La Lima, Honduras.- Algunos tenían 15 años o más de estar en suelo estadounidense, otros tenían menos tiempo, pero todos llegaron deportados a Honduras después de haber sido capturados por agentes de migración.

Este viernes 31 de enero, cuatro vuelos con más de 350 migrantes arribaron al aeropuerto Ramón Villeda Morales, en La Lima, Cortés. Los dos primeros grupos llegaron en vuelos comerciales y los otros dos en vuelos militares.

Los que llegaron en vuelos comerciales fueron detenidos antes de la llegada de Donald Trump al poder el pasado 20 de enero. Mientras que los que llegaron en vuelos militares fueron detenidos durante su gestión.

Algunos de los compatriotas traían consigo una bolsa o una mochila con unas cuantas pertenencias, otros no traían nada más que lo que andaban puesto.

De igual forma, hubo quienes eran esperados tras bajar del avión de deportados por sus seres queridos y otros que no pudieron ver una cara familiar al encontrarse nuevamente en su país.

Uno de los deportados se identificó como César Rodríguez, quien vivió 15 años en Nueva Orleans, pero fue detenido en las redadas realizadas en Estados Unidos.

“Toda la gente está escondida allá, no quieren salir ni a las tiendas porque está peligroso que los agarren”, dijo a los medios de comunicación.

El catracho es originario de Villanueva, Cortés y lamentó que en Estados Unidos dejó a su hijo, pero aseguró tener fe en que su vástago vendrá a Honduras a visitarlo, pues él sí cuenta con documentación estadounidense para entrar y salir del país libremente.

Otro hondureño, de nombre Santos Ruiz Padilla, dijo que esta no es la primera vez que retorna a Honduras en calidad de deportado. Anteriormente, fue deportado en 2011, luego de estar en el país norteamericano desde 2004.

Decidió regresar en 2015 y solo consiguió quedarse otros tres años, pues en 2018 fue capturado y deportado.

En marzo de 2023, nuevamente emprendió su ruta para entrar a Estados Unidos, pero en Nuevo Laredo, México, fue captado por el grupo delictivo Cárcel del Noreste.

Luego de ser liberado, ingresó a Estados Unidos, pero fue detenido y por tener un récord de deportaciones previas, lo condenaron a 14 meses de reclusión, de los cuales cumplió 13, pues este 31 de enero fue traído a Honduras.

Ahora asegura que no piensa volver a intentar emigrar y su meta es buscar a su familia en Tegucigalpa y buscar un empleo.

En situación similar está un joven que no quiso ser identificado, pero que dijo ser originario de Corinto, en el occidente de Honduras, donde intentará buscar un trabajo para subsistir luego de ser capturado en Las Vegas, Nevada.

El canciller Enrique Reina, quien se encontraba en la pista de aterrizaje dando la bienvenida a los migrantes retornados, destacó que a pesar de las experiencias negativas de tener que emigrar, atravesar una ruta peligrosa, ser detenidos y después deportados, era de admirar el ánimo y la alegría que demostraban los compatriotas al volver a su tierra, pues muchos se dijeron contentos de ver a sus familiares.

El gobierno ha prometido apoyarles con un aporte económico, granos básicos y fuentes de empleo por medio del programa “Hermano, vuelve a casa”.

“Ese tiempo (detenido) ha sido difícil. A mí me llevaron como a cuatro cárceles diferentes, en diferente tiempo, y nos hacen unas revisiones que no... no les puedo decir. Lo desnudan, le hacen revisiones en el cuerpo y le dicen: ‘levántate tus partes íntimas’, enfrente de todos los demás”, detalló el joven, quien indicó que estas prácticas eran para verificar que los migrantes no llevaran drogas a los centros de detención, pero que a su criterio, eran comportamientos abusivos y denigrantes.

También indicó que la alimentación “es horrible”, pero desea dejar esa mala experiencia atrás y reunirse con su madre y hermanos.