Tegucigalpa, Honduras.- El excanciller Carlos López Contreras calificó como “aventurada” la amenaza del gobierno de Xiomara Castro de retirar las bases militares estadounidenses de Honduras, en respuesta a posibles deportaciones masivas de migrantes por parte de la administración entrante de Donald Trump, cuando este todavía no asume el cargo.
“Eso de lanzar al ruedo cosas de lo que pueda hacer el próximo gobierno es un poco aventurado, pueda que no ocurra nada de eso, o solamente esté en la imaginación de la gente del gobierno o lo pueden hacer simplemente para hacer posturas para hacer desplantes internacionales, pero eso no es constructivo a los efectos de una buena relación con países como Estados Unidos”, opinó López Contreras.
Recordó que en esa nación hay más de un millón de hondureños que sostienen la economía nacional y hasta al mismo gobierno a través de las remesas. “Destruir la economía de un país o de un amigo es fácil, pero reconstruirla es sumamente complicado, lleva mucho tiempo y con una buena relación diplomática”, dijo el diplomático de carrera.
En su mensaje de año nuevo, Castro amenazó al presidente electo Donald Trump, quien tomará posición el próximo 20 de enero, de expulsar al contingente militar que Estados Unidos tiene en la base militar de Palmerola si el magnate cumplía su promesa de deportar masivamente a los migrantes.
Para López Contreras, si bien Honduras es un Estado soberano, no puede denunciar un tratado sin el visto bueno del Congreso Nacional. Este es un trámite que requiere tiempo, se envía una comunicación dirigida al gobierno para informar sobre la denuncia y debe ser con un preaviso de seis meses o un año, “y luego debe ser seguida de una aprobación por parte del Congreso para que tenga efectividad”.
Aseguró que el Ejecutivo no puede imponer su voluntad con la de eliminación de un convenio, porque “no estamos en una monarquía absolutista. Si esta fuera una monarquía absolutista sí, pero aquí estamos dentro de un Estado moderno, que tiene distribución de funciones en sus poderes”.
Recordó que hay una función ejecutiva y una legislativa, por eso unilateralmente no se puede comprometer la voluntad del Estado. “Muchas veces los jefes de Estado actúan así de forma emotiva por una coyuntura especial, incluso ahí tenemos lo del tratado de extradición, pero eso no tiene ninguna significación desde el punto de vista del derecho interno que del derecho internacional”, analizó.
El Ejecutivo puede cumplir con los requisitos internos para comprometer al Estado en una obligación de hacer o no hacer, pero es igualmente importante entender que la presencia militar en Palmerola no se califica como una base estadounidense. Se trata de un acuerdo para el uso de instalaciones que pertenecen al Estado de Honduras, donde opera la Escuela Militar de Aviación y, actualmente, el aeropuerto, explicó.
Rememoró que la presencia militar en Palmerola se sustenta en un anexo a un tratado internacional acordado en tiempos del exgobernante Roberto Suazo Córdova (1982-1986). Al retirarlo, debe ir forzosamente al Legislativo para alcanzar validez.
Explicó que el alejarse del lenguaje diplomático y optar por la confrontación es el estilo de algunos gobiernos no es la modalidad clásica de la diplomacia. La verdadera diplomacia comienza con un saludo y con una sonrisa “de ahí se sigue adelante para ir creando una relación fructífera”.
“Pero hay otros gobiernos que piensa que primero hay que comprometer la relación y después reconstruirla, eso es cuestión de preferencia, pero la diplomacia clásica independientemente de lo que se piensa o de los intereses que se persiguen siempre hay una actitud genuina, de armonía, amistosa”, expuso.
Contreras aclaró que “puede ser que esa amistad se rompa en el camino, pero en principio esa es la escuela clasifica de la diplomacia, estar ahí para hacer amigos y consolidar amistades, para mejorar las relaciones, no para empeorarlas”.
Tradicionalmente, las comunicaciones diplomáticas se manejaban mediante mensajes formales en papel, respaldados por firmas y sellos oficiales, con un lenguaje claro y a menudo contundente, capaz de provocar disgusto, compromisos, suspensiones o incluso rupturas. Sin embargo, con el auge de las redes sociales, los canales de comunicación han adoptado un tono más informal.
