La red vial quedó destrozada por completo, con grandes hoyos y suelo inestable debido a la gran acumulación de agua tras el paso de las tormentas tropicales Eta y Iota. A diario es común ver camiones varados en medio del lodazal y con personas tratando de halarlos hacia tierra firme.
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En ello invierten día enteros pues el “chicle” en que se han convertido las vías hace que resulte difícil la tarea. Los tramos de tierra más afectados son los que conducen de Marcala hacia comunidades de los municipios de Santa Elena, Yarula, Santa Ana y Opatoro.
Por estas vías se transportan grandes cantidades de café, hortalizas y granos básicos. Además de mercadería en general traída de municipios vecinos de El Salvador. “Estamos casi incomunicados porque es imposible transitar de Marcala hacia aldeas de Santa Elena o Yarula”, expresó Jorge Hernández, comerciante del municipio de Marcala.
Carretera CA-7
Otro de los tamos afectados es la carretera pavimentada CA-7 que comunica los municipios de La Paz, Cane, San Pedro de Tutule, San José, Santiago de Puringla, Chinacla y Marcala.
La carretera está llena de hoyos y es un peligro transitar en horas de la noche ya que también carece de señalización.
A pesar del clamor de la población y alcaldes del departamento de La Paz por la reconstrucción total de la CA-7, los gobiernos de turno no han ofrecido soluciones.
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