Girona, España
El municipio de Talanga los vio nacer, los vio crecer, pero también los vio partir.
Los días, lejos de su adorado pueblo, transcurren lentamente. Sin embargo, eso no ha impedido que el amor por su ciudad, por sus paisanos, crezca cada día más.
Muchos hondureños que partieron del país para ir a residir a la provincia de Girona, en la región autónoma de Cataluña, España, además de enviar dinero para que sostener a sus familias, también muestran su solidaridad para tender su mano amiga al rinconcito que los vio partir.
El ejemplo más palpable lo muestran 30 madrinas que colaboran con la asociación Manos que Ayudan Talanga, dedicada a promover la educación y el bienestar de los niños de familias sin recursos económicos en esta ciudad.
Esta fundación se creó en noviembre de 2016 y actualmente tiene apadrinados a 63 niños de Talanga y Cantarranas.
Además de facilitar que estos niños tengan acceso a la educación, la fundación ofrece atención médica gratuita.
Manos que Ayudan Talanga cuenta con ocho voluntarios en su junta directiva que realizan un trabajo de estudio de campo para localizar a los niños con más necesidad de ayuda, y disponen de una oficina en Talanga que también funciona como biblioteca virtual para que los menores puedan realizar sus tareas y accedan a computadoras, así como otra en Cantarranas.
Además, acaban de iniciar un servicio para alimentar a los niños que acuden a las escuelas sin comer nada. En este proyecto, la fundación cuenta con la colaboración de la ONG escocesa Edúcate. Concretamente, la fundación está presente en un total de 17 escuelas, 10 en Talanga, seis en aldeas aledañas y una en Cantarranas. El 80 por ciento de las donaciones proceden de España, el 19 por ciento de Estados Unidos y el 1 por ciento de México.
Además de los niños que son apadrinados, la fundación aporta material escolar para otros menores. Solamente el año pasado, la fundación ayudó a más de 1,300 niños.
Exitosa solidaridad
Dos de las madrinas de esta asociación son Nabia Midence y Jenny Núñez. Ellas explican que la experiencia les está resultando satisfactoria y que están conscientes que hacen algo que se vuelve decisivo para mejorar el futuro de sus compatriotas.
Midence cuenta que supo de este grupo a través de las redes sociales y que, pese a ser consciente de la pobreza que existe en Honduras, nunca se había dado cuenta de una manera tan próxima de la situación en la que viven muchos de sus compatriotas.
“He podido comprobar que todo lo que envío efectivamente llegan y que los miembros de la asociación que están en Talanga también hacen muchas cosas por los más necesitados”.
Núñez también se enteró de la asociación gracias a las redes sociales y rápidamente pasó a formar parte de la junta directiva en Girona, desde donde ha sido testigo del crecimiento del número de madrinas.
Ambas hondureñas animaron a los más de 30 mil catrachos que residen en Girona a colaborar con esta buena causa, sea de la forma que sea, ya que “es bueno ayudar a los niños, porque ellos se lo merecen todo y han venido a este mundo no a sufrir, sino a ser felices”.