Tegucigalpa, Honduras. El discurso del gobierno de Honduras hacia Estados Unidos refleja más un sesgo ideológico que una estrategia de política exterior abierta, coincidieron los generales retirados Luis Alonso Maldonado Galeas y Romeo Vásquez Velásquez, al referirse a la amenaza de retirar las bases militares estadounidenses del país.
“Suena más a una especie de anuncio de una represalia de Honduras en razón de lo que ha anunciado el presidente electo Trump respecto a los migrantes y las políticas que va a adoptar”, opinió Maldonado.
En una reacción calificada como irreflexiva y alejada del lenguaje diplomático, la presidenta Xiomara Castro, en su mensaje de Año Nuevo, amenazó al gobierno del presidente estadounidense Donald Trump con expulsar la instalación militar si esa administración deporta masivamente a los inmigrantes ilegales.
En sus tres años en el poder, el gobierno de Castro ha mantenido una confrontación continúa contra la administración norteamericana por distintas circunstancias. Los burócratas al más alto nivel han atacado con vehemencia a la embajadora Laura Dogu y han rechazado la Lista Engels, además que el Poder Ejecutivo denunció el tratado de extradición y ahora se suma la expulsión de la base militar.
De acuerdo con Maldonado, el contingente militar estadounidense, denominado Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, en Palmerola, Comayagua, está sustentado en un convenio de cooperación en materia de defensa entre los dos Estados que conlleva dos programas. El primero se centra en la adquisición de material bélico y mantenimiento y sostenibilidad de los recursos que los Estados Unidos provee a Honduras en materia de defensa.
El segundo es un programa educativo que ofrece capacitación en todos los niveles, desde oficiales superiores hasta tropas y cadetes de las academias militares, con el objetivo de que, bajo este intercambio de cooperación, las Fuerzas Armadas alcancen el nivel de preparación necesario para la defensa nacional.
Al suprimirse la presencia de la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo en la base Soto Cano, también dejará una limitación en las capacidades para dar respuesta a las distintas amenazas comunes para ambos Estados. “Me refiero a la narcoactividad en particular y al crimen organizado en general”, explicó.
Asimismo, el pueblo hondureño se vería afectado, ya que la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo realiza misiones de cooperación enfocadas en el desarrollo de infraestructura escolar, la atención en salud y la respuesta inmediata ante situaciones de alto riesgo, incluyendo evacuaciones y rescates con el uso de ambulancias aéreas en casos de desastres naturales extremos, explicó el militar en retiro.
Una actitud inapropiada
Según Maldonado, la amenaza también podría considerarse el detonante de crisis que se propicia desde el gobierno en las relaciones con los Estados Unidos.
“Estoy hablando, primero, lo que ha implicado una especie de lenguaje inapropiado con la embajadora de los Estados Unidos. Luego, la denuncia del tratado de extradición suma esas contradicciones. Y ahora esto, que suena más a una especie de anuncio de una represalia de Honduras ”, dijo.
Cuando el lenguaje diplomático excede los cánones marcados por la política exterior, como en el que incurre Honduras actualmente, la situación puede desencadenar en una crisis política —opinó el experto—, debido a que el lenguaje, en lugar de ser de cooperación, es confrontativo.
Para Maldonado, en esta confrontación Honduras perdería más. Estados Unidos puede responder con medidas de económicas, migratorias o en materia de seguridad o defensa, así como en toda la atención que despliega hacia Honduras a través de sus distintas agencias.
Durante este periodo de gobierno, Honduras ha recibido visitas de altos funcionarios de Estados Unidos, incluyendo representantes del Departamento de Estado a través del secretario para Asuntos Latinoamericanos, del Comando Sur, del Departamento de Seguridad Nacional, así como de inversionistas y otras delegaciones.
Lo anterior refleja la intención de los Estados Unidos de acercarse a Honduras en diferentes ámbitos para seguir con esta política de cooperación mutua. Sin embargo, las provocaciones del Ejecutivo pueden derivar en recortes, límites o restricciones de ayuda, quedando Honduras a expensas de muchos riesgos.
“Si nos reducen condiciones de defensa y seguridad quedamos expuestos a las amenazas. Si hay afectaciones de orden económico se sumaría a la precaria situación económica que vive Honduras. Si se acentúan medidas restrictivas en el orden migratorio el país puede entrar en una mayor crisis. Todo es negativo, contraproducente, una afectación al pueblo hondureño”, alertó Maldonado.
A criterio del oficial retirado, el discurso del Ejecutivo tiene más un tinte ideológico que una línea de polítca exterior abierta, alejada de cualquier tendencia, como deben de actuar todos los estados. “Estamos cayendo en esta situación que de repente nos va a hacer muy difícil superarla y caer en una situación de normalidad cuando corresponda”.
Honduras corre el riesgo de caer en la órbita de influencia rusa o china, siguiendo la línea de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Como reflexión histórica, el armamento, la doctrina y la formación en defensa de Nicaragua —establecidos desde 1979 con el triunfo de la revolución sandinista— son estrictamente de origen ruso y soviético. “Estoy hablando de medios aéreos, medios de artillería, medios de blindados, tanques, caballería, etc. y también de aviación”, pormenorizó.
“Todo eso debemos de saberlo bien los hondureños. Venezuela cayó en lo mismo. En tiempos de Hugo Chávez hubo una donación de aproximadamente 100,000 fusiles AK-47 para fortalecer y luego los otros requerimientos de armamento, son suplidos por allá, Cuba no digamos, ya es una historia revelada”, alertó.
Por lo tanto, si se pierde la condición de cooperación mutua entre los Estados Unidos y Honduras, además de la orientación política y ideológica, también impactaría en el tema de seguridad y defensa.
“Ya se imagina el pueblo hondureño siendo proveídos por países que son ajenos a los sistemas democráticos, que tienen carácter dictatorial en el ejercicio del poder, que solo tienen un partido político, o sea por países antidemocráticos. Esto es un riesgo que Honduras debe evitar”, analizó el general.
En la amenaza de Castro a Trump, Maldonado ve el ingrediente de una reacción emocional irreflexiva acompañada de una motivación ideológica, igualmente irreflexiva. “Nosotros no tenemos historia socialista, no tenemos una animación interna de ser socialistas, comunistas y todo eso; nosotros tenemos una historia liberal, liberal en el sentido de liberalismo como fuente de pensamiento histórico desde el siglo XVIII a la fecha”, recordó.
“Lo que se está viendo es una interrupción de la historia y, por lo tanto, con el ánimo de pretender tener una identidad de este gobierno —expuso el entrevistado—, reacciona contra lo que los comunistas y socialistas le llama el imperialismo y este imperialismo lo representa para ellos los Estados Unidos”.
“No lo ven como una nación cooperante, amiga con quienes comparten intereses comunes, sino que lo ven desde una perspectiva ideológica irreflexiva al caer en un lenguaje poco diplomático, de fricciones con un Estado socios históricamente”, criticó el experto.
Para Galeas, “es terrible escuchar a la presidenta, al inicio del año, hablar en nombre del pueblo hondureño de un tema tan sensitivo que puede ser abordado a través de otro canal de comunicación”.
Afirmó que el mensaje ya tuvo repercusión en el mundo, por lo que ahora la oposición política, la ciudadanía, los medios de comunicación y los formadores de opinión debe actuar para que no llegar a una situación de riesgo.
Los Estados Unidos tienen una política de mantener sus intereses mediante la utilización de convenios que le permitan proyectar su poder, pero esta proyección de poder no implica sometimientos. “Son huéspedes, personas que están conforme dure el convenio, pero el punto es que es un convenio de Estado a Estado. No se trata de una cuestión propia del Ejecutivo”, precisó Maldonado.
Para Estados Unidos, no es trascendente la permanencia o no de la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, consideró el jefe militar retirado, pero para Honduras “como tal está dejando malas lecciones de lo que debe ser la política exterior de un Estado, al desdeñar y confrontar lo que se maneja en términos de cooperación y también desde una visión ideológica tener un alineamiento externo con países de corte comunista socialista”.
Base militar no es amenaza
Entre tanto, el exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez Velásquez, sostuvo que la base militar de Palmerola no es una amenaza para Honduras, sino “una herramienta estratégica que, nos guste o no, contribuye a prevenir y disuadir posibles conflictos regionales, combate el narcotráfico, el terrorismo y el tráfico de armas, además de brindar apoyo en desastres naturales”.
“Sin embargo, el gobierno pretende cerrarla, no para proteger a los migrantes, sino para defender a sus amigos vinculados al narcotráfico y la corrupción. La historia demuestra que cuando gobernantes irresponsables desafían a potencias como Estados Unidos para proteger intereses oscuros, quienes sufren son los pueblos”, advirtió Vásquez.
Ante ello, Vásquez llamó al Ejecutivo a a actuar con visión estratégica, utilizando la diplomacia para promover y ejecutar un plan integral que fortalezca la seguridad y fomente el desarrollo. “Esto implica luchar juntos contra las amenazas transnacionales y obtener el apoyo necesario para atraer inversiones que generen empleos dignos y oportunidades para los hondureños, evitando así la migración ilegal”.
Vásquez es del punto de vista que el verdadero problema “no está en la base militar estadounidense, sino en los líderes que sacrifican los intereses del pueblo para proteger sus intereses personales y perpetuar un sistema corrupto”.