TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El preso número 25265 le reclamó airadamente al teniente coronel Edwar Arnaldo Padilla Oliva, subdirector del Centro Penitenciario Nacional de Támara, por qué los gaseaba y como respuesta el oficial le propinó una tremenda paliza, quebrándole los dos brazos y ordenando que lo introdujeran nuevamente a la aterradora celda de castigo conocida como “La Bestia”.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO tuvo acceso a testimonios, documentos y fotografías de los abusos y tratos crueles e inhumanos que el militar viene cometiendo contra los privados de libertad desde hace varios meses.
Estos hechos son del conocimiento de la dirección del centro penal y del mismo Instituto Nacional Penitenciario (INP), que prefieren ignorar tales atrocidades.
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Maltrato
El 7 de abril, a eso de las 11:15 de la mañana, el reo 25265, que desde finales de marzo se encontraba recluido en la siniestra celda, estaba siendo sacado para que fuera a bañarse cuando Padilla lanzó gases lacrimógenos contra los internos, causándoles problemas para respirar, por lo que el privado de libertad le reclamó con insultos.
El carcelero, quien —según los privados de libertad— siempre saca a relucir que es Tesón, la emprendió a garrotazos contra el interno, golpeándolo en el pecho, en la espalda, en las piernas. Cuando los toletazos iban dirigidos hacia la cabeza y el rostro, la víctima metió las manos para protegerse, fue ahí cuando le fracturó los brazos.
Una vez golpeado, al preso lo introdujeron nuevamente a “La Bestia”, donde gritaba de dolor. Fue hasta las 7:40 de la noche que Luis Enrique Aldana, médico asistencial del centro penitenciario, lo atendió y lo remitió al Hospital Escuela “por trauma en miembros superiores en antebrazo derecho y por sospecha de fractura de miembros superiores”.
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La evaluación médica y las radiografías que le practicaron en el centro asistencial detectaron fracturas en los dos brazos y hematomas en el pecho, espalda y piernas.
Además, por causa de la paliza una hernia que tiene el privado de libertad se le inflamó, denunció también una fuente militar cansada de ver los abusos y torturas que comete el subdirector contra los internos con la complicidad superior.
Relató que otro hecho similar ocurrido el 4 de marzo de 2021, cuando a eso de las cinco de la tarde, 99 reos ingresaron a la Penitenciaría de Támara provenientes de la cárcel de Ilama, Santa Bárbara.
El grupo estaba frente al edificio de la dirección. “Pasen aquí los de diagnóstico (módulo)”, ordenó Padilla. “¿Y vos para dónde vas?”, le cuestionó a uno de los recién llegados, a quién EL HERALDO logró identificar con nombre y apellido. “Vos vas para el módulo de la MS”, dijo el teniente coronel.
Con respeto, el reo le explicó al militar que no podía ir a ese módulo porque él ya se había retirado de ese grupo criminal, mostrándole una cicatriz en una oreja, producto supuestamente de un balazo por haberse desvinculado de esa pandilla.
Le pidió al carcelero que, por favor, no lo mandara con sus antiguos compinches porque ahí no iba a durar ni tres minutos con vida.
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“Ni v…, aquí quien manda soy yo, vos vas para la MS”, le ripostó el oficial. El reo, llorando, se arrodilló y le imploró que por favor no lo ingresara a ese lugar.
Lejos de escuchar al preso, Padilla lo agarró a toletazos y lo arrastró hasta el portón intermedio, mientras la víctima le suplicaba misericordia. Padilla desistió hasta que uno de los agentes penitenciarios le dijo que si continuaba golpeando al reo se iba a meter a problemas con los derechos humanos.
Los videos de las cámaras están ahí, si no han sido borrados por la Fuerza Nacional de Control de Centros Penitenciarios (FNCCP), dijo la fuente militar.
A otro reo al que “le pegó una marimbeada” fue al sobrino de un expresidente nacionalista que está preso por estafa y “condenado a 28 años de mamo (prisión)”.
Padilla le pidió que le hiciera un trabajo y como no se apuraba le dio “una macaneada y lo mando varios días a ‘La Bestia’”.
Ese pobre privado de libertad, que padece sobrepeso, no cabía en la bartolina. Por otro lado, gritaba del hambre y para que lo sacaran a realizar sus necesidades fisiológicas. Este oficial tiene problemas psicológicos y debería ser evaluado por un especialista, detalló la fuente.
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Silencio
El día de la paliza, Padilla le envió un informe al coronel Mario Obdulio Pacheco Flores, director del Centro Penitenciario Nacional de Támara, manifestándole que cuando venía de inspeccionar el módulo de diagnóstico, al pasar por la celda de castigo donde se encuentran alojados varios privados de libertad por diferentes faltas cometidas, ellos le dijeron que querían platicar con él.
En su versión, Padilla manifestó que respondió “que posteriormente los atendería, porque en ese momento no tenía tiempo”. Fue cuando uno de los privados de libertad que se encuentra en dicha celda le manifestó que “él no le pedía tiempo ni cacao a ningún coronel hijo de p…”.
“Como autoridad de este centro penitenciario nacional le manifesté por qué esas expresiones, abalanzándose hacia mi persona queriéndome agredir, fue cuando se sometió a la impotencia quedando en la misma celda de castigo, estando de testigo los agentes penitenciarios Juan Alfredo Cálix Figueroa y José Fernando Castellanos, quienes son parte de mi equipo de seguridad”, escribió Padilla.
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En su informe hace alusión a la indisciplina del preso, pero obvia referirse a la golpiza y daños causados al reo.
El 16 de abril y hasta que el Comité Nacional de Prevención contra la Tortura, Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes (Conaprev) comenzó a investigar sobre lo ocurrido al reo 25265 y pidieran copia de la resolución de castigo, el director de la prisión le informó al coronel Rony Javier Portillo, director del INP, lo que estaba pasando.
En su informe, lejos de detallar lo ocurrido, Pacheco busca desacreditar al reo golpeado. Sostiene que por las acciones disciplinarias que se han tomado para poner orden en el penal y porque los reos ya “no pueden hacer lo que ellos quieren, han llevado a realizar diferentes acciones que han desencadenado la protesta de algunos entes defensores de derechos humanos buscando la manera de hacer que el mando sea afectado por sus acciones”.
Desde el 15 de abril “se ha venido desencadenando, diferentes acciones por parte de privados de libertad a fin de realizar unas acciones para poner en precario el mando, sacando información falsa como también acciones que puedan desencadenar un desprestigio del director como subdirector”, argumentó.
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Asimismo, relató que el 16 de abril se realizó “una inspección por parte de los derechos humanos representados en el Conaprev, quien va en busca de hacer realce del privado de libertad… quien en días anteriores por situaciones de indisciplina de forma continuada fue castigado en una leonera o cuarto de corrección de privados”.
Afirma que el reo está en esa celda por intentar golpear con unas piedras a otro privado de libertad. Además, señala que el interno fue pagado “por los mismos del recinto general (MS) con la cantidad de 2,000 lempiras el primer pago y 2,000 lempiras el segundo pago para que filtrara información a los medios y a los derechos humanos”.
Igualmente “está recibiendo por parte de algunos privados piedra de crack, en agradecimiento de las acciones en contra de la dirección del centro penal, a fin de seguir con la escalada de desprestigio para la dirección, mandando fotos de su estado y también de su padecimiento que ya es algo que es historia en la parte médica que también va descrito con un informe”, escribió Pacheco.
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En ningún párrafo él hace referencia a la golpiza que el subdirector le propinó al interno fracturándole los brazos, tampoco hace mención del brutal confinamiento a que someten a los internos en la insalubre celda conocida como “La Bestia”.
No hay informe
El 21 de abril la jueza de ejecución Sandra Isabel Palacios le envió una nota al director de la prisión diciéndole que tiene conocimiento sobre lo acontecido con el privado de libertad ubicado en el módulo de diagnóstico, el cual ha sido objeto de agresiones físicas lo cual le han ocasionado fracturas en ambos brazos. Le pide enviar a ese juzgado un informe detallado de los hechos.
Ante tal petición, el 23 de abril, Lesly Karina Mejía Rosales, secretaria legal por ley del Centro Penitenciario Nacional de Támara, le responde a la jueza diciendo: “En relación a las agresiones físicas de las cuales usted menciona, no registramos ningún informe, es así que adjuntamos a la presente, copia fotostática del oficio CPNT-DM-111-2021, suscrito por el doctor Rafael Antonio Rodríguez Contreras, así como copia fotostática de la valoración psicológica suscrita por la licenciada Teresa de Jesús Duarte hecha al interno, ambos el 16 de abril de 2021”.
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“La Bestia”
Se trata de una celda que anteriormente le llamaban la leonera. Había sido clausurada por exigencias de los derechos humanos, pero en la presente administración, los militares a cargo del penal la remodelaron y le cambiaron el nombre.
Es una bartolina de cuatro por cuatro metros aproximadamente y al interior- en la parte baja- cuenta con tres cimbras, que son cuatro canaletas soldadas, en las que les incrustaron clavos para que el reo no pudiera sentarse y al acostarse en medio de ellas no pudieran moverse, obligándolos de esta forma a dormir de pie.
Esta bartolina al aire libre carece de servicio sanitario y de camas, por lo que los presos hacen sus necesidades fisiológicas en papel y en botes o bolsas.
Los informes de derechos humanos, a los que tuvo acceso este medio, establecen que “se trata de un confinamiento en condiciones inhumanas, degradantes, denotando un grado de insalubridad, expuestos a la intemperie, donde los presos son enviados sin notificación alguna de por qué se les impone sanciones y la duración de las mismas”.
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EL HERALDO conoció que una vez que el modelo de tortura de los militares se vio expuesto, el fin de semana antepasado comenzaron a desmantelar la celda, quitándole los barrotes, el rótulo y las canaletas con punzones que habían colocado al interior.
Vía telefónica este medio de comunicación trató de contactar a Padilla al respecto de estos señalamientos, pero no respondió las llamadas.
Mientras tanto, Pacheco, director del penal, manifestó: “Mire, ve..., yo quiero pedir la autorización a mis superiores para dar una opinión, porque la verdad, no sé... no sé... Ustedes pueden ir a desvirtuar toda esa situación ahí al centro penitenciario y pueden observar cuál es la situación que se vive ahí y qué fue lo que sucedió y que se averigüe por qué fue la situación de ese muchacho que dice que está fracturado, hay un informe de todas esas cosas. Yo quisiera que se avocaran al INP antes de emitir una versión de esas”.
Mientras tanto, Relaciones Públicas del Instituto Nacional Penitenciario (INP) afirmó que el director de esa entidad, coronel Rony Javier Portillo, se encuentra fuera del país y que, por lo tanto, no podía referirse a las supuestas violaciones de derechos humanos de los privados de libertad.
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