TEGUCIGALPA, HONDURAS. El gobierno determinó la mañana de este viernes que la Administración Pública en las ciudades de San Pedro Sula y Tegucigalpa pase a la modalidad de teletrabajo debido a las lluvias dejadas por la tormenta Sara.
El fenómeno tropical actualmente golpe con severidad los departamentos de Gracias a Dios, Colón, Atlántida e Islas de la Bahía y sus bandas dejan intensas lluvias y lloviznas en todo el territorio nacional.
Mediante un Comunicado, la Secretaría de Gobernación, Justicia informó que por recomendaciones de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco) se suspenden las labores presenciales para los empleados de la administración pública de San Pedro Sula y Tegucigalpa, quienes deben pasar a la modalidad de teletrabajo “el día viernes 15 de noviembre del presente año”.
Se exceptúan de esta medida las instituciones que brindan servicios públicos esenciales, como Defensa y Seguridad Nacional, Salud, Aduanas, Puertos, Emergencias y todas aquellas que sean de vital importancia para la población y la economía del país, deberán continuar funcionando en las áreas que cada Titular considere indispensables para su operación.
Desde hace cinco cinco años, en Honduras no se vive un estado de alerta como el provocado por la tormenta Sara. En el año 2020 el país fue golpeado por dos meteoros, Eta y Iota que dejaron severos daños sobre la población y la economía del país.
Eta dejó en Honduras unas 57 personas fallecidas, ocho desaparecidas y alrededor de 1,872,019 personas afectadas. Los daños a la economía también fueron severos.
Luego el huracán y tormenta Iota, el más intenso de la temporada del año 2020 ingresó a Honduras el 2 de noviembre e igualmente dejó cuantiosos daños tanto en la vida de miles de personas como en la infraestructura económica y vial del país.
A pesar de las experiencias vividas en los últimos años, la población sigue actuando imprudentemente exponiendo sus vidas, igual el gobierno también continúa tomando decisiones paliativas a última hora a pesar de contar con una enorme burocracia en la gestión de riesgos.