Tegucigalpa, Honduras.- La incapacidad y, en algunos casos, la evidente falta de conocimiento de ciertos altos funcionarios del gobierno actual refleja que los nombramientos se basan más en intereses políticos que en criterios de idoneidad.
Algunos analistas entrevistados por EL HERALDO, recomendaron a la presidenta Xiomara Castro colocar en los puestos a personas con un alto perfil académico.
El caso que detonó la exigencia fue el del ministro de Educación, Daniel Sponda, quien afirmó que los ríos de la zona sur de Honduras desembocan en la capital. Los expertos consideran que sus declaraciones no son un error, sino ignorancia e incompetencia para ejercer su cargo.
Además, este caso también fue el punto de partida para reflexionar sobre el hecho de que, durante la actual administración, hay personas no idóneas para altos cargos que deberían ser ostentados por expertos en la materia, coinciden.
“Eso es un insulto para nosotros los hondureños. Esto no solo sucede en este gobierno, en administraciones anteriores se repite lo mismo, y es aquí donde el pueblo se siente ofendido y se pregunta si de verdad se puede confiar en las autoridades”, manifestó el analista Raúl Pineda Alvarado.
Para los expertos, ha sido tradicional que altos ejecutivos de los gobiernos muestren su analfabetismo e incompetencia, y que, sumado a su poca efectividad en sus funciones, se traduzca simplemente en el nivel de desarrollo de esta nación.
En el caso de este gobierno, parece que el asunto es más complicado, porque es de conocimiento público que muchos pasaron de causar caos en las calles a ocupar altos cargos.
Más exabruptos
Otro caso fue el de Freddy Cerrato, ministro de Desarrollo Económico y encargado de controlar los precios de la canasta básica, quien respondió que la libra de pollo costaba siete lempiras, cuando el valor es de cinco veces ese costo.
También está el caso de la ministra de Salud, Carla Paredes, quien informó que las bases de uno de los hospitales que se construyen tienen cinco kilómetros de profundidad.
“Hay situaciones donde realmente se excede los límites de lo tolerable y, en esas acciones, el presidente de la República tiene que proceder a su destitución”, instó Pineda Alvarado.
Incluso, para Alvarado, este tipo de situaciones es responsabilidad de la presidenta porque “ella hace la elección del gabinete y a quien perjudica con sus decisiones es al país”.
Para el abogado, Oliver Erazo, remover de sus cargos a funcionarios incompetentes es indiscutible y hasta manifestó que eso es un acto de corrupción.
“El acto de corrupción más grande es estar ejerciendo un cargo para el que no se está capacitado. Un servidor público debe tener un mínimo de cultura general, geografía, literatura, matemática”, agregó.
El jefe de la bancada del Partido Salvador de Honduras (PSH), Carlos Umaña, señaló que el avance lento del país es producto de lo mismo: personas incapaces en cargos sustanciales.
“Los gobiernos son exitosos cuando llevan a la gente correcta a los principales puestos gerenciales. Cuando se llevan a personas que a veces no tienen los conocimientos y cuyo único mérito es pertenecer al partido político que está en el gobierno, entonces se cometen grandes errores”, externó Umaña.
Sugirió que lo que se debe hacer es que “los funcionarios sean puestos por requerimientos técnicos y no por pertenecer a un partido político. Lo que se ha visto en este gobierno es que muchos de los puestos han sido ocupados por activistas, y esto no se debe permitir”.
En cambio, Oved López, congresista de Libre, reconoció que todos los puestos son políticos, pero justificó que “esto es algo que pasa en todos los gobiernos porque se nombran a personas que venimos de la lucha, de la calle”.
Para el científico Marco Tulio Medina, los gobiernos deben tener prioridad en nombrar personas con capacidades precisas para los cargos que son nombrados.
“Debe haber un perfil de la persona que va a asumir el cargo, un perfil con diferentes componentes como las competencias y la formación. Se necesitan personas con capacidad gerencial y que tengan valores”, precisó.
