Apenas 150 hondureños tienen el privilegio de conocerlo en persona, pero el papa humilde y sencillo es querido en toda Honduras.
Su mensaje de fe, caridad y esperanza ha cautivado a millones de corazones de esta tierra centroamericana y se siente tan cercano que hace al santo padre ser hondureño.
Así lo consideran los jóvenes católicos que participaron en julio de 2013 en la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, Brasil, y que vieron en el papa Francisco un hombre bondadoso, inspirador de confianza y muy accesible.
“Tenemos la dicha de traer al Papa a Honduras, porque cuando regresamos la gente nos decía ‘te toco para que nos des la bendición del Papa’, por eso decimos que él es hondureño”, expresó Alejandro Cerna, coordinador de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana.
Los muchachos catrachos ven en el santo padre la presencia de Dios.
El papa Juan Pablo II les enseñó que siempre hay esperanza; Benedicto XVI, que es necesario la fe para creer, pero Francisco los ha vuelto a las raíces de la caridad, volver la mirada al prójimo y actuar como Jesús actuó.
El Papa dice a todos los jóvenes del mundo “hagamos lío, pero un buen lío”, y hemos regresado al país a hacer un gran lío para Dios aseguran.