Las autoridades le habían facilitado 14 días a Gámez para que se despidiera de su hija Heydi, quien se quitó la vida al caer en depresión cuando se enteró que su progenitor había sido detenido por tercera vez por migración.
La cadena CNN reveló que el sábado vencía el plazo que las autoridades dieron al compatriota, quien se entregó a migración en un centro de detención de Houston, Texas, pero que un día después le otorgaron 30 días más para permanecer con su familia, especialmente después de que autorizó desconectar a su hija que permanecía con muerte cerebral.
Aníbal Romero, abogado de Gámez, dijo que ese período les permitirá buscar la manera de ganar el juicio para que el hondureño pueda quedarse en Estados Unidos.
Gámez, quien tiene 34 años, ya había vivido en Estados Unidos pero regresó a Honduras para encargarse de su hija, después de que pandilleros le quitaran la vida al abuelo, quien en ese entonces la cuidaba junto a su esposa.
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Un año después, la abuela de la menor también falleció y Gámez tomó la decisión de mandar a su hija para Estados Unidos. El hondureño se quedó en la ciudad de El Progreso, donde nació, en caso de que la deportaran.
Después de permanecer varios días en centros de detención, la menor pudo conseguir asilo, mientras esperaba que su padre se reuniera con ella en el país norteamericano.
El compatriota realizó tres intentos, pero siempre era detenido y deportado a Honduras. En la última oportunidad, Heydi, quien tenía 13 años, no soportó más y decidió colgarse de un cable en su habitación.
La menor tenía la esperanza de volverlo a ver, pero las políticas migratorias de Estados Unidos solo le permitieron escucharlo antes de ser desconectada y morir.
Actualmente, el hondureño lucha para no ser deportado ante el temor de las pandillas.