COMAYAGUA, HONDURAS.- En un ambiente seco, bajo el incandescente sol y cuando se disponía a iniciar su jornada de trabajo, Eduardo Espinal, un niño hondureño de 13 años que trabaja como barbero para ayudar a su familia, fue sorprendido por Roberto Contreras, el alcalde de San Pedro Sula, quien conmovido e identificado con su historia de vida decidió apoyar sus sueños con una importante donación.
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Tras leer la historia del pequeño Eduardo publicada por EL HERALDO, el edil decidió viajar hasta la zona central del país a obsequiarle materiales para equipar su barbería, un uniforme, útiles escolares, calzado, un televisor y hasta una bicicleta, impulsando así las tres actividades con las que logra su equilibrio: estudiar, trabajar y jugar.
Con los ojos vidriosos, casi al borde del llanto, y sorprendido por la prensa y la numerosa cantidad de personas que aplaudían su labor, Eduardo, estudiante del séptimo grado, recibió con mucho agradecimiento la ayuda que le entregaron las autoridades hondureñas en “Eduar Barber Shop”, la humilde barbería que le instaló su padre hace dos años tras conocer su pasión por ese oficio.
“Me sorprendió la venida del alcalde, no me lo esperaba, cuando lo vi me puse bien alegre”, le contó a este rotativo. “Me siento muy feliz y agradecido también con EL HERALDO, voy a cuidar las cosas y voy a seguirme esforzando para ser un barbero profesional, tener la barbería bien grande y en muchos lugares del país”, agregó el pequeño emprendedor que sueña en grande.
El traslado a la barbería de Eduardo
La visita sorpresa a la barbería de Eduardo se consumó el pasado martes 21 de febrero. Según cuenta el alcalde de San Pedro Sula, la idea de brindar su mano solidaria surgió tras una conversación nocturna con su esposa y fue así como se trasladó desde la zona norte hasta Comayagua para conocer personalmente al emprendedor, entregarle nuevos implementos y ser testigo del arte detrás de una máquina y un peine.
Durante la visita sorpresa, ‘el barbero más joven de Centroamérica’, como es conocido Eduardo a nivel internacional, le cortó el cabello al yerno de Contreras mientras contaba, entusiasmado a los espectadores, algunas de sus técnicas, sus inicios en la barbería y sus planes a futuro.
“Eduardo me recuerda a mi niñez porque a su edad yo tenía los mismos sueños, yo he venido -a Comayagua- como un emprendedor que decide tenderle una mano de apoyo. Es un niño que inspira y demuestra que cuando uno lucha puede alcanzar lo que se proponga”, expresó Contreras a este rotativo.
Gracias a su pasión y esfuerzo más allá de los estudios, Eduardo logra comprar alimentos para su casa y también cubre otros gastos familiares; además abastece su negocio. “Él trae su dinerito, me dice ‘mami álcemelo, si usted ocupa dinero agarre mami’”, contó muy orgullosa doña Merlin Carranza, mamá del pequeño emprendedor.
La historia de Eduardo ha trascendido fronteras y ya se convirtió en inspiración para adultos y pequeños, pues aunque sus hermanos han migrado a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, él no se quedó de brazos cruzados en su país natal. “Yo les aconsejo a los jóvenes que se atrevan a emprender porque un sueño es un tiempo que va cambiando y uno lo logra”, aseguró el pequeño.
En su familia es considerado un hijo ejemplar y un excelente estudiante, por lo que es todo un orgullo para la aldea Mata de Caña, una zona remota, escondida entre los árboles y que a pesar de la visible pobreza que ha obligado a varios de sus habitantes a migrar a otros países, también guarda entre sus calles historias como las de un barbero de 13 años que demostró que sí se puede trascender siendo un catracho de éxito.
Enfocado en el futuro
Mientras señalaba con su dedo el lugar donde colocaría el nuevo televisor que entretendrá de ahora en adelante a sus clientes, Eduardo también estaba pensando en lo que espera lograr a corto plazo, pues tiene dos nuevas metas: aprender nuevas técnicas de barbería y mejorar las instalaciones.
Por su parte, Contreras prometió realizar una segunda visita a la familia de Eduardo para llevarles un aire acondicionado, una puerta de vidrio y hacer algunas mejoras a su vivienda. “Yo pensé que yo venía a darle algo a Eduardo, pero resulta que él me ha dado más a mí porque me ha recordado mi infancia, mis primeros pasos como emprendedor. Me siento alegre de lo que he logrado y quiero acompañar de la mano a este niño y muchos otros jóvenes para hacer un mejor país”, dijo.
¿Quién es Eduardo Espinal y cómo inició su emprendimiento?
Eduardo Espinal, de 13 años, es un niño originario de la aldea Mata de Caña, en Comayagua, quien emprendió con una barbería cuando tenía 11 años, con la intención de generar ingresos para ayudar económicamente a su familia.
El pequeño descubrió su pasión por la barbería cuando acompañaba a su padre a cortarse el cabello. Sus padres son Merlin Carranza, ama de casa, y Wilfredo Espinal, quien trabaja recolectando arena en el río para vendérsela a constructores. Ambos tenían intenciones de migrar al extranjero, como otra de sus hijas, pero al final apostaron por los sueños de Eduardo.
“Nos queríamos ir para que nuestros hijos salgan adelante, que ellos sean alguien en la vida ya que uno no fue, pero él -Eduardo- me dijo ‘no mami, yo quiero tener mi barbería, mejor no mami porque yo voy a trabajar’”, contó doña Merlin.
Comprometidos en ayudar a Eduardo, ambos padres le instalaron una barbería con los implementos básicos y poco a poco el niño ha logrado hacerse de su clientela, generando hasta 700 lempiras al día atendiendo a hombres y mujeres que solicitan sus servicios.
Otro de los días que hizo más ingresos ocurrió cuando atendió a 16 personas que le dejaron 45 dólares (aproximadamente 1,000 lempiras). La visita del alcalde fue su nuevo récord, pues le pagaron 1,500 lempiras por el corte de cabello que le hizo al yerno de Contreras. Eduardo dijo que usaría ese dinero para comprar una secadora de cabello.
La barbería del pequeño emprendedor abre de lunes a domingo a partir de la 1:00 pm hasta las 7:00 pm., pues por las mañanas estudia en el Instituto Técnico Comalhuacan. Además, en su tiempo libre disfruta la adrenalina de ser un niño que monta la bicicleta, juega fútbol y escondite.