Su primer mes de vida lo cumplieron en una incubadora del Hospital Escuela Universitario (HEU). La vida de dos niñas que nacieron pegadas depende de un pequeño corazón que bombea con fuerza para que sobrevivan.
Se trata de María Fernanda y María José, las siamesas que nacieron el pasado 5 de junio en el centro asistencial mediante cesárea.
El estado de salud de las pequeñas es delicado, pero están estables. “Mientras hemos estado aquí solo han tenido una recaída, pero gracias a Dios y a los doctores se restablecieron”, dijo a EL HERALDO Jennifer Pamela Martínez, de 27 años.
En ese momento el corazón de ellas no estaba resistiendo y se estaba cansando porque mantiene con vida a las dos bebés. “Ese día que me dijeron eso sentí que el mundo se me fue para abajo, pero a la vez sentí fe, oré y me levanté, nada más estuve todo el día con ellas viendo qué resultado teníamos y gracias a Dios al día siguiente amanecieron bien”, recordó la joven madre.
A las niñas se les realizará un examen del corazón que determinará la condición en qué se encuentra el órgano vital y si podrían resistir una operación o no.
Jennifer manifestó que la Casa Presidencial les donó una máquina eléctrica de oxígeno y también un tanque de oxígeno para desplazar a las menores.
Al contar con ese equipo de respiración las bebés serán dadas de alta en los próximos días para que estén en su casa. De los resultados del examen del corazón dependerá si las niñas abandonan el hospital.
El padre de las siamesas, Rubén Martínez, estuvo una semana en el HEU para acompañar a sus retoños. Él es soldador independiente y tuvo que regresar a su trabajo para poder mantener a su esposa y sus cuatro hijos.
La familia es originaria de Sonaguera, en el departamento de Colón. “El hecho de que mis hijas estén así no es ningún impedimento para quererlas, amarlas, abrazarlas, la alegría que me da es que Dios me las ha regalado todo este mes y siempre vamos a estar a la disposición de lo que Dios decida”, afirmó Jennifer.
Armando Flores, jefe del Servicio de Recién Nacidos del HEU, mencionó que harán estudios para saber cómo está la malformación de su corazón que las hace depender de oxígeno.
“Las niñas no se pueden separar porque comparten un solo corazón y un solo hígado, no hay condición quirúrgica para separarlas”, afirmó el galeno.