PUERTO LEMPIRA, Gracias a Dios, Honduras
Los ánimos están embravecidos. Un enfrentamiento armado se avizora.
Las presuntas invasiones de ciudadanos nicaragüenses fuertemente armados están provocando una fuerte tensión en La Mosquitia hondureña.
Las acciones invasoras que iniciaron la semana anterior ya reportan saqueos a propiedades, quemas de casas y puentes, así como el presunto secuestro de 31 personas en el sector de Corinto, jurisdicción del municipio de Puerto Lempira, Gracias a Dios.
Toda esta situación mantiene un clima de tensión entre los dueños de estos bienes que han sido invadidos con unas 300 personas pertenecientes a la etnia misquita. Bajo el argumento de un proceso de recuperación de tierras, los invasores están sembrando el terror en esta zona.
“La mayoría de estas personas son de comunidades misquitas de Nicaragua que han sido trasladadas a nuestras tierras por dirigentes hondureños”, denunció vía teléfono un ganadero afectado que prefirió el anonimato al diario La Prensa, que se edita en San Pedro Sula.
Estas personas han saqueado muchas propiedades, “han destazado reces, cerdos y se han llevado muchas de nuestras cosas, a nuestras casas les han prendido fuego, y han privado de libertad a algunos de mis parientes”, dijo el denunciante al diario.
Ya han transcurrido más de seis días que inició este movimiento y aún no se sabe del paradero de las 30 personas que han sido privadas de libertad por este grupo.
“Hay mujeres embarazadas, niños y ancianos; hay un señor que padece de azúcar en la sangre y tiene que estar tomando medicamento y no sabemos nada de ellos. Pedimos a las autoridades que actúen de inmediato antes que aquí se desate una guerra”, clamó el ciudadano.
Unas 10 propiedades están en poder de los invasores, los dueños de las mismas responsabilizan a la organización étnica misquita Masta Asla Takanka (Masta), que en español quiere decir Unidad de La Mosquitia. “Se responsabiliza a los líderes de esta organización de lo que pueda pasar en esta región. No nos vamos a dejar quitar nuestras tierras, las hemos comprado legalmente y nos pertenecen. Apuramos al Gobierno una solución, porque la paciencia y la humillación nos están agotando”, advirtió el hondureño.
La mayoría de los invasores provienen de comunidades misquitas de Laguntara y Kisalaya, asentadas en territorio nicaragüense y otros de Corinto y Auka, pertenecientes al municipio de Puerto Lempira. Estas personas andan fuertemente armadas. “Y no permiten el acceso de los militares hondureños, por eso le prendieron fuego a un puente de madera que fue construido por el mismo ejército, para que no puedan entrar a Corinto”, detalló el afectado.
Esta lucha que se libra en La Mosquitia es comparada con la que se gestó hace más cuatro años en el Bajo Aguán, “solo que aquí la situación es más delicada, porque vemos que hay un racismo contra nosotros, que desde hace diez años compramos estas tierras”, indicó el ganadero.
Misquitos denuncian inasión de sus tierras
Este jueves, EL HERALDO también reveló que el alcalde de Puerto Lempira, Eduardo Sinclair Chow, denunció haber sido víctima de saqueos por parte de bandas de forajidos.
Los pobladores organizados en el Consejo Territorial de Wamakklisinasta y Consejos de Ancianas de cada comunidad de la zona de Auka, a través de un comunicado, aseguran que “nos asiste todo el derecho de posesión y exclusividad sobre nuestro territorio”.
Los afectados denunciaron que desde hace algunos años grupos de personas del sector como del interior del país “han invadido y descombrado” aproximadamente 12 mil hectáreas de bosque latifoliado, especialmente en la zona fronteriza con Nicaragua, a orillas del río Coco o Segovia, desde la comunidad de Corinto hasta frente a la comunidad nicaragüense de Bilwaskarma. Eso está ocasionando un acelerado deterioro ambiental y cultural, además de atentar contra la calidad de vida de las presentes y futuras generaciones que residen en el sector de La Mosquitia.
Las poblaciones misquitas aseguran que desde hace cinco años han denunciado ante las autoridades del Ministerio Público (MP), Instituto de Conservación Forestal (ICF), entre otros, sin que hasta la fecha se nos dé una respuesta.
“Es responsabilidad del Estado de Honduras realizar los desalojos a petición de los pueblos afectados”, dice el comunicado.
Los indígenas aseguran que con el paso del tiempo “la situación es insostenible”, lo que ha llegado al extremo que la población de la zona está recibiendo amenazas de muerte, situación que los ha obligado a tomar acciones de autosaneamiento del territorio a partir del jueves 12 de marzo de 2015, lo que significó la movilización de la población de la zona de Auka hacia las áreas invadidas con el fin de recuperar las tierras.
Las comunidades indígenas dan a conocer al gobierno que las acciones que han tomado “están basadas en ley” y que el único interés que tienen es “asegurar el bienestar de nuestra población”. Ante esa situación, solicitan con carácter de urgencia la presencia de representantes del gobierno con el fin de finalizar el proceso de autosaneamiento, el retorno seguro de los invasores a sus lugares de origen y que se deduzcan las responsabilidades por los daños ocasionados al medio ambiente.
También aseguran que los Consejos Territoriales que conforman la base política indígena de MASTA se están movilizando para realizar el autosaneamiento de sus respectivos territorios.