Unidad investigativa
Unidad investigativa
El primer proyecto estaba programado para terminar en 2016, pero varios inconvenientes postergaron el trabajo hasta este año
Santa Cruz de Yojoa
A un paso de culminar el proyecto de reparación de las fisuras en la represa hidroeléctrica Francisco Morazán, conocida como El Cajón, surge una no tan agradable sorpresa: nuevas grietas.
Y por si esto fuera poco, también hay otro reto por vencer. Toca buscar fondos para continuar con las reparaciones en el resto de la estructura.
Los nuevos fondos se requieren para invertirlos en las nuevas fisuras que fueron encontradas, así como para reparaciones adicionales.
En una visita hecha por EL HERALDO, se constató el avance en un 90% de las reparaciones de las grietas, sin embargo, los técnicos que trabajan en el sellado revelaron que existen filtraciones de agua en el lado izquierdo de los cimientos, así como desde las paredes de las montañas.
Antes de iniciar el proyecto de reparación, el caudal de filtración en toda la central hidroeléctrica era mayor a los 1,000 litros de agua por segundo, siendo la zona derecha de la represa la que presentaba el mayor daño.
Hasta el momento, las pérdidas por segundo fueron disminuidas a 100 litros de agua en el total de la estructura, pero el 25% de agua vertida corresponde a la filtración detectada en el lado izquierdo de la represa.
+Por inundación estuvo a punto de racionarse energía en todo el país
Estas nuevas fisuras fueron encontradas mientras ponían inyecciones de concreto en la parte derecha de la represa.
“La meta del proyecto era llegar a 100 litros por segundo, porque es muy difícil en una presa de estas que están catalogadas entre las más altas del mundo, tener cero fugas entre las rocas. La presa en sí no tiene fugas, el problema es en la roca caliza”, detalló Rolando Rodríguez, encargado del proyecto de Mantenimiento de Obras Subterráneas (MOS).
El embalse de la represa tiene un nivel superior a los 5,000 millones de metros cúbicos, lo que provoca que el caudal del agua se deslice a través de las rocas y el suelo.
De acuerdo a los expertos en ingeniería, estas grietas si no son inyectadas con concreto podrían ampliarse aún más en las piedras rocosas y hacer agujeros en los que fácilmente pasaría una persona.
El costo adicional de las reparaciones faltantes estaría valorado en unos siete millones de dólares, es decir, casi L 166 millones al cambio actual.
Con estas reparaciones se garantizaría que la estructura no tenga más filtraciones, reduciendo con esto las pérdidas monetarias elevadas, como pasaba en años anteriores.
La primera inversión aprobada por el Congreso Nacional fue de 31 millones de dólares, lo que dio luz verde para que en 2014 la empresa italiana Astaldi S. P. A. iniciara con la inyección de concreto en las grietas de los 14 kilómetros de túneles más dañados de la represa.
De esta cifra, al menos 140 metros lineales fueron cubiertos por una capa de concreto que mide entre 25 y 50 centímetros de grosor.
Uno de los ingenieros del proyecto MOS explicó a EL HERALDO que la capa de concreto utilizada depende del daño que tenga la estructura, a la vez que implementaron estos revestimientos para que las paredes de los túneles puedan ser reforzados.
Estas obras serán culminadas en tres meses, pero los encargados del proyecto MOS realizan la gestión para poder ampliarla y reparar el resto de la estructura agrietada.
“Es difícil poder decir si lo van a aprobar o no porque esto tiene que ir a Finanzas, ellos cuidan las finanzas del Estado en función de la disponibilidad que el mismo Estado tiene”, mencionó Rodríguez.
Explicó que el Congreso Nacional ya asignó un presupuesto para la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), lo que dificultaría que vuelvan a aprobar otra inversión para el segundo avance.
Hace más de 15 años, El Cajón ya había sido impermeabilizado por agrietamiento en las rocas y aunque los expertos afirman que el tiempo de mantenimiento es normal, las nuevas fugas encontradas también deben de ser perforadas e inyectadas con concreto antes de que causen más daños en la estructura.
Inconvenientes
El problema de las fisuras se agudizó en mayo de 2009, cuando un terremoto de magnitud de 7.1 estremeció todo el territorio hondureño.
Al realizar los estudios de campo y al hacer un plano se detectaron los lugares donde las grietas hacen más daño a la estructura, las máquinas especiales, traídas de otros países, perforaban hasta 30 metros para llegar al fondo del embalse. Al no encontrar agua, procedían a inyectar una mezcla de concreto en las grietas.
Según lo establecido en el contrato, la obra sería terminada en 2016, pero tuvo que ser ampliada un año más debido a varios inconvenientes que encontraron en las perforaciones.
En este sentido, Luigi Zantedeschi, gerente de proyecto de la empresa italiana Astaldi, manifestó que “no fue un proyecto fácil. Logísticamente trabajar con una represa que ya está construida es mucho más difícil por el tema ambiental y de seguridad en comparación con una represa en construcción”.
Indicó que “trabajando debajo de la tierra nadie sabe lo que se va a encontrar, por lo tanto es un trabajo bastante ciego. Nunca se sabe si un hueco va a tomar una tonelada de cemento o cien toneladas”.
Según los ejecutivos de la empresa italiana, ellos esperan la ampliación del contrato, pues tuvieron un gasto mayor de cemento que no estaba previsto en el contrato.
Objetivos
A raíz de la planificación llevada a cabo con los ejecutivos de la empresa italiana Astaldi e ingenieros del proyecto MOS, ya fueron concretados los objetivos principales, que han sido vistos con buenos ojos por las autoridades de la ENEE.
La empresa italiana revistió 140 metros lineales de túnel que representaban un riesgo para la estructura y realizó la inyección en las galerías superiores que redujeron la filtración de agua.
Asimismo, inyectó resinas epóxicas en la junta de hidratación de la presa, ya que esta fue construida en bloque de concreto y al haber un terremoto la represa se podía deformar. Para esto la empresa contratada tuvo que subcontratar a una compañía especialista.
También instalaron equipos de instrumentación que monitorean el comportamiento de la estructura en la detección de sismos, así como instrumentos que analizan la deformación de la represa.
Lo que significa que la cantidad de trabajos ejecutados es de 63,642 milímetros de túneles, 2,200 milímetros de piezómetros, un total de 4,816 lechadas, 38,413 kilogramos de resina epóxica inyectada, unos 2,260 metros cúbicos de revestimiento, al menos 1,332 metros cúbicos de túnel excavado, 25 metros cúbicos de arena vertida, 8.30 metros cúbicos de grava y la instalación de cuatro extensómetros.