Su nombre era Ezequiel Bonilla, el niño hondureño que perdió la vida al tratar de cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos a bordo de una balsa que volcó el pasado miércoles en la zona de Piedras Negras, cruce fronterizo entre México y Texas, según informó la familia a la cadena hispana Univision.
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El pequeño catracho tenía la esperanza de reunirse con su mamá, Miriam Melgar, quien desde hace un mes emigró hacia Atlanta, Georgia, Estados Unidos, debido a las deudas que contrajo por una condición médica de su hija menor, según explicó en la entrevista.
Seis días después de que la balsa se diera vuelta en las enfurecidas aguas, familiares aún guardaban la esperanza de que el menor fuera encontrado con vida, no obstante, la fatídica noticia tocó a su puerta y llenó de luto y dolor su hogar.
El cuerpo del niño fue rescatado en el Río Bravo la noche del lunes y su familia hoy espera que sus restos sean entregados lo más pronto posible para darle cristiana sepultura.
En medio del dolor, su madre lamenta haber tomado la decisión de que saliera del país y entre lágrimas asegura que vive la peor pesadilla de su vida, pues nunca volverá a recibir un abrazo inocente del pequeño Ezequiel, a quien llamaba su príncipe.