TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El esfuerzo de semanas enteras por recaudar fondos para pagar el rescate terminó en una estafa para la familia de los cinco niños hondureños (tres hermanos y dos primos) y sus padres secuestrados en México.
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Desesperado al ver a sus parientes arrodillados en un “cuartucho” y con signos de maltrato, la familia comenzó una maratónica jornada en la que con botellones salieron a la calle a pedir dinero para ajustar aunque sea una parte del rescate y entregárselo a la temida banda de “Los Chaparros”.
Además hicieron ventas de comidas en las calles y peticiones en diversos lugares para tratar de acercarse a la ostentosa cifra de cinco mil dólares que los captores piden por soltar a la familia.
El esfuerzo rindió pequeños frutos y pudieron recaudar 105 mil lempiras, pero una llamada de supuestos miembros de una élite antisecuestros de la policía de México cambió el rumbo de sus intenciones.
“Se comunicó un señor que dijo ser un alto general que ya estaba negociando el rescate de los niños, dijo que las cosas iban bien pero que para dar con la captura debían entregar el dinero a los secuestradores y en el momento de que lo fueran a traer arrestarlos”, dijo uno de los familiares.
Confundidos con la llamada y sin orientación de las autoridades hondureñas, en especial Cancillería que por medio de su máxima autoridad, Enrique Reina, que se había comprometido a ayudarles en su cuenta de Twitter, la familia tomó la errónea decisión de enviar el dinero en diferentes giros a los supuestos policías.
Después de haber entregado el dinero la persona desde la otra línea no se les volvió a contestar, mientras los secuestrados sí y les advirtieron que el tiempo de vida de su familia se agotó.
Salida de Honduras
La familia hondureña con domicilio en la colonia El Buen Samaritano, a la par del crematorio municipal, fue secuestrada por la organización criminal “Los Chaparros” que los tienen amontonados sobre un colchón de rodillas en un diminuto cuarto de la Ciudad de México y piden 5,500 dólares por cada uno para no asesinarlos.
En un diminuto cuarto pintado de color azul, con las ventanas reforzadas con pliegos de hierro y candados que apenas permiten ver la luz del sol, amontonados sobre un pedazo de colchón con los pies descalzos y signos de maltrato se encuentran secuestrados en algún lugar de la Ciudad de México siete hondureños miembros de una familia.
Darwin Alexis Rivera (38) y Kenia López (35) son un matrimonio hondureño, originarios de Tegucigalpa, Honduras con domicilio en la colonia en la colonia El Buen Samaritano ubicada a la par del crematorio municipal que desesperados por tener varios meses desempleados tomaron la decisión de viajar ilegalmente rumbo a Estados Unidos.
La pareja tomó la decisión de que sus tres hijos menores de edad Ronald Alexis Rivera (16), Elisabeth Marisela Rivera (12) y José Aarón Rivera -de apenas cuatro años- los acompañaran además de dos primos de la familia que se unieron para tratar de cumplir el sueño de llegar a Estados Unidos.
Los siete hondureños salieron de su vivienda el pasado 27 de octubre del 2022, llenos de esperanza, endeudados, con poco dinero pero con las maletas llenas de fe que su camino iba resultar leve y pronto podrían disfrutar de las oportunidades que en su país se les negaron.
La travesía de la familia se convirtió en pesadilla al llegar a la Ciudad de México, México, lugar donde pudieron reportarse con su familia para decirles que seguían en ruta por un camino duro, pero con la convicción que podían lograr el objetivo juntos como una familia.
El 8 de febrero todo cambió, diferentes familiares comenzaron a recibir llamadas de números de México, una de ellas, sobrina de Kenia López, atendió la videollamada y fue sorprendida al ver a sus tíos y primos metidos en un cuarto.
El hombre al otro lado del teléfono se identificó como miembro activo de la organización criminal “El Chaparro”, nunca mostró su rostro, explicó que la familia ahora estaba en su posesión bajo secuestro, los tenía a todos hincados con las cabezas para abajo y pidió a Kenia López que se pusiera frente a la cámara como muestra que aún estaban con vida.
Inmediatamente el hombre explicó que si desean volver a verlos con vida deben pagar 5,500 dólares por cada uno, precio no negociable y desde ahí se han estado comunicando paulatinamente.
Se conoció que Ronald Rivera, padre de los menores en un afán de defender a sus hijos de los abusos se intentó revelar y fue fuertemente golpeado, sus moretones y lesiones son evidentes en las fotografías que la organización criminal “El Chaparro” a enviado a la familia.
La familia de los secuestrados en Honduras viven momentos de angustia, pues sus limitaciones económicas no les permite obtener el dinero del rescate pues el dinero que les piden sobrepasan por mucho sus posibilidades.
La familia ya había solicitado intervención del gobierno a través de la Cancillería de la República, en vista que la vida de sus seres queridos se puede escapar en la Ciudad de México sin que nadie pueda hacer algo. Sin embargo, hasta la fecha siguen a la deriva y con sus esperanzas mermadas tras la estafa y el abandono de las autoridades de ambos países.