Las fotografías de privados de libertad acostados en el suelo, con máscaras sobre sus rostros, circulan en las redes sociales, pero lo que está alarmando a la población es el temor de que la terrible enfermedad se expanda.
Los hombres, que se encuentran recluidos por cometer varios delitos, sufren de tuberculosis, una enfermedad curable causada por una bacteria que casi siempre afecta los pulmones y que se transmite a través del aire.
Y es que datos de la Secretaría de Salud de Honduras detallan que en las cárceles de Honduras existen 193 personas afectadas por esta bacteria, todos con tratamiento.
Sin embargo, estas personas reciben visitas de familiares y al no tener un control y cuidado adecuados podrías ocasionar un brote de la enfermedad.
“El Instituto Nacional Penitenciario ha asignado más personal médico para la detección temprana de esta enfermedad y así evitar la propagación de casos”, especificó Norma Artíles, coordinadora nacional de tuberculosis de la Secretaría de Salud.
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Honduras cuenta con un plan Plan de Acción para la Prevención y Control de la Tuberculosis 2016-2019 en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir los casos de esta terrible afección; sin embargo, por el hacinamiento los privados de libertad son más propensos a padecerla.
La Secretaría de Salud informó que en conjunto con los directores de Centros Penales, Jueces de Ejecución y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, desarrollan reuniones y monitoreo en las cárceles para evitar una epidemia.
Cabe mencionar que la tuberculosis es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo.
En 2016, unos 10.4 millones de personas a nivel mundial padecieron de la enfermedad y 1.7 millones murieron.
