El aroma a café recién tostado se esparce en el interior de la microempresa Derivados del Café (Dericof), en busca de la conquista de paladares.
En el interior de la cocina Débora Vargas y su personal se han encargado de convertir los granos aromáticos en fino polvo, hasta lograr la materia prima para los dulces de café que se son tan populares.
En el negocio se preparan más de veinte variedades de golosinas de diversos ingredientes, pero siempre acompañados de la esencia de café. Uno de los caramelos que más popularidad tiene entre la clientela es la melcocha de café, un dulce preparado con azúcar, café de la variedad Pacamara, nata de leche, almendras, margarina, jarabe de almendras y miel de maíz.
Vargas explicó que es necesario que la preparación se realice con cierta especie de café, pues ayuda a potenciar el gusto final.
La preparación de la confitura inicia con la mezcla de los ingredientes, antes de hervirlo a fuego lento durante unos 30 minutos o hasta que alcance una consistencia de almíbar.
En este punto de cocción se baja del fuego y se debe dejar reposar otros 30 minutos hasta que adopte una forma chiclosa.
El último paso del proceso es el empacado, el cual se realiza al momento en que la mezcla se ha enfriado.
Este mismo proceso se ha repetido durante cinco años consecutivos, período que lleva de funcionar el establecimiento.
La impulsadora de este tipo de ventas es Débora Vargas, quien luego de permanecer rodeada del mundo de la caficultura decidió darle un valor agregado.
“Comencé con diversas mezclas y luego comprobé que eran del agrado de la población, por lo que en una ocasión me presenté en un evento de la taza de excelencia y noté que mi producto tenía una aceptación espectacular, por lo que decidí conformar un negocio”, recordó Vargas.
La emprendedora mujer gestionó ayudas con diversas instituciones hasta lograr el apoyo de Swisscontact, el BID y Zamorano para consolidar su empresa.
A la fecha, Débora ya cuenta con un registro sanitario y los permisos requeridos para exportar su producto, pero la detiene la falta de fondos para adquirir una máquina que imprime las fechas de elaboración y vencimiento del producto.
“Pretendemos adquirir la maquinaría para comenzar a exportar nuestros productos, los cuales ya recorren el mundo a través de los turistas”, explicó la entrevistada.
También se han enviado pedidos a Estados Unidos, España y Chile, a solicitud de vecinos que han emigrado.
Limitantes
Según la microempresaria, los costos de producción de los dulces que procesa aún resultan onerosas, ya que la inversión que realiza aún se queda en pedidos mínimos.
Para preparar dos docenas de melcocho de café, la empresaria invierte 3,000 lempiras, ya que el dulce tiene entre sus ingredientes almendras, café de alta calidad y excelentes productos de repostería. “Pese a los costos de inversión, no sacrificaríamos la calidad de los productos, pues debido a esto la empresa cuenta con un sello de nutrición”, aseguró la entrevistada.
Entre los otros productos que se elaboran en la microempresa se encuentra las bolitas de dulce de café y bolitas de mocca, los que según la experta, son buenos para reducir dolores de cabeza y la ansiedad. Y precisamente las bolitas de mocca son el dulce preferido por los japoneses que visitan el negocio.
Una bandeja de este dulce tiene un costo de 192 lempiras, la cual también se puede comprar por unidad a ocho lempiras. También se procesa vino de café, uno de los productos predilectos de los clientes del negocio, quienes han llegado a pagar hasta 300 lempiras por una botella.