TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La vida triunfó sobre la sombra de la enfermedad, Mercy Pérez y su bebé vencieron el covid-19.
El temido virus llegó a la vida de madre e hija de manera sorpresiva, la madre primeriza no imaginaba que antes de ingresar a la sala de labor y parto del Hospital Materno Infantil, un 23 de junio, sería diagnosticada con covid-19, un virus del que había escuchado que mantenía en zozobra al país.
De inmediato la alegría de convertirse en madre contrastó con el temor de que su pequeñita también resultara contagiada de la enfermedad. Su primer encuentro no fue posible hasta nueve días después, ya que la recién nacida tuvo que ser aislada y permaneció en vigilancia en el Hospital María, pues había resultado también positivo a la enfermedad, sus brazos no pudieron cargar a quien había nombrado con ternura Yamileth.
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“Realmente yo me sentí mal porque yo solo salía para el control del embarazo, tuve que aceptar que fui positiva y que también mi bebé lo era, luego de nueve días la pude ver y sentí mucha alegría”, manifestó Mercy.
Mientras su hija fue uno de los casos asintomáticos de coronavirus en el país, la joven madre de 22 años padeció la mayoría de los malestares de la enfermedad. Sin embargo, el encuentro entre madre e hija tuvo que mantenerse restringido durante un mes y medio y sus breves encuentros se limitaban a dar de lactar a su bebita.
?Fue muy difícil, yo le pedía a Dios que mi hija estuviera sana”, recordó.
La pequeña Yamileth ahora tiene dos meses de edad y pesa 11 libras. Sus primeras vacunas ya fueron aplicadas y se encuentra más risueña que nunca. Ahora las cómplices amigas recuperan el tiempo entre juegos y risas
