Los malos olores y la contaminación por basura han convertido las aguas del afluente en un foco de contaminación permanente que pone en riesgo la salud de los habitantes de la colonia.
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El problema se originó el año pasado después de que las tormentas tropicales Eta y Iota destruyeran una caja de cemento para contener de aguas residuales.
“Pedimos que vengan a reparar esa caja porque las heces fecales se rebalsan y caen en el río y por aquí pasa gente ebria que viene a tomar agua pensando que es limpia y ponen en riesgo su salud”, expresó José Almanzor, uno de los perjudicados.
El entrevistado dijo tener dos de sus hijos enfermos supuestamente por dengue, ya que viven cerca del río, y debido a la cantidad de basura que tiran al agua, este se ha convertido en un hervidero de zancudos.
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