La politización y la falta de voluntad de quienes llegan al poder en Honduras han contribuido al descalabro financiero de la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (Hondutel), según lo denunciaron este martes dirigentes sindicales de esta institución estatal.
De acuerdo a lo afirmado por el presidente del Sitratel, Orlando Mejía, la situación se ha venido agravando ya que quienes han tenido la facultad de tomar decisiones únicamente han visto cómo esta empresa disminuye su capacidad.
Un de los factores que más han dañado a Hondutel es la contratación de personal que llega por la recomendación de los políticos de turno. De contar con unos 2,900 empleados en el 2005, la estatal pasó a tener mas de 5,000 trabajadores, según lo detalló Mejía.
De esa cifra, el 70% es personal administrativo, cuando lo que se necesita en Hondutel es personal técnico, dada su naturaleza.
Más temprano, el exgerente de Hondutel, Alonso Valenzuela, criticó a la presente administración por contratar personal militar que no es necesario. Señaló que esos militares hasta 'chocan unos con otros' en los pasillos de Hondutel.
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Transferencias al gobierno
Hondutel ha sido históricamente la institución pública que ayuda al gobierno central a llevar la pesada carga financiera.
Datos brindados por Sitratel hablan de que las transferencias de fondos en el gobierno del presidente Ricardo Maduro ascendieron a 14 mil millones de lempiras, mientras que durante la gestión de Manuel Zelaya el monto fue de unos 7 mil millones.
En la administración Lobo Sosa las transferencias han sido de 1,200 millones y se espera que a esto se sumen unos 200 millones más.
Los sindicalistas, también criticados por los jugosos beneficios que reciben por el Contrato Colectivo, mencionaron que lo que originalmente vino a perjudicar a Hondutel, es la “entrada de empresas transnacionales de las telecomunicaciones a Honduras”, desde 1996.
Tras los señalamientos, el gerente de Hondutel, Romeo Vásquez Velásquez, negó que su administración en esa dependencia estatal sea “un desastre”.
El exgerente Arturo Valenzuela reconoció también que la empresa disfrutó sus tiempos dorados cuando el mercado era cautivo y podía ofrecer sus servicios a precios elevados.
Aunque se le dio a la estatal de telecomunicaciones un plazo de cinco años para prepararse ante el ingreso de las compañías privadas, los gobiernos no hicieron absolutamente nada para enfrentarse a la competencia que estaba por llegar.