TEGUCIGALPA, HONDURAS.- No todos los lienzos son de tela o papel, para el Colectivo de Culturas Vivas (CCV) los muros y el gris cemento, o cualquier superficie de la capital o el país, genera una oportunidad para irradiar arte, propagar cultura y convertir vetustos espacios en coloridas murallas.
El equipo de artistas urbanos está integrado por cuatro talentosos jóvenes. Ellos decidieron fusionar sus brochas, pinceles y aerosoles con la aptitud, gracias a ello en distintos puntos de Honduras el arte urbano comienza a repuntar.
Destreza
La habilidad destella en el equipo, cada uno aporta su estilo, con variedad de técnicas artísticas, la fusión crea un impacto visual que demuestra que en el país hay artistas de calidad.
El CCV está consiente, sabe que el arte urbano en el país –hasta el momento– no recibe la atención que merece, por eso cada artista siente el llamado y la tarea de reivindicar con sus murales, los espacios que se encuentran invisibilizados por el Estado.
A través de matices y colores, los rostros e identidades culturales de los pueblos originarios y poblaciones marginales quedan plasmados en las paredes. Las creaciones que engalanan las ciudades gemelas, capturan la atención hasta del más prejuicioso.
Una de las últimas creaciones realizadas se desarrolló en la primera avenida de Comayagüela. Según los integrantes del colectivo, uno de sus objetivos es lograr una incidencia positiva con cada persona que interactúa en los espacios donde se inmortaliza el arte.
Betan
Originaria de Tegucigalpa, hace grafitis desde hace cinco años, utiliza la experimentación de técnicas y se define entre el muralismo y el grafiti. Egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la actualidad disfruta crear imágenes a gran escala. Su talento le ha permitido realizar proyectos para diversas organizaciones así como campañas para la promoción de derechos humanos.
“Vivo del arte y no me arrepiento, una de las cosas más difíciles para una persona es decidir su pasión y luchar por eso”, mencionó.
Van Gun’s
De 27 años, proveniente de Catacamas, Olancho, Osman Godoy se inició en el arte urbano tras asistir a un encuentro de muralistas en Cantarranas. Asimismo, al conocer a Betan la coincidencia de ideas encendió la llama de la creatividad que posteriormente terminaría en la creación del CCV.
Los aportes del joven está plasmados en vistosas obras en el territorio nacional. Como experto en el realismo, cada una de sus obras parece palpitar conciencia. Su talento le permite adaptarse a cualquier estilo.
Kemee
Es una capitalina de 22 años apasionada por el arte, su estilo favorito es el geometrismo o futurismo de la mano de las letras. Su experiencia le permite argumentar que las obras que realiza el CCV genera un diálogo entre el arte y la casi silenciosa sociedad.
“El arte puede lograr abrir espacios, para crear y para seguir promoviendo cultura, la sensibilidad que se crea no la podrá desarrollar ningún otro tipo de ciencia”, remarcó.
Koko
Samuel Erazo, de 37 años, es un diseñador gráfico originario de Copán que incursionó en el arte visual desde el 2012. Las artes gráficas como ilustraciones o diseño editorial son sus ramas. Sin embargo, su amor por el arte callejero lo descubrió hace unos meses. “Desafortunadamente las autoridades descuidan esta forma de expresión, se necesita más apoyo”, finalizó.
Paz y energía
Con una apariencia desafiante y que rompe los esquemas de una conservadora pero curiosa sociedad, los murales del CCV son el arma idónea para exaltar la cultura y belleza autóctona; dar vida a los espacios genera paz y energía.
El joven pero vigoroso Colectivo invita a todos los artistas nacionales a sumarse a la libertad que ofrece propagar el color. Asimismo si alguien desea contratarlos para darle vida a cualquier espacio, el número del Colectivo de Culturas Vivas es el 3229-0100, asimismo pueden buscarlos en las diversas redes sociales bajo el nombre de la agrupación.