Tegucigalpa, Honduras.- El sistema carcelario del país ha sido uno de los grandes focos de críticas hacia los distintos gobiernos, especialmente por la ingobernabilidad con la que se ha convivido en la mayoría de los reclusorios.
Sin embargo, en los últimos años, tras la toma del control nuevamente por parte de las Fuerzas Armadas de Honduras, mediante la Policía Militar del Orden Público (PMOP), la situación carcelaria tiene tintes de un avance en sus controles.
En junio de 2023, luego de la masacre ocurrida en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (Pnfas), ocurrida en el 20 de junio de ese año, la presidenta de la República, Xiomara Castro, tomó la decisión de designar al entonces coronel Ramiro Fernando Muñoz Bonilla, como presidente de la Comisión Interventora del Instituto Nacional Penitenciario (INP).
De esa fecha hasta la actualidad, el ambiente de indisciplina dentro de los centros penales ha venido a la baja; algunos creen que el éxito a medio término se debe a la tenacidad con la que se está tratando el control de las cárceles.
El recién ascendido al rango de general, Ramiro Muñoz, reconoce que no ha sido una tarea fácil, pero que si hay avances.
Entre esos logros destaca: “El control que hay sobre los centros penales, el quitarle la autoridad a las organizaciones criminales que manejaban el sistema penitenciario, la depuración del sistema penitenciario, que es algo genial que ha sucedido, y el proceso de rehabilitación, de reinserción y reeducación de los privados de libertad”.
Aun con las mejorías en la administración y control de los centros penales, el general Muñoz Bonilla reconoce que hay muchas cosas por perfeccionar.
”Creo que tenemos que terminar las construcciones que nos hacen falta para evitar el hacinamiento de personal, poner en práctica los programas de rehabilitación para para dinamizar el sistema penitenciario, además, la clasificación del sistema penitenciario, ya sea por su jurídicamente y por su grado de peligrosidad, debemos de estar ordenados”, detalla el jerarca militar.
Gran parte del mal funcionamiento y hasta el debacle del sistema carcelario de Honduras, se ha debido a lo largo de los años, por las falencias en sus controles derivado de la colusión de quienes han estado al mando, con los privados de libertad.
Sobre esto, el jefe del INP señala que los más difícil de controlar es “a las autoridades. Hay algo que nosotros tenemos que tener claro; el problema no son las pandillas, los narcotraficantes, las organizaciones criminales, el problema son las autoridades”, al referirse a los propios jefes de cada cárcel y a los agentes penitenciarios que se coluden con los reos.
”Mire el problema es el director que se colude, el subdirector que se conduce, el agente penitenciario que cobra por ingresar algo; esos son los problemas de nosotros. El preso tiene potestad de querer meter lo que quiera, el problema es lo que nosotros le permitimos”, apunta Muñoz.
El general admite que el aspecto salarial de los agentes penitenciarios es algo que debe mejorarse, pero tampoco es una excusa para que estos estén tomando dinero ilícito, obtenido mediante el permitir el ingreso de objetos prohibidos, drogas, armas u otros.
A corto plazo, Ramiro Muñoz avizora un efectivo descongestionamiento de los centros penales, con el fin de terminar con el excesivo hacinamiento y además, impulsar programas reales de reinserción en los privados de libertad.