Alianza, Valle. – Casas llenas de agua y lodo, niños con frío y tos, ancianos con la vista perdida, madres haciendo milagros para que ajuste la comida, gallinas, perros y vacas buscando los corredores porque ya no soportan el agua, ese es el triste escenario de esta parte del sur de Honduras.
La Costa de los Amates en Alianza, Valle, nuevamente volvió a ser afectada por las inundaciones tras el paso de la tormenta tropical Sara, el río Goascorán se desbordó, el paso inundable está cubierto por el agua y los habitantes de la zona no pueden salir a buscar alimentos.
El equipo de EL HERALDO Plus se subió a una de las lanchas que trabaja en los momentos que las corrientes lo permiten. La embarcación se mueve de un lado a otro, como si fueran olas fuertes del mar y avanza a presión del motor en contra de la corriente del amplio afluente, da miedo cruzar.
Tras contratar una mototaxi, se comenzó a recorrer este territorio en lo más profundo del Golfo de Fonseca, encontrando a las familias en completo abandono e incomunicadas.
“Aquí no ha entrado ningún medio de comunicación, ustedes son los primeros”, dijo el conductor de la mototaxi, al asegurar que aparte del agua, tienen que estar pendiente de los cocodrilos, porque ya le han perdido el miedo a los humanos, “se llevan como perros” en el patio.
Don Esteban Burgos, estaba trabajando en una lancha, pasando plátanos para no perder la producción, “tenemos más de una semana de estar incomunicados, el agua baja, pero luego vuelve a llover”.
En la Costa de los Amates las calles son enormes lagunas, al igual que los potreros de donde las vacas huyen, debido a que ya no soportan la tempestad de los últimos días.
Lodazal
Una de las familias más numerosas en la comunidad de El Conchal, es la Godines, donde solo una de las madres tiene ocho niños, otra cinco y una tres.
Algunos de los pequeños salieron alegres a recibir al equipo de EL HERALDO Plus, con el agua a la rodilla. ¿Cómo están?, bien contestaron los pequeños con inocencia, pero la verdad era otra, los menores juntaban las manos medio temblando, “en toda la casa se ha metido el agua”, expresó uno de los menores.
“En este sector solo en la familia tenemos como 40 niños, los acostamos en las hamacas para que duerman, porque el agua se mete a la casa”, expresó Xiomara Godines, una de las madres.
La humilde mujer solicitó ayuda, “tenemos como una semana de estar encerrados, no podemos salir, no hay salida por la plancha (el paso en el río Goascorán), no hemos podido salir a buscar comida, necesitamos ayuda”, demandó.
En ese momento estaban sacando el agua de la casa con una bomba, pero parecía no acabar, todo seguía anegado.Los Amates es una de las zonas más ricas y productivas de la zona sur, pero debido al olvido de los gobiernos es difícil salir adelante, por ejemplo, la borda que construyó este gobierno era como de azúcar, no aguantó las primeras tormentas y las calles están destruidas.
“De aquí sacamos plátanos, leche, queso y ganado de carne, pero las calles no sirven, hay lagunas donde se esconden cocodrilos, la vez pasada matamos uno de dos metros y urge un puente”, expresó un productor mientras bajaba los plátanos.
Abandonados
Playa Grande es de las comunidades más abandonadas, ahí el agua de la lluvia choca con la del mar pacífico y a las 3:00 o 4:00 de la mañana la tienen en el cuello, sin que nadie lo auxilie.
El equipo de EL HERALDO Plus caminó por la calle de la comunidad, pero parecía río, el agua llegaba a cerca de la rodilla y en algunos lugares se forman pantanos donde los pies se quedan pegados en el lodo.
El joven Yexson Godines, contó que “tenemos tres días que el agua se nos mete a la casa a las 3:00 de la madrugada, nos tenemos que levantar y subir las cosas en lo alto”, pero son pocas las alternativas que tienen, porque viven en un covacha forrado de plástico negro.
A unos pasos de la casa de Yexson vive Liliam Flores, una ama de casa y madre soltera de tres niños, quien tiene una semana sin poder salir, “la vez pasada me regalaron una comida, comemos poquito para no gastarla, así pasa uno de pobre”, confesó.
Al igual que los demás vecinos, la señora expresó que están olvidados, son pocas las autoridades que llegan, porque las calles se inundan, los caminos se llenan de lodo y la pobreza es extrema.
Ha perdido tanto la esperanza de recibir apoyo, que al preguntarle qué ayuda solicitaría a las autoridades, expresó que “no creo que vengan aquí, sino han podido ir a otras zonas donde también hay desastres”.
Su niño de 7 años tosía a cada momento, “es la humedad, viera que se nos mete el agua, yo los acuesto en las hamacas y estoy pendiente que no nos vaya a alcanzar”, narró la señora.
En una silla antigua, viendo el lodazal frente a su casa, don Antonio Vásquez de 77 años, dijo que “desde que comenzó la tormenta Sara no ha parado de llover y hoy va seguir, mire esas nubes negras”, elevando la vista hacia el cielo.
El equipo de EL HERALDO Plus recorrió gran parte de la Costa de los Amates, y no encontró a ningún ente del Estado dando apoyo a las familias afectadas que necesitan ropa, comida y medicamentos, pese a que está bajo alerta roja.
Los equipos de las Fuerzas Armadas (FF AA) estaban ubicados a la orilla del río Goascorán, al extremos de El Cubulero, donde es menor la necesidad, al compararla con del otro lado, en Los Amates, hasta donde llegó EL HERALDO.
Entre las comunidades afectadas están Playa Grande, El Conchal, Playitas, Los Amates, Sonora, La Ceiba, Valle Nuevo, Muruhuca, entre otras aledañas al río Goascorán.