TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde niñas sabían que la nobleza que guardaban sus corazones era un don que Dios utilizaría en el futuro para el servicio de los más necesitados.
La visión de Dania Aguilar Corrales, Yojana Aguilar Corrales y Glenda Aguilar Corrales fue siempre tener mayores oportunidades, servir a los desprotegidos y dar a sus padres y hermanos mejores condiciones de vida. Pero nunca se imaginaron que todo eso lo iban a encontrar en la Policía Nacional, la institución a la que pertenecen con orgullo y desde la cual dirigen un programa que busca evitar que niños y jóvenes caigan en manos de pandillas, drogas y crimen organizado.
Originarias de la aldea El Carrizal en San Marcos de Colón, Choluteca, las tres hermanas provienen de una familia humilde, pero unidas han superado las limitantes de la vida.
Las hermanas policías que comparten su sangre con tres hermanos más y diez sobrinos, afirman que sus padres Francisca Corrales y Ramón Aguilar son el motor que las impulsa.
Llegaron a la capital hace más de 20 años con sueños de superación distintos, sin embargo los planes de Dios eran mantenerlas unidas.
Desde pequeñas soñaban con servir en distintas carreras profesionales, pero la vida las llevó a la Policía Nacional.
La primera en llegar a la organización policial en 1992 fue Dania, una de las hermanas mayores, quien está a punto de culminar su maestría en Recursos Humanos. “Siempre que pasaba por el Parque Herrera veía a los policías y decía en mi mente: ‘algún día voy a ingresar’, cada año iba a preguntar qué debía hacer para entrar, hasta que lo logré”, comentó la mayor de las Corrales.
Las vivencias y experiencias que a diario obtenía en sus entrenamientos y captura de algunos antisociales eran compartidas con sus hermanas, en especial con Yojana.
Esas historias y la influencia de Dania fueron motivos más que suficientes para que Yojana se decidiera entrar a la institución en 1999. Las ganas de superarse y ser alguien en la vida le han permitido obtener muchos logros y uno de ellos es obtener su próximo título en la Maestría de Comunicaciones.
“He sido de carácter fuerte, pero lo que realmente me atrajo a la Policía son las acciones que se pueden realizar dentro de la institución”, dijo Yojana. Quien además aseguró portar con orgullo, valentía y mucho amor su uniforme.
Tercera oportunidad
En el caso de Glenda, la menor, la situación fue distinta ya que su carácter es distinto al de sus hermanas, por lo que no tenía las posibilidades de seguir los mismos pasos. “Al graduarme del colegio creí que iba a trabajar en un banco, pero al final mis hermanas me convencieron para que también entrara ya que la Policía ofrecía un abanico de beneficios, además de estudio y ayudar a las demás personas”, relató la menor de las tres hermanas. Glenda ya culminó su Maestría en Proyección de Proyectos y tiene el cargo de suboficial jefe, mientras que Dania es clase III y Yojana suboficial subalterna.
Las hermanas son conocidas con el apellido Corrales debido a que años atrás uno de sus dos hermanos fue parte de la Policía y era conocido por medio de ese apellido. Las Corrales en la actualidad son las encargadas de coordinar el Programa de Educación y Entrenamiento en Resistencia a las Pandillas (GREAT por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es prevenir el delito, la violencia y la participación de niños y jóvenes en las pandillas.
Desde 2012, el novedoso programa ha beneficiado a 350 mil personas entre niños y jóvenes.