Tegucigalpa, Honduras
Desde los 21 años de vida se enroló en la tarea de combatir incendios, rescates acuáticos y otras tantas tareas que solo pudo desarrollar siendo un miembro del heroico y benemérito Cuerpo de Bomberos de Honduras.
Su presencia no pasaría desapercibida en la institución. Rápidamente, y como parte de la filosofía educativa de los bomberos, los cursos de preparación iniciaron en la carrera bomberil de Felipe Santiago Varela Varela.
Antes de eso, él había cursado tres años en la carrera de las armas, siendo miembro de las Fuerzas Armadas de Honduras. En sus venas, definitivamente, estaba el don de servir al pueblo, el mismo que hoy lamenta su partida.
El transcurso del tiempo hizo que el muchacho Varela Varela tomara experiencia calificada en la investigación de las causas que originaban los incendios. Su experiencia derivó en que sus superiores lo asignaran a la Oficina Técnica de Prevención y Seguridad Contra Incendios (OTPSCI), donde hasta el miércoles se desempeñaba.
Además, era uno de los tres investigadores en causas de orígenes de incendios en Tegucigalpa, al igual que su compañero Josué Vargas Raudales. Sus compañeros de oficina lo consideraban como uno de los mejores rescatistas, según contó Mario Valerio, “mi hermano del alma, con el que comía del mismo plato”, narró.
Felipe Varela estaba casado con la joven Kenya Barrientos, con quien tenía una relación desde hace nueve años, pero estaba enamorado de ella desde que eran cipotes.
“Queríamos graduarnos y tener hijos”, relató Barrientos.
Era un seguidor empedernido del club deportivo Olimpia, al que iba a ver jugar cada vez que podía al Estadio Nacional. Su labor de bombero no fue obstáculo para continuar sus estudios universitarios y en la actualidad cursaba el tercer año de la carrera de educación física en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)