Tegucigalpa, Honduras.- Sin duda, uno de los momentos más dolorosos en la vida de los seres humanos es sufrir la pérdida de uno de sus seres queridos.
Ayer, familiares de 10 de los 12 fallecidos en el fatídico accidente aéreo de Roatán les dieron un último adiós terrenal a sus deudos.
En varias partes del país, una gran cantidad de núcleos familiares, amigos cercanos y compañeros de trabajo, lloraron la partida física de cada una de las víctimas del vuelo LNH-018, que partió desde el Aeropuerto Internacional Juan Manuel Gálvez, en Roatán con destino al Aeropuerto Internacional Guillermo Anderson, en La Ceiba.
Expresiones de pesar, de angustia, de dolor, preguntas del porqué le sucedió a él o a ella, o por qué abordó ese vuelo y no otro, inundaron los velatorios de cuerpo presente de los 12 hondureños.
En la capital de la República, después de ser velado por varias horas en la capilla de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), los restos mortales del piloto de aviación José Francisco Lagos Lanza, fueron sepultados en un cementerio de la aldea Las Casitas, en las afueras de Tegucigalpa.

El cortejo fúnebre partió antes de las 2:00 de la tarde con rumbo al Cementerio San Miguel Arcángel, donde amigos, excompañeros de estudio, entre otros, acuerparon a la familia Lagos Lanza.
“Ahora el vuela alto, lo amo y lo amaré siempre”, expresó doña Nuvia Lanza, la progenitora de José Francisco, cuando daba sus palabras de agradecimiento a todos los que le acompañaron en el difícil momento.
En medio de la tristeza que le embargaba, recordó que, en el mes de febrero recién pasado, cuando su hijo cumplió años, le pidió a los amigos y familiares de José Francisco, enviarle un saludo mediante un video para hacer sentir bien a su vástago en el día de su natalicio.
“Lo recuerdo de pequeño, chinito, gordito, era un comelón”, rememoró don Juan José Lagos, padre de José Francisco, muchos refrendaron ese recuerdo de don Juan José y dejando a un lado el dolor por un momento, soltaron sonrisas.

Luego de un mensaje cristiano recordando al extinto joven piloto, quien también se congregó por un buen tiempo en la iglesia evangélica, y al sonar de varias canciones cristianas, el féretro fue bajado a la tumba en presencia de sus padres y amigos.
Adiós a las hermanitas
En la ciudad de La Ceiba, en el departamento de Atlántida, también fueron velados y sepultados los cuerpos de las hermanas Andrea Abigail Flores Hernández (7) y Angie Flores Hernández (18).
El recorrido fúnebre salió de la funeraria Amor Eterno donde fueron veladas, para después realizar su terraje en el campo santo San Isidro de la ciudad de La Ceiba, a eso de las 4:00 de la tarde.
“Es un pedazo de mi vida que se va, ellas llegaron a visitarme porque vivo en Roatán y lo que me queda es que las pude ver por última vez. Estaban contentas conmigo, las anduve paseando en el carro y la pasamos bien, hasta que las fui a dejar al aeropuerto”, contó don Johnni Flores, padre de las fallecidas.
Flores relató que minutos después de haberlas dejado en el aeropuerto “estaba viendo el teléfono y vi la noticia, vi que era la aerolínea en que se habían ido. Agarré mi carro y fui a buscarlas al hospital y ya vi que eran ellas; no es fácil esto que estamos pasando”, lamentó Flores.
Las dos hermanas residían junto a su madre en el barrio Danto, de La Ceiba. Andrea estaba trabajando y estudiando y este año se iba a graduar en el Instituto Ebenezer.
Familia completa
Siempre en el norte del país, en la ciudad porteña de Tela, Atlántida, fueron velados Carlos Edwin Mejía Ramos (36), Alba Rosa Acosta Torres (37), Karla Abigail Mejía Acosta (11) y Rosmery Nicolle Mejía Acosta (16), la familia completa que pereció en el trágico accidente aéreo ocurrido el pasado 17 de marzo en la isla de Roatán.
“Si me hubiera quedado un minuto de mi tiempo, los habría abrazado a los cuatro. Mi cuñado fue un gran padre, un buen esposo. Mi hermana era trabajadora, luchadora; una madre entregada a su familia”, dijo Evelin Acosta, hermana de Alba Rosa.
Expresó: “Siempre fuimos unidos con ella, porque mi papá nos enseñó que la familia es lo más importante”.

Edith Torres Santos, madre, suegra y abuela de los infortunados, dijo con su voz entrecortada, y mientras se llevaba su mano derecha al pecho, que “este es un dolor y solo Dios puede entender. Lo único que sé es que ellos no están muertos, ellos vivirán siempre en mi corazón”, exteriorizó.
Según expresó, su familia realizó el viaje, ya que Carlos Edwin quiso sorprender a Alba Rosa, quien el 16 de marzo estuvo de cumpleaños y ella quería conocer Roatán.
“Me queda el consuelo de que ellos disfrutaron juntos esos días ya que se fueron desde el viernes. Ellos se amaban y ahora sé que se disfrutaron y ahora están juntos en la eternidad. Dios sabe lo que hace”, manifestó.
En Olancho, Yoro e Islas de la Bahía hay luto
Entre tanto, el cuerpo sin vida de Seida Xiomara Torres fue llevado por su familia hasta el municipio de Jocón, en el departamento de Yoro, de donde era originaria.
También Nidia Miralda Benítez, que hizo el viaje junto a su compañero de hogar Jayro Vargas Reyes, quien logró sobrevivir al infausto incidente aéreo.
Ambos venían al sepelio a una hija que Jayro había procreado con anterior pareja en el municipio de Manto, Olancho.
Yeimi Alejandra Duarte, otra de las víctimas, fue trasladada por la vía aérea hasta Roatán, de dónde era nativa, para ser sepultada.
En cuanto al piloto Luis Ángel Araya, se conoció que la familia lo llevó a La Ceiba; ellos no dieron muchos detalles en relación al sepelio y se mantuvieron en silencio durante el retiro del cuerpo en la morgue del Ministerio Público en San Pedro Sula. Se conoció que será sepultado este viernes en un cementerio de La Ceiba.
¡Hasta luego, Aurelio!
Las exequias del cantautor Aurelio Martínez Suazo se llevaron a cabo en el popular barrio La Isla, de La Ceiba, donde viven sus familiares.
Ahí fue velado por varias horas y luego llevaron sus restos mortales a una funeraria para ser preparado, ya que se espera que sea sepultado entre viernes y sábado, según indicaron sus parientes.
Aurelio Martínez, quien era originario de la comunidad de Plaplaya, en el municipio de Juan Francisco Bulnes, en Gracias a Dios, fue llevado la tarde del martes al Centro Cultural Satuyé, de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario (Odeco), lugar en el que se le rindió un homenaje póstumo, al ritmo de los tambores garífunas y así fue recibido la madrugada del miércoles, en la que fuera su vivienda.
“El mismo día del accidente hablé con él minutos antes, me dijo vos vas a ser siempre mi Ofa refiriéndose a su madre”, apuntó su esposa Roxana Romero, además de pedir a la aerolínea Lanhsa una explicación sobre lo sucedido.
Romero relató que Aurelio fue “un padre amoroso, entregó su corazón a sus hijos, un hijo auténtico, creció con los valores y principios del pueblo garífuna”.
Dijo: “No esperábamos este accidente, nos arrebataron a Aurelio, hay que pedir justicia, hay que reflexionar sobre el servicio que presta esta empresa, una irresponsabilidad”.
Todas las familias pidieron a las autoridades hondureñas una respuesta de lo ocurrido y dijeron que esperan que la empresa asuma la responsabilidad, si el accidente ocurrió por negligencia.
Indagaciones
Las investigaciones iniciaron ayer con las primeras labores para sacar a flote la aeronave JetStream 32, con matrícula hondureña HR-AYW.
La aeronave está sumergida en el lecho marino a escasos metros de la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Juan Manuel Galvez de Roatán.
Se conoció que no estaba equipada de una “caja negra”, que guarda las posibles fallas de la nave, pero si tenía un dispositivo que tuvo que haber grabado una eventual y efímera conversación con la torre de control, ya que apenas tenía menos de un minuto de haber dejado la pista y tomado vuelo con destino a La Ceiba.