El pequeño se subió a una piscina inflable para atravesar el torrente, junto a cuatro niños e igual número de adultos, pero su plan fracasó al ser arrastrado por el arroyo y lanzado al agua.
Los agentes de la Patrulla Fronteriza, al ver el hecho, se lanzaron al agua y salvaron a los náufragos, entre ellos el niño hondureño que portaba flotadores improvisados.
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En una de las imágenes se ve a uno de los agentes sacando al menor, quien es cubierto por el agua. En la instantánea se observa el terror en el rostro del infante, quien aparentemente entró en estado de pánico.
Al final, las 10 personas que viajaban en la improvisada balsa fueron puestas a salvo y posteriormente arrestadas por la Patrulla Fronteriza.
El hecho ocurre una semana después de que dos padres hondureños, que residen en los Estados Unidos, fueran informados, durante una entrevista, sobre el fallecimiento de su hijo en el río Bravo.
De acuerdo con las informaciones, Ezequiel Bonilla, también de 7 años, murió al tratar de cruzar la frontera ilegalmente en una balsa que se volteó en el área de Piedras Negras, en la frontera entre México y Texas.
Pese a que cruzar por el mencionado afluente es una de las decisiones más peligrosas para llegar a EE UU, miles de personas, entre ellas hondureñas, se aventuran a correr el riesgo.
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