Hondureños en el Mundo

Navidad de migrantes indocumentados, una historia de soledad y tristeza

La historia de Wilmer es la de cientos de compatriotas que persiguen un sueño lejos de casa, aún en temporada navideña.

17.12.2013

Los fríos rieles y la incertidumbre fueron los compañeros de Wilmer a más de dos mil kilómetros de la tierra que lo vio nacer, La Nochebuena nunca fue tan solitaria, tan triste.

Varado en tierras extranjeras, solo podía pensar en su hogar y aquellos a los que dejó atrás.

El amor por su familia fue el motor que lo impulsó durante la dura travesía hacia Estados Unidos. Su objetivo: darles un mejor futuro.

'El 24 de diciembre la pasé durmiendo en los rieles del tren en Querétaro, México, solo extrañando mi tierra bella y a mi familia, pidiéndole a Dios que nos protegiera en el camino', relató Wilmer Bonilla.

Además, recordó que durante tres días no tuvo qué comer ni qué beber, aunque su motivación era mayor a cualquier vicisitud.

'Me vine de Honduras porque no teníamos oportunidades, ya que somos de una familia de extremadamente bajos recursos y la delincuencia nos quitó a un hermano', sostuvo.

'Por eso les pido a los gobernantes que piensen en los pobres antes de actuar y aprobar 'paquetazos' y tomar acciones que afectan más a la clase baja, sobre todo la niñez y nuestros viejitos de la tercera edad', expresó.

La otra cara

La historia de Wilmer es la de cientos de compatriotas que persiguen un sueño lejos de casa, aún en temporada navideña.

Sin embargo, algunos corren mejor suerte y son acogidos en refugios temporales por buenos samaritanos.

Algunos compatriotas como Alex Jaden, han sido acogidos en casas del migrante diseminadas a lo largo del territorio mexicano.

Alex asegura que pasó la Navidad en Tierra Blanca, Veracruz, México, donde corazones solidarios acogen a los peregrinos, al igual que lo hicieron hace más de dos millones de años en Jerusalén con María y José.

En estas casas del migrante se celebran las tradicionales posadas y los indocumentados reciben comida y bebida caliente.

Se estima que al menos 75 mil connacionales abandonan Honduras cada año,
de los cuales alrededor del 90 por ciento viaja hacia Estados Unidos.

De acuerdo a la Dirección de Asuntos Consulares de la Cancillería, de 1.2 millones de hondureños que residen en el extranjero, solo unos 300 mil cuentan con residencia o ciudadanía.

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