LEPATERIQUE, HONDURAS.- El descenso del agua en la cascada sincroniza a la perfección con el cantar de las aves.
A este maravilloso concierto se suma el sonido de algunos insectos, de pequeños mamíferos y un viento frío que mueve lentamente el follaje de imponentes árboles.
Lepaterique, Cerro del Tigre en lengua lenca, es un diamante oculto a escasos 40 kilómetros de Tegucigalpa que vale la pena visitar.
Poseedor de gente honesta y trabajadora, el municipio es el responsable de proveer el 80% de los vegetales que se consumen en toda la capital.
Lepaterique consta de un poco más de 22,000 habitantes distribuidos en cinco aldeas: Yerba Buena, Carrizal, El Espino, Culguaque y Mulguaca, además de unos 120 caseríos.
Belleza escénica
Fue fundando oficialmente en 1913, en el gobierno de Manuel Bonilla, pero con documentación histórica que data desde el año 1560 cuando, según informes de la Corona española, un grupo de 50 indios lencas ya rendían tributo directo en Comayagua, informó Fredy Cervellón, historiador de la municipalidad.
Lepaterique se eleva a unos 1,500 metros sobre el nivel del mar -de ahí su clima frío- y es uno de los principales proveedores de agua en Honduras.
Cuna del poderoso río Choluteca, también del caudaloso río Nacaome y afluente del río Humuya, siempre ha dado a las ciudades del país más de lo que recibe en realidad.
Su poderío hidrológico se debe a la emblemática Reserva Biológica de Yerba Buena, elevada a un poco más de 2,400 metros sobre el nivel del mar y virgen en casi toda su extensión territorial.
Poseedor de oro en sus montañas, guarda bajo el manto de la secretividad el acceso a la mina de Cantagallo, cerrada por la Corona española.
La importante mina fue cerrada debido a su complicado acceso y los constantes robos que recibían sus explotadores al trasladar el oro en bestias.
Vestigios de los primeros pobladores pueden ser apreciados con las figuras de manos, monos y serpientes, entre otras pinturas rupestres que hay en la zona de Ulasala, a escasos minutos del pueblo.
Para los amantes de la naturaleza, Lepaterique ofrece hermosas cascadas como La Chorrera, un lugar paradisiaco, al que se desciende por un pequeño camino que está a la orilla de la calle principal apenas 15 minutos antes de llegar al pueblo y donde se puede bañar con comodidad.
Además, hay pozas admirables bajo el puente construido por el expresidente Tiburcio Carías Andino durante su mandato.
Durante el recorrido en carretera también se pueden apreciar cientos de cultivos de toda clase de vegetales que son llevados hasta Tegucigalpa.
Los amantes de deportes extremos pueden internarse en el Cerro del Tigre para practicar descenso en los cañones.
En Lepaterique también se cultiva caña, maíz, frijoles y se extrae resina en gran escala, por lo que es una pena que con todo lo que ofrece a la capital su carretera esté en condiciones tan lamentables.
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Encuentro con Dios
Quien lo desee puede tomarse un espacio para el encuentro con Dios en la iglesia Santiago, que lleva su nombre en honor al santo patrón del lugar.
La iglesia es una joya colonial que data desde el siglo XVII, con un altar mayor construido bajo la técnica “pan de oro”, usada por los españoles en la época del barroco y barroco, cuando la madera era labrada a cabo de hacha, luego se le brindaba un revestimiento para después dejar reposar un baño de oro.
El pequeño inmueble, construido para recibir al obispo en el siglo XVII en su camino a Tegucigalpa, posee paredes de un metro de grosor, además de una campana bien conservada que fue construida según registros en 1636.
La iglesia permanece bajo fuerte custodia del pueblo, ya que años atrás fue saqueada por delincuentes en busca de objetos de incalculable valor.
Lepaterique, además, es un espacio ideal para disfrutar de la flora y fauna de Honduras.
En sus montañas ruge la presencia del puma, el tigrillo, el gato de monte que asechan el caminar del venado cola blanca, conejos y muchos otros mamíferos admirables.
Quetzales, cotorros, colibrís, y decenas de especies de aves de paso cantan en la montaña haciendo un ambiente único.
Lepaterique cuenta con una extensión territorial de al menos 500 kilometros cuadrados, colinda con el departamento de Comayagua, por el municipio de Lamaní; con el departamento de La Paz, por el municipio de Ajuterique; y en Francisco Morazán colinda con Curarén, Reitoca, Ojojona y el Distrito Central.
Tradiciones
Con la descendencia lenca corriendo por su venas, muchos pobladores aun retoman algunas palabras en su lengua natal, para recordar a sus ancestros: Ciguata (niña), chiribisca (tía), guanjuro (menor de la familia), chatojo (palo podrido), nagual (ángel guardián), entre otras más.
El municipio es reconocido por mantener vivas muchas de las tradiciones nacionales.
A manera de ejemplo, el guancasco que realizan los pobladores de Lepaterique y Ojojona, según registros, se realiza de manera consecutiva desde hace 286 años.
La actividad se realiza en dos épocas: 18, 19 y 20 de enero, cuando al menos 250 pobladores de Lepaterique parten a pie en un viaje de tres días a Ojojona; y el 24 y 25 de julio cuando la visita es regresada.
Durante la actividad ambos municipios comparten fiestas, misas, intercambios de banderas, además de comidas y bebidas tradicionales.
En lo que respecta a la gastronomía, el platillo por excelencia es el tajo puyado, que consiste en un trozo de carne de res al que se le realiza un hueco que es rellenado de diferentes vegetales, otras carnes e incluso migas de pan que se dejan reposar por una noche y se cocinan al siguiente día a fuego lento .
Por su parte, la bebida más famosa en la comunidad es el chilate, que es elaborado de maíz e ideal para celebraciones.
Las personas en el municipio son amables, serviciales y el encanto del lugar hará del recorrido algo inolvidable.