Céleo Ramírez, nuevo miembro de Sigma Xi, inspira a futuros científicos hondureños

Tegucigalpa, Honduras.- Con una infinidad de adversidades que trajo consigo la repentina y mortal pandemia del covid-19, que tomó por sorpresa al mismísimo mundo de la ciencia, se debió remar contra la corriente y sobre la marcha buscar como aguja en un pajar las opciones médicas que pudieran hacerle frente.

Haciendo acopio y bajo la premisa de que “la necesidad es la madre de las invenciones”, cientos, si no es que miles de investigadores del mundo entero, se tomaron la tarea de aportar sus conocimientos para contrarrestar el paso mortífero que a inicios del 2020 estaba teniendo el virus SARS-CoV-2, conocido como covid-19.

En Honduras no fue la excepción. Un grupo de galenos nacionales tomó la iniciativa de escudriñar en los escritos de las ciencias médicas si algunos de los fármacos que estaban siendo recetados y suministrados a los pacientes infectados eran, en efecto, adecuados para el combate de este virus.

Uno de estos profesionales de la medicina fue Céleo Orlando Ramírez Portillo, doctor en medicina general, con especialidad en oftalmología. El médico, junto a otros de sus colegas, decidieron abordar e investigar si era correcto o acertado el uso del fármaco conocido como ivermectina en pacientes con covid-19.

Luego de varias semanas de debates y estudios, sobre la aplicación que en el mundo se estaba dando de la ivermectina, de las dosis que estaban siendo administradas a pacientes adultos jóvenes; el grupo de doctores determinó redactar un artículo con las conclusiones a las que habían llegado sobre el uso de este medicamento.

El escrito, con un poco más de 50 líneas, fue enviado a la prestigiosa revista británica especializada en publicaciones de investigaciones médicas, The Lancet, a inicios del año 2021, cuando la pandemia arreciaba en el mundo, provocando la muerte de miles de personas.

“Lo escribimos en equipo cinco investigadores, fui el primer autor. Lo escribimos y lo mandamos a la revista; la revista podía aceptarlo o rechazarlo, en ese caso les gustó el artículo, fue aceptado y publicado”, recuerda con satisfacción, Ramírez.

The Lancet publicó la pieza científica de los hondureños, el 21 de febrero de 2021, sobre el uso profiláctico de la ivermectina, los pros y los contras y los antecedentes sobre su utilización avalada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), la agencia del gobierno de los Estados Unidos.

Este y otros trabajos similares publicados en otras revistas de salud y en el sitio web de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), le valieron para que el hondureño Céleo Orlando Ramírez Portillo fuera reconocido por una de las sociedades científicas de mayor realce en el mundo.

Confiesa, sin esperarlo en lo absoluto, con desconcierto por la notificación, pero a la vez lleno de mucho orgullo, un día, mientras revisaba su correo electrónico, el catracho se enteró de una invitación para pertenecer a The Scientific Research Honor Society Sigma Xi (Sociedad de Honor de Investigación Científica).

Para ser preciso fue el 22 de julio de 2024 que el galeno hondureño recibió la comunicación, por la vía electrónica, para formar parte de la honrosa sociedad científica.

“Yo reviso mi correo todos los días, yo no conocía de la organización, cuando lo vi me pareció un poco raro y decidí investigar qué era Sigma Xi; ¡fue una sorpresa!”, reconoce.

Antes de darle aceptar a la irrechazable invitación, el especialista en oftalmología se enteró de que 200 personas reconocidas con el Premio Nobel han sido miembros de Sigma Xi.

Además de que también es parte de Sigma Xi, la científica hondureña Mary Vallecillo, quien en 2022 patentó una cura contra la distrofia muscular y realiza investigaciones para frenar los daños de una bacteria que afecta a recién nacidos en los Estados Unidos.

Obviamente, el mensaje llevaba implícito un halago y reconocimiento por las opiniones vertidas y los aportes hechos a la ciencia durante la pandemia, por Ramírez Portillo y en las que también colaboraron otros doctores hondureños.

En la actualidad, Sigma Xi cuenta con casi 60,000 miembros aglutinados en más de 500 capítulos, en Estados Unidos, Canadá, Suiza, Tailandia, Líbano, Nueva Zelanda, Australia, entre otros; un motivo más por el que Céleo Ramírez se siente dichoso de pertenecer a esta organización.

El hecho mismo de haber ingresado a esta sociedad científica ya es un logro para el galeno, sin embargo, hay un compromiso de seguir contribuyendo con la ciencia, y en su caso desde el área de la medicina.

“El compromiso es seguir aportando a la ciencia; no es como que me dijeron: tiene que hacer esto o lo otro. Una vez que uno ingresa ya es miembro, obviamente seguir produciendo artículos científicos, mantenerse dentro de la buena ética de la investigación”, señala.

Ramírez tiene en cuenta que esta es solo una puerta que abrirá varios caminos que podrían llevarlo a convertirse en un mejor investigador en aspectos de salud y por ende en un baluarte para su país.

Aunque pequeños en comparación con otros descubrimientos en medicina, el esfuerzo por su trabajo fue reconocido en el exterior, sin embargo, en Honduras nadie ha destacado su labor, situación que este médico lamenta. “Yo he estado tranquilo con eso, nunca me he sentido mal; cada logro que he tenido a nivel científico ha sido una satisfacción personal. Obviamente, estoy abierto a recibirlo”, señala Céleo.

La sociedad científica Sigma Xi fue fundada en 1886 por la Universidad Cornell, en Nueva York, Estados Unidos, por un grupo de estudiantes de ingeniería y un miembro del profesorado, Frank Van Vleck.

Uno de los célebres miembros de Sigma Xi fue el científico alemán Albert Einstein. Asimismo, los descubridores de la estructura molecular del ADN, el estadounidense James Watson y el británico Francis Crick. Sigma Xi también elabora la revista bimensual American Scientist, destinada a comunicar los últimos avances en ciencia y tecnología en todas las disciplinas.

Céleo Ramírez expresa que “es un gran honor pertenecer a una sociedad como esta. No es algo que yo aspiraba, ni esperaba, es algo que me tomó por sorpresa”, reitera.

Tal y como lo hizo con sus tesis sobre la utilización de las vacunas contra el covid-19 y las secuelas que estas podían tener en los seres humanos, Céleo apunta a seguir investigando y escribiendo sobre problemáticas actuales que pasan a nivel global en la medicina.

De igual manera, aportes sobre un potencial conflicto nuclear que podría producirse entre las potencias mundiales dotadas de este armamentismo.

“Jamás imaginé estar en este escenario. Una vez estando en el Consorcio Covid-19 Honduras, me dieron la oportunidad de ser el primero y de escribir, y así se fueron dando las cosas; han sido muchas horas de investigación”, relata.

Céleo Orlando se convirtió este año en un referente más para las nuevas generaciones de estudiantes y médicos hondureños que aspiran a trascender las fronteras desde el ámbito científico, entendiendo que a veces las barreras son solo mentales.