Tegucigalpa, Honduras.- En Honduras la salud pública alcanzó su punto más alto de inflexión debido a que pacientes y médicos están hastiados de promesas incumplidas por las autoridades la Secretaría de Salud (Sesal).
En los pasillos de los hospitales resuenan los lamentos de la población, la que esperó los fármacos que nunca llegaron, mientras el personal sanitario, exhausto y desilusionado, lucha por estar en pie.
En Islas de la Bahía, todos los enfermeros decidieron abandonar sus puestos de trabajo porque nunca les nivelaron sus salarios, pese a vivir en una zona remota.
Y este mismo personal decidió no dar consultas médicas, sino que prefirieron abandonar el hospital y los centros de salud en Roatán.
La situación en el departamento de Gracias a Dios es similar; la parálisis es la norma, y el personal médico se reúne en asambleas sin ofrecer asistencia, sumidos en la impotencia por la falta de seguridad salarial en su lugar de trabajo.
En la capital de la República, la crisis alcanzó su nivel máximo. Los médicos del Hospital Escuela bloquearon el bulevar Suyapa en protesta por la falta de pago de seis meses de salario, el que no fue depositado a pesar de la promesa inmediata de las autoridades de la Sesal.
Y sumado a esto, la ministra de Salud, Carla Paredes, tomó una decisión al cerrarle las puertas a los egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Honduras (Unicah) en los 1,716 establecimientos bajo su mando por no querer ayudarles con una beca de estudio.
A pesar de que un análisis del Departamento de Salud de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en 2016, reveló que un médico debe atender a 36 pacientes en cinco horas, lo que equivale a ocho minutos por paciente
Con la población cada año en aumento, la carga de cuidar a los hondureños es insoportable. Los profesionales se ven obligados a tomar decisiones difíciles, priorizando quién recibe atención y quién no.
Autoridades de la Sesal hablan
En relación con los enfermeros de los departamentos insulares y de la Mosquitia, la viceministra de Salud, Nerza Paz, dio una breve declaración: “Estamos trabajando, estamos en un diálogo”, sin precisar detalles ni dar claridad al personal de ambas zonas.
Sobre los profesionales que laboran en el Hospital Escuela, Paz comentó: “Hoy (ayer) comenzamos a pagar, y se trabajará para cumplir con los pagos el viernes y el sábado, como ha prometido el ministro de Finanzas, para que todos reciban su salario”.
Sin embargo, EL HERALDO pudo constatar que el pago no se realizó y que los trabajadores aún no han recibido el dinero adeudado por la Secretaría de Salud.
Mauricio Corrales, titular del sindicato de médicos del centro asistencial, hizo un llamado a todos los empleados: “Mañana (hoy) a las 7:00 de la mañana vamos a estar aquí (en el hospital); cada uno de ustedes tiene el compromiso de traer a otra persona. Mientras no nos paguen a todos, tenemos que realizar asambleas”.
A las personas que necesiten circular por el bulevar Suyapa, la recomendación es buscar rutas alternas ante el aviso de protesta de los médicos.
Con los más de 300 jóvenes de la Unicah, Carla Paredes fue contundente en su mensaje para ellos: “Que la universidad privada haga un esfuerzo, un sacrificio y les ayude. Durante siete años han estado pagándoles una cuota”.
La funcionaria arremetió: “Por qué tiene que ser el Estado, que ya invierte millones, el que apoye a estos chicos cuando llegan a mis hospitales, a mis centros de salud, y digo ‘mis’ porque yo soy el Estado”.
Sin embargo, Paredes ha decido callar ante los cuestionamientos de medicamentos y la disyuntiva que mantiene con los empleados contratados por la secretaría.
Los expertos en medicina opinan que sin un compromiso real de la Secretaría de Salud, el futuro de la atención sanitaria en Honduras se oscurece.
Además, creen que es urgente que los altos funcionarios escuchen y actúen antes de que la situación se convierta en una tragedia mayor.