Comayagua. La reflexión sobre el sacrificio de Jesús en la cruz por los pecados de la humanidad y tener al divino creador del universo como el guía personal fueron mensajes plasmados en el tributo que Comayagua le dio a la fe católica.
Las calles de más de ocho cuadras del casco histórico sirvieron como mural de hermosas alfombras hechas con diferentes materiales, desde aserrín teñido con varios colores, cáscara de huevo, sal, cerámica, vidrio molido, entre otros, utilizados por los artesanos.
Más de 55 familias fueron partícipes con sus alfombras trabajando por más de 10 horas continuas, comenzado desde el jueves a eso de las 11:00 de la noche y finalizando a las 9:00 de la madrugada del Viernes Santo.
Muchas de las familias iban finalizando su trabajo pocos minutos antes que pasara el santo vía crucis por sus alfombras.
Mensajes como “Mira que estoy a la puerta y llamo”, “Toma tu cruz y sígueme”, con sus respectivas imágenes, fueron algunos de los mensajes comunes que se concentraban en cada calle.
Otras alfombras presentaban el vía crucis en varias imágenes tipo mosaicos así como la Virgen María sosteniendo el Niño Jesús.
El colorido y diseño de cada confección llamó la atención de los visitantes, quienes se detenían en cada cuadra del casco histórico para tomar fotografías y posar junto a ellas.
Sonrisas, abrazos y emotividad se observaban en cada calle de la zona procesional donde la unidad era posible gracias al fervor religioso vivido en la ciudad.
Según Tirso Zapata, miembro de la familia creadora de la primer alfombra de aserrín que se hizo en la ciudad, en la actualidad el arte y la creatividad son mejores.
“Ha sido un proceso bonito y difícil, la historia de las alfombras ha tenido su evolución, empezaron con un proceso simple, antes se hacían pequeñas, con detalles mínimos, ahora se utilizan semillas, cerámicas, sal, arena, vidrio molido, lo que viene a enriquecer las alfombras”, dijo Zapata.
Todas estas alfombras sirvieron de manto devocional para acompañar el anda que llevaba la urna del Cristo Crucificado, pero que hoy en día vive tras haber vencido al pecado y la muerte.