
Yo llegué un año y medio antes de la elección del 2021, entonces con una clara prioridad alrededor del proceso electoral y de apoyar Honduras en esa gana y en este compromiso de la gente, principalmente, de hacer que ese proceso pueda ser mucho más transparente, participativo.
También había encontrado varios hondureños y hondureñas, sabía que son gente muy cariñosa, muy calurosa, muy humilde, pero también muy clara en lo que quieren y en lo que no quieren.
¿Pero al llegar al país que encontró?
Una gana, un sentimiento muy fuerte de la gente para impulsar cambios, sobre todo en las elecciones. También encontré una fuerte politización que se había ido fortaleciendo y aumentando en el curso de los años sin un proceso verdadero de reconciliación.
Había una sociedad civil activa, feministas muy dedicada y muy enfocada alrededor de los temas, organizaciones de derechos humanos, pero principalmente comunidades que estaban trabajando verdaderamente por el cambio, organizadas en junta de agua, en patronatos, recuerdo que vine cuando estaba las tormentas Eta y Iota.
Después de cuatro años de permanecer en el país, ¿cuál es su percepción sobre la gobernabilidad en Honduras?
Honduras tiene un reto histórico alrededor del fortalecimiento de la democracia y del Estado de Derecho. Ahora no voy a decir cuándo inició este proceso, específicamente, pero la presencia de la corrupción, del narcotráfico en la misma política, principalmente el mecanismo de corrupción que se ha ido fortaleciendo, el uso y abuso de las instituciones públicas al servicio de grupos de poderes, no al servicio de la población, afecta grandemente la institucionalidad.
La institucionalidad es muy débil. Cuando llegué, las instituciones hacían su trabajo y lo vimos después con la transición al nuevo gobierno. En el momento que salió el gobierno pasado y entró el nuevo gobierno, en parte se perdió todo lo que se había hecho antes, también se cambió todo lo que estaba.
Esto hace que las instituciones sean muy débiles en términos de su capacidad de dar seguimiento a la cosa. Uno piensa en todas las personas que se habían capacitado en cierto tema, que después ya no están. Así es muy difícil la continuidad. Es difícil también, y tenemos que reconocerlo, que cuatro años de un gobierno son muy pocos.
Si tú quieres luchar por la reivindicación de la pobreza, si tú quieres luchar verdaderamente y lograr una educación inclusiva de calidad o el acceso universal a la salud, no se puede hacer en cuatro años, más cuando hay una deuda pública muy grande y cuando hay toda una serie de desafíos a lo interno del país.
Y recordar también que parte del país es controlado por parte del crimen organizado, maras y pandillas; miramos alrededor de Tegucigalpa muchas de las colonias, no tenemos que ir tampoco al Valle de Sula, a Chamalecón, a La Lima, u otro lugar para ver eso. Este tema también crea un desafío muy grande en términos del acceso del Estado.
Hay partes del país bastantes olvidadas. Pienso siempre en Gracias a Dios, La Mosquitia, con muy poca presencia del Estado. El tema de la corrupción, que claramente se ha infiltrado en diferentes niveles. No estamos hablando de una corrupción solo aquí en Tegucigalpa, además la capacidad de ejecución es muy baja por parte del Estado, por supuesto, en términos de responder a la necesidad de la gente, o de garantizar los derechos humanos de la población en ese sentido.
También hay una polarización que hace muy difícil el diálogo, el encuentro entre diferentes partes, el diálogo entre el gobierno y la sociedad civil, con el sector privado, o con los sindicatos, con las organizaciones basadas en la fe. Este espíritu de diálogo es un desafío todavía para Honduras.
¿En materia de derechos humanos se ha avanzado, hay estancamiento o retroceso?
En términos de derechos humanos hay oportunidades muy importantes. Este nuevo gobierno se ha posicionado desde el inicio con un enfoque fuerte en derechos humanos. Pero hay limitantes también alrededor de esto. Pienso que estamos viendo un compromiso. Se ha podido ir adelante en ciertas cosas, no en todas.
Reconocemos, por ejemplo, el diálogo con la comunidad de Garífuna, con todo el seguimiento de la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Tocó un par de años, pero la comisión se instaló. El tema del Bajo Aguán todavía en proceso, pero hay un compromiso del gobierno de 2022 en un acuerdo que se firmó de establecer una comisión tripartida y darle seguimiento. Ahora se tiene que asegurar la implementación de esto.
La presidenta firmó lo de la píldora anticonceptiva de emergencia después que había sido rechazada. Ahora hay un desafío en asegurar que la PAE esté presente verdaderamente en los centros de salud y que las mujeres tengan acceso a ella.
También hay un esfuerzo a dar seguimiento a las recomendaciones de derechos humanos y al proceso de presentación del informe a los varios convenios de derechos humanos que el país ha firmado, como la CEDAW, que es la Convención de Derechos Humanos de eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Mujeres, también está lo de la Convención del Derecho del Niño, el Examen Periódico Universal.
Hay un compromiso de participar en estos procesos y verdaderamente de hacer una reflexión interna. Hay pasos importantes. Hay, naturalmente, toda una serie de retos en términos que todavía siguen. No es fácil abordar todos los temas. También está la deuda histórica que este país tiene con la población afrodescendiente.
Recordamos que cuando hablamos de población afrodescendiente, no solo es una población garífuna, está la población de habla inglés, los grupos indígenas, hay grandes deudas alrededor de comunidades que son todavía inaccesibles o donde no tienen acceso a electricidad y a telefonía, por ejemplo.
También tenemos que mencionar el tema del derecho de las mujeres. Honduras el año pasado terminó siendo el país con el número más alto de femicidios en la región. Este año estamos alrededor de 140. Estamos bajando, esto es importante, pero estos números son inaceptables.
No es posible que estemos matando a las mujeres en este país y si después añadimos el tema de violencia doméstica de violencia hacia mujeres y niñas, de embarazo de adolescentes y niñas que también es uno de los más altos en la región.
Y si pensamos en la persona con discapacidad. En esto hay un gran esfuerzo, todo un proceso, una nueva ley que se ha trabajado en manera consultativa, participativa de la organización de las personas con discapacidad, donde como Naciones Unidas hemos apoyado. Ahí está el proyecto de ley, ahora se ha presentado al Congreso, vamos a ver cuánto tiempo se va a tomar para su aprobación.
La Ley Integral contra la Violencia hacia Mujeres y Niñas es una ley que las mujeres están solicitando hace mucho tiempo. La presidenta prometió presentarla al Congreso. Entendemos que en este momento hay un contexto en el Congreso que no es fácil, eso significa que al final los derechos humanos son impactados en ese sentido.
¿Cómo ve el desbaratamiento del mecanismo de protección de la Secretaría de Derechos Humanos?
Es un mecanismo muy importante que se había establecido con toda su deficiencia y otros. Hemos visto en el último año una debilidad, un mal funcionamiento de este mecanismo. No está dando la protección que es necesaria para los defensores y defensoras de derechos humanos.
En el pasado hemos visto, y esto es preocupante, un número demasiado alto de asesinatos y ataques a defensores y defensoras de derechos humanos. Y no tenemos que pensar solo en la historia de Berta Cárcer, hay muchas más historias en ese sentido.
Es muy preocupante, naturalmente, el hecho de que el sistema sigue siendo muy débil: La mayoría de los periodistas con los cuales yo pude tener conversaciones, pero también defensoras y defensoras de derechos humanos y defensores de territorio, no solo son criminalizados y judicializados, no sienten que el sistema les puede dar una verdadera protección, una respuesta.
Ahora, se trabajó con apoyo de Naciones Unidas en cuanto a la revisión del sistema, con una identificación muy clara de recomendaciones. Este trabajo se hizo a través de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Entiendo que la nueva ministra tiene un compromiso alrededor de esto, pero claro, esto sigue siendo una tarea pendiente y urgente.
Ahora, en materia de libertad de expresión, ¿cómo ve la situación?
En un país democrático se valora la diferencia de opiniones y la libertad de expresión. Por eso tenemos también un día en el cual se celebra la libertad de expresión como un valor crítico de la democracia, un valor crítico de los derechos humanos. Valoramos el hecho de que en Honduras hay muchos medios independientes también, no solo medios tradicionales, eso significa que hay una diversidad. Lo que se ha visto, recalcado la visita de la relatora especial, Irene Khan, el año pasado, es que hay grandes desafíos alrededor de esto.
Hay valores que se tienen que entender, sobre todo qué es una democracia, la tolerancia alrededor de la diversidad de opiniones y de la valoración crítica, las cuales pueden ser de manera negativa o de forma constructiva. Una crítica es una crítica. Hay una falta de claridad alrededor de estos conceptos.
También hay poca tolerancia de parte de diferentes actores, en el contexto político, en el contexto de liderazgo y otros, donde se termina más en ataque personalizado que verdaderamente en tener una conversación alrededor de un tema específico. Al mismo tiempo, hay claramente un tema alrededor del control de la prensa más tradicional en el país, también de parte de actores económicos, políticos, con una clara definición en términos de dónde quieren atacar, dónde quieren reconocer, dónde quieren construir.
Nos preocupa mucho todo el tema de los mensajes de odio, el tema de la desinformación o información falsa; nos preocupa que todo se tiende a personalizar más que a buscar o encontramos un espacio de diálogo. En ese sentido el gobierno tiene una responsabilidad más fuerte de crear espacio de encuentro, de facilitación, de escucha.
Y los otros actores tienen también una responsabilidad de asegurar que los ataques no sean solo para hacer ataques, sino que ayuden también a proponer algo y a construir soluciones para este país que mucho lo necesita.
¿Considera que hay organizaciones civiles cooptadas por el gobierno?
Yo pienso que en general. La cooptación de sociedad civil de parte de los gobiernos es algo histórico. Honduras tiene una sociedad civil bastante enérgica, bastante activa, pero es claro que cambiando el gobierno cambia la dinámica.
Sabemos que también muchas personas que son de la sociedad civil están en el gobierno en este momento. Como Naciones Unidas, nosotros recalcamos, primero la importancia de la organización de la sociedad civil, la importancia de fortalecer la organización de la sociedad civil y la importancia de fortalecer su independencia en ese sentido.
Segundo, que siempre hacemos un llamado para que los gobiernos hablen con la sociedad civil, que creen espacio de diálogo y de respeto también alrededor de diferentes posiciones, que se puedan reunir y encontrar una agenda común.
Siendo Honduras un país polarizado y politizado, la sociedad civil responde también a diferentes intereses y agendas. En ese sentido, no estoy desvalorizando la sociedad civil, estoy diciendo que, naturalmente, entendemos que muchas sociedades, algunos grupos de la sociedad civil han querido sentarse más cercano a este gobierno por una serie de alineaciones también en términos de su propuesta y otro, más que entrar en una confrontación. Otra ha tomado la decisión de hacer más una visión crítica.
La cooptación es un fenómeno natural, es un fenómeno político que pasa y nos preocupa, eso sí que lo voy a decir, la generalización alrededor de que la sociedad civil es toda negativa o toda positiva. Porque hay verdaderamente trabajo que es increíble y me da pena que alguna vez no se reconozca o que no estamos haciendo bastante para crear alianza entre el gobierno y la sociedad civil, entre el sector privado y la sociedad civil, entre la organización basada en la fe y la sociedad civil.
La sociedad civil tiene que tener espacios de diálogo con el gobierno. Espacios que se deben respetar, no atacarlos. Recordar que el ataque viene de diferentes lados; no estoy hablando del gobierno, no estoy hablando de la oposición, estoy hablando de todos lados.
¿Percibe que en el país realmente el gobierno está luchando contra la corrupción o solo es un discurso oficial?
La presidenta Xiomara Castro en su campaña electoral, en su plan de gobierno, es muy clara alrededor de una agenda anticorrupción. Hemos identificado y visto grandes puntos de entrada alrededor de esto. Tenemos una oficina que está trabajando en el tema de drogas y crímenes.
Tenemos varias agencias de Naciones Unidas que están trabajando con el Ministerio Público, con la Fiscalía, con el Poder Judicial, con la Comisión Nacional de Banco y Seguro sobre el tema del lavado de activos, de la recuperación de todos los fondos de la corrupción. Hay mucho esfuerzo que se está haciendo.
Hemos visto que en estos dos o tres años se ha podido avanzar en una serie de políticas, hay una estrategia también nacional contra el crimen organizado que se ha apoyado por parte de Naciones Unidas. Entonces hay un espacio alrededor de esto.
Independientemente del tema de la comisión anticorrupción, esas son cosas importantes. La revisión de ciertas legislaciones como la del rol del Tribunal Superior de Cuenta son tareas todavía pendientes. La estrategia nacional de transparencia de lucha contra la corrupción, la Entra, todavía no se ha aprobado. Y naturalmente en la agenda legislativa en tema anticorrupción está claramente muy pendiente.
Hay muchos temas que, independientemente de cualquier mecanismo internacional u otro, son necesarios como la ley de colaboración eficaz, de la cual se está hablando hace mucho tiempo, la revisión del Código Penal y en el caso de corrupción y de violencia hacia mujeres y niñas, que en el feriado morazánico del 2021 el congreso derogó en medio de una controversial votación.
¿Qué está trabando la llegada de la misión anticorrupción?
Estos procesos son siempre muy complicados, requieren mucho paso. Yo quiero ponerlo en positivo, quiero ver el vaso medio lleno. Hay un memorando de entendimiento el cual se ha cumplido, un grupo de expertos presentó un resultado de hallazgo, hay una conversación en este momento entre el gobierno de Honduras y las Naciones Unidas alrededor del borrador del convenio.
Estamos a la espera que el gobierno, naturalmente, dé más información alrededor del último intercambio. El proceso se tarda porque requiere toda una serie de pasos.
No quiero entrar en responsabilizar a nadie. Yo quiero reconocer que hay un compromiso de la parte de las Naciones Unidas muy fuerte y se ha visto con todos los pasos que se han apoyado y un compromiso también de la parte de la presidenta y de su gobierno a darle seguimiento. Que haya retraso y otro, eso naturalmente es parte del proceso y esperamos que eso se pueda rápidamente solucionar.
¿Con este caos político que se vive diariamente, es posible que Honduras alcance un desarrollo en un corto o mediano plazo?
Pienso que todo el tema alrededor del fortalecimiento del Estado de Derecho, de la institucionalidad, del órgano electoral, su capacidad e independencia y de su presupuesto a tiempo para que puedan organizar la elección a tiempo y con todas las formalidades necesarias, luego el fortalecimiento de la Unidad de Política Limpia para que vigile el financiamiento de la campaña electoral. Ya es un avance.
Naciones Unidas sigue acompañando en esto porque sabemos que está en elemento crítico, y naturalmente un llamado siempre a los partidos políticos que tienen una gran responsabilidad de fortalecer liderazgos comprometidos, limpios, transparente también alrededor de su rendición de cuenta.
Muy pocos diputados y diputadas y personas elegidas han presentado su informe a la Unidad de Política Limpia, que sabemos todavía le falta posicionamiento y capacidad investigativa.
El 2021 nos mostró que hay una mejor confianza en el Consejo Nacional Electoral, en el Tribunal de Justicia Electoral, en el trabajo del Registro Nacional de la Persona, pero los retos cada día son diferentes
La corrupción, el narcotráfico, la falta de liderazgo. ¿Cuánto está impactando en el pueblo hondureño?
Mucho. La pobreza en parte es el resultado de la corrupción. La pobreza es el resultado de no tener. Si un funcionario saca recursos del área de la salud para su bien personal baja la calidad del servicio del Estado hacia la población. La presencia del crimen organizado en las mismas instituciones, son grandes desafíos que atender.
Honduras sigue siendo un país de multicrisis, miremos el tema del Estado de Derecho, el tema humanitario; 2.8 millones de personas con necesidades de atención humanitaria, veamos el tema de migración, ¿cuántos hondureños y hondureñas siguen saliendo del país buscando nuevas oportunidades? Es un país que todavía está luchando, está intentando cambiar la narrativa para dar más esperanza a su gente. Pero el proceso todavía es muy largo.
¿En algún momento se sintió agredida por funcionarios públicos?
He hecho mi trabajo, mi trabajo es representar al secretario general de las Naciones Unidas, apoyar al gobierno y al país en la implantación de la Agenda 2030 y de recordar también cuáles son las recomendaciones de los órganos de derechos humanos. Y siempre hemos logrado excelente trabajo con todo el sector, incluido el gobierno, donde no hemos tenido ningún problema con todo, con el trabajo de la varias secretarias y otros. Claramente han pasado algunas cosas, pero estas son decisiones de otras personas.